Publicado en Diario 16 y El Socialista Digital
Comienza una semana decisiva en la que todo el foco, justa o injustamente, estará sobre el PSOE y su líder interino. Ha llegado el
momento de que Pedro Sánchez diga
a los españoles qué planes tiene para el país. Seguir en el "no es
no" sabiendo que ello supone nuevas elecciones, o una abstención
socialista que permita a Mariano Rajoy formar Gobierno. Cualquiera
de las dos decisiones es legítima. Yo, al contrario que la mayoría, pienso que la
convocatoria de nuevas elecciones no debe ser ninguna tragedia, y
que si los partidos con representación parlamentaria no llegan a un acuerdo en
tiempo y forma, se vuelve votar y punto. Considero una aberración democrática
satanizar la llamada a las urnas.
Ahora bien, si finalmente el PSOE va a facilitar un nuevo Gobierno del Partido Popular, lo que procede es dejarse de
zarandajas, respuestas crípticas y alusiones a puertas semiabiertas por muy cerradas
que todos sepamos que están. Lo que hay que poner ya encima de la mesa es en
qué condiciones el PSOE va a permitir gobernar al PP, y qué exigencias
ineludibles va a plantear.
Si al final, Pedro Sánchez,
obligado por las circunstancias -y por Juan Luis Cebrián- va a ceder, debe
poner una serie de condiciones que merezcan el sacrificio de los socialistas. A
saber, revisar las Reforma Laboral impuesta y lograda la pasada Legislatura por
la Patronal, endureciendo las condiciones del despido objetivo, dificultando el
improcedente, y recuperando el valor de la negociación colectiva. Derogación
inmediata de la retrógrada y fascista Ley
Mordaza, en su totalidad y sin necesidad de debate previo. Un gran Pacto
para la Educación, tras dejar en suspenso la nefasta Ley Wert. Y, cómo no, abordar
de una vez una reforma fiscal que obligue a los que más tienen a soportar el
gasto de hacer digna la vida de los que tienen poco o nada. Por supuesto, debe
contemplar más exigencias, como las necesarias condiciones para los
Presupuestos Generales del próximo año y cómo evitar que las imposiciones de
ajustes de la Unión Europea recaigan de nuevo sobre trabajadores, pensionistas
y parados, o sobre el sistema de Protección Social, la Educación y la Sanidad.
Deben ser EXIGENCIAS que permitan
al PSOE actuar para desbloquear la actual situación sin vender sus esencias más
básicas. Si actúa así -y sin esperar a ver qué hacen otros para poder
"compartir las culpas"-, Pedro Sánchez hará su primera demostración
de liderazgo y devolverá al Partido Socialista la capacidad de iniciativa
perdida tras la catarata de nefastos resultados electorales cosechados por su
equipo directivo. Habrá acabado con la inestabilidad gubernamental actual,
defendido y protegido los derechos y libertades de los ciudadanos, devuelto al
Gobierno al control de Las Cortes, que no es poco, y, además, estará en
condiciones de presentar al inminente Congreso del PSOE una cuenta de
resultados de la que actualmente carece para pretender seguir al frente del
socialismo español.