viernes, 27 de abril de 2012

Urdaci insinúa en Twitter su regreso a TVE y un vídeo en Youtube le responde recordando su negra etapa como director de informativos

Publicado en Diario Progresista


"Ha llegado el momento: los que me quieren desean que vuelva, a la progredumbre que me odia le dolería más que nunca!", escribió el exdirector de informativos de TVE durante la etapa de mayor manipulación informativa del ente público en su cuenta de Twitter. Urdaci, que ostenta el dudoso honor de haber conseguido una condena judicial por manipulación que él mismo tuvo leer en directo en el Telediario, parecía insinuar un posible regreso a Torrespespaña. Ha sido respondido en Youtube.







En el video se recogen las últimas declaraciones de altos cargos de Partido Popular y de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, en las que se ponen en duda la imparcialidad de TVE, y con las que los dirigentes populares han querido crear el clima propicio para dar el golpe que hace unos días asestaron a la televisión pública, por el que se modifica la forma de elección del máximo responsable del ente público aprobada durante el mandato de José Luís Rodríguez Zapatero y que buscaba evitar que el gobