sábado, 25 de febrero de 2017

Al respecto del mezquino debate sobre las Juventudes Socialistas de España

Nadie quiere ni debe querer ocultar el alejamiento de jóvenes y de buena parte del cuerpo electoral del PSOE. Sin duda uno de los grandes retos para los socialistas es volver a concitar la complicidad ciudadana, y eso pasa también por los jóvenes.
En este contexto, no es justo dibujar determinado perfil de las JSE y forzar un falso y mezquino debate sobre la cantera socialista en pos de otros intereses más mundanos (ver DLRE). Lo que yo -y tantos de vosotros- he visto es a jóvenes muy interesados en la política y conscientes de la necesidad de participar en ella para modelar el futuro en el que creen.
Jóvenes muy bien formados, de enorme cultura política y un altísimo nivel de compromiso con el mundo en el que viven, que en muchas ocasiones nos sorprenden por sus sesudos y documentados debates y sus iniciativas, y que nos desvelan a los mayores una realidad de la que somos responsables y que presenta demasiados déficits.
Trepas -ya que ese, y no otro, es el perfil que subyace tras este falso e, insisto, mezquino debate- los hay en todas partes, pero no es precisamente el perfil de las JSE.
Para los que yo conozco y trato, especialmente a los madrileños y mucho más a los de Juventudes Socialistas de Chamberí, deseo que, efectivamente, la organización sea una plataforma de crecimiento político que convierta a muchos de ellos algún día en cargos públicos de responsabilidad, porque tengo la absoluta seguridad de que sabrán gestionarlos de la mejor manera y pensando, sobre todo, en sus semejantes.
Intentemos no ensuciar en nuestras diferencias lo mejorcito que tenemos. ¿Vale?

Descansa, Pablo. Gracias por tu ejemplo

#donamédula


#siemprefuerte

martes, 21 de febrero de 2017

Los retos del PSOE. El legado de Pablo Iglesias

Escrito junto a María Ruipérez. Este texto forma parte del libro El Legado de Pablo Iglesias. desde Chamberí a lo más alto, escrito por J Nico Ferrando y en el que también participan Antonio Miguel Carmona, Mar espinar, Lola Carrión, Macarena Elvira, Martu Garrote y Pedro Reig.


Pocas personas podrán poner en duda que la entrada del PSOE en las instituciones públicas, primero en los ayuntamientos, y después en Las Cortes, supuso un antes y un después para la clase trabajadora española. De ello se habla mucho en este libro, pues en el texto de nuestro querido Nico, y tras la biografía “institucional” del abuelo Pablo Iglesias Posse, subyace  la propia biografía política del Partido Socialista y de la España que vivimos.


La memoria colectiva de las generaciones que vivimos antes, durante y/o después del yugo del fascismo, no tuvieron ninguna duda de qué partido era el más adecuado para pilotar la nave nacional una vez que la Constitución de 1978 instauró, por fin, la Democracia representativa y el derecho de los ciudadanos de elegir en las urnas a sus dirigentes y representantes políticos.

35 años después, hasta quienes han rebautizado despectivamente a nuestra sociedad actual como Régimen del 78, mentirían si, mirando solos unos años atrás, no son conscientes del sustancial cambio vivido por nuestro país, y no reconocen la firma del PSOE en todos los aspectos positivos que lo conforman. Hay quienes tratan de restar valor a lo conseguido. Aseguran que el mérito reside solo en el contexto histórico y la necesidad de España de asumir valores y derechos ausentes durante casi cuarenta años. Aciertan en lo segundo, pero erran en lo primero. Ahora que nuestra aún joven democracia ha superado en edad al negro periodo de la Dictadura, los españoles saben que todas las iniciativas legislativas y decisiones ejecutivas que han supuesto avanzar en nuestros derechos de ciudadanía y en la mejora de nuestra calidad de vida llevan la marca del PSOE. Unas veces en solitario, y, otras muchas en consenso con otras fuerzas que también han sido y son depositarios de la confianza de millones de españoles. De igual manera, no debe existir un solo español capaz de recordar una medida de progreso de quienes se han alternado en el Gobierno con los socialistas. Si acaso, desde la óptica progresista pueda reconocerse al Partido Popular la supresión del servicio militar obligatorio durante el, empero, tenebroso aznarato. Tres décadas y un lustro,  de avances en libertades, derechos y prestaciones claramente identificados con los Gobiernos de Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, y de retrocesos con los de José María Aznar y -con mayor inquina- de Mariano Rajoy.

