jueves, 23 de marzo de 2017

Lamarque no ha muerto

Fue joven en una familia acomodada. Sin llegar realmente a formar parte del establishment de su época, lo cierto es que su padre fue un hombre cercano al mundo político y empresarial. Ello permitió a nuestro protagonista formarse intelectualmente en centros de gran prestigio, y puede decirse que tuvo una excelente educación.



Mientras completaba sus estudios, tomó contacto, como otros jóvenes de su tiempo, con la febril vida política, al tiempo que iniciaba -también- su desarrollo en la empresa privada. Pasados unos años, se situó al frente del batallón que encabezó el hito de “saquear” un espacio mítico para la historia, en el que, rompiendo el "mármol del altar”, levantó junto a sus compañeros un nuevo monumento inspirado en nuevos valores. En esos años, es el cuarto batallón de Landes. Poco después, él y los suyos quemaron el edificio.

Al restaurarse el ancien regime en el poder, devino destacado opositor a ese retorno, y participó en las fuerzas para frenar a los partidarios del legitimismo, siendo también crítico de la nueva monarquía constitucional, argumentando falta de respeto a los derechos humanos y libertades políticas. Sus puntos de vista reforzaron su simpatía popular. Smuerte fue catalizador para una rebelión propia de la leyenda que forjó al personaje que aún se recuerda en estas fechas.

¿De quién hablamos?


Este texto está inspirado en este tweet de hoy en la red de microblogging.