Aún así, tanto la terrible crisis económica como el propio avanzar de la historia, han generado un estancamiento, un frenazo, en el desarrollo del Estado del Bienestar y la evolución de esas libertades, derechos y prestaciones, que desde el compromiso adquirido por el Partido Socialista Obrero Español al ser fundado por Pablo Iglesias Posse, nunca debe tener fin. Porque el sueño y el objetivo de todo socialista, antes y ahora, son siempre seguir avanzando en pos de una sociedad más justa, más redistributiva, más culta, más reivindicativa y, también, más feliz. Es un frenazo real, que ha sido acusado y respondido  por un movimiento emergente que es real, que pende de una ciudadanía que poco tiene que ver con aquella España sumida en el letargo del franquismo, y que, por ello, expresa su  enfado y reclama de sus dirigentes y representantes admitir errores y trabajar para continuar caminando por sendas de desarrollo.

El PSOE puede asumir, con orgullo, que  toda esa ciudadanía que ha amanecido a la política como consecuencia del ataque a las clases trabajadoras y a los más desfavorecidos, es el producto de la enorme transformación social que han procurado sus políticas. Y con preocupación que, como el propio PSOE, la ciudadanía quiere más. Necesita más. Merece más. Como han demostrado estos 35 años, más viene siempre de la mano del PSOE y así debe seguir siendo.

Es una ciudadanía  que vive con preocupación y sensación de derrumbamiento la crisis del sistema. Como en los primeros años del siglo pasado, el pueblo está preocupado por sus derechos y su calidad de vida. La irrupción del PSOE de Pablo Iglesias Posse en las instituciones supuso llevar esa preocupación ciudadana a los centros de poder e iniciar la transformación y la vertebración de la sociedad. Más de cien años después, se necesita como nunca de aquel espíritu que nunca ha abandonado a las bases socialistas (ni a sus dirigentes, hay que decirlo). En la sempiterna batalla entre las oligarquías y las clases populares, cala con demasiada facilidad la falsa idea de que el PSOE forma parte de las oligarquías. Pero es el propio PSOE el que debe encontrar la vacuna contra ese veneno inoculado por sus adversarios y alimentado, no hay que negarlo, por sus propios errores. Por ello, el gran reto de los socialistas del siglo XXI radica, primero, en deshacer la estrategia de quienes sitúan al partido donde no le corresponde, y, segundo, volver a demostrar, con humildad, determinación y hechos que están equivocados. Los socialistas están llamados a recoger de nuevo el testigo y liderar a la sociedad. A quienes denuncian la institucionalización del PSOE hay que volver  a convencerles de que, precisamente, ese es su objetivo. Tomar con el apoyo y la confianza popular las instituciones  y desde ellas seguir transformando la sociedad.


Lo mejor de la historia moderna de España desde la modesta entrada de Pablo Iglesias Posse como concejal de Chamberí en el Ayuntamiento de Madrid y en el Congreso de los Diputados hasta nuestros días, sin restar valor a los malos momentos, a las decisiones dolorosas -y a las equivocadas, que también las hubo- forma parte del patrimonio social y político del PSOE. El reto, el verdadero compromiso de los hombres y mujeres que forman el Partido Socialista Obrero Español, es que dentro de otros 35 años, las clases trabajadoras y la sociedad en general sigan teniendo en su memoria histórica la misma impresión.  Y poder exhibirla, con orgullo y con más compromiso.


lunes, 20 de febrero de 2017

Un tweet de Martu Garrote, incomprensión lectora y patinazo del 'sancherío'

Anda el sancherío radical en busca de titulares que blanqueen su corta historia, plagada de agresividad, desprecio y revanchismo.Desde el mismo día de septiembre pasado en que se produjo la dimisión de media comisión ejecutiva, las redes sociales han sido un vertedero de insultos, rencor y odio. En ese contexto, y por la virulencia de algunos comentarios de los seguidores del aún secretario general, Martu Garrote escribió el siguiente tweet en septiembre pasado, dos días antes de finalizar el pedrato.
No hace falta ser un lince (o sí) para entender que lo que Martu está planteando es que posicionarse en contra de Pedro Sánchez llevaba (y lleva) aparejado el peligro de ser dilapidado a golpe de insulto y descalificación. Es el mismo caso de este otro tweet que también se puede ver en la red de microblogging, de alguien que se queja de lo mismo, pero en Podemos.
Sin embargo, algunos justicieros de manifiesta incomprensión lectora y alto nivel de mala baba -cuyos perfiles 2.0, por cierto, no son desconocidos para quienes supieron del antaño denominado “comando Luena”- decidieron ayer tirar de tuitoteca e incendiar las redes dándole una nueva, retorcida y absurda lectura -muy cuñada- en la que Martu, en vez de hacer cierta burla de las críticas que recibe, estaría llamando a lapidar a Pedro Sánchez. Cuando te rodeas de acólitos cegados por el mesianismo la palabra es dogma, y al momento prende la mecha de la estupidez más pueril y se canta al unísono una mentira si con ella se cree que se cobrará alguna valiosa presa en las tropas enemigas.

Ante la alucinante polémica que la torticera y -repito- cuñada reinterpretación del gif, Martu lanza otro tweet este lunes en el que manifiesta su sorpresa por los ataques furibundos que está recibiendo desde el día anterior.
Ya solo faltaba que el propio Pedro Sánchez alimentara la falta de comprensión lectora de sus huestes y les diera munición para seguir con el linchamiento público de Martu. O no.
Con perdón, Pedro, una soberana metida de pata. Por un lado, por dar pábulo a una interpretación que tú debes saber que no es cierta, que tonto se supone que no eres, tío. Segundo por tirarte a la piscina con información errónea. Martu Garrote era subdirectora de El Socialista Digital, medio que, por cierto, ya no se edita, pero no lo es ni figura como tal de El Socialista, que es el órgano oficial del PSOE. Así que, Pedro, has pedido a la Gestora intervenir sobre un puesto que, me consta, no existe. Eso sí, tu torpe tweet ha avivado el incendio provocado por los restos del comando Luena con una premisa falsa, pues Martu nunca hizo ningún llamamiento a ninguna violencia. Pero los insultos y el desprecio que ha sufrido gracias a ti sí que llevan una enorme carga de violencia. Todo muy edificante, sin duda. Muy tuyo, Pedro. Las consecuencias, valga el siguiente ejemplo, están a la vista de todos.
Quizás alguien debería plantearte si en vez de andar reclamando disculpas por lo no sucedido, no deberías ofrecerlas tú, Pedro, por el bochornoso alboroto provocado y el ridículo hecho. Otros, lo que deberían plantearse es si a quien no sabe entender un simple tweet se le puede situar al frente de un partido como el PSOE. Piel fina y mandíbula de acero. 

PD.- Y que no falte el humor. 

sábado, 11 de febrero de 2017

Encuentro de ganadores



Abel Caballero es una suerte de decano del municipalismo socialista. Se mantuvo casi diez años apartado de la primera línea política tras perder frente al indomable Manuel Fraga la Xunta de Galicia. Decidió volver desde la docencia universitaria porque Vigo pedía a gritos un alcalde socialista. Supo pactar con el nacionalismo de izquierdas para mantener al PP alejado de la caja pública y Vigo se lo reconoció aumentando su apoyo hasta la mayoría absoluta conseguida en las últimas municipales. La mayoría socialista en el poder municipal lo situó, por méritos propios, al frente de la Federación Española de Municipios y Provincias. Modelo de liderazgo exitoso. Un ganador.


Susana Díaz llegó al liderazgo del PSOE-A y la presidencia de la Junta de Andalucía en una situación de crisis, elevada de urgencia a los altares por la dimisión de José Antonio Griñán. Heredera de un pacto envenenado con Izquierda Unida que hacía aguas y de un PP liderando la oposición con 50 diputados frente a los 47 de los socialistas. Se presentó a un Congreso regional que ganó de calle, se enfrentó a las provocadoras exigencias de IU y convocó elecciones para acabar con la incertidumbre de un gobierno en minoría parlamentaria. Recuperó para el PSOE andaluz la plaza de partido más votado y con más apoyo y mantuvo los 47 escaños. El PP perdió 17 e Izquierda Unida vio penalizado su boicot con 7 diputados menos, quedándose solo con 5. Entraron Podemos con 15 escaños y Ciudadanos con 9. Todos ellos cedidos por PP e IU. Ninguno por el PSOE. Liderazgo exitoso. Una ganadora.

Entre ellos un auditorio compuesto por más de 3.000 alcaldes, concejales  y militantes socialistas que han llevado a sus agrupaciones al gobierno de sus pueblos y ciudades. Líderes en sus territorios, ganadores de elecciones. El músculo electoral del PSOE.

¿De verdad hay que explicar de qué iba el acto celebrado en Madrid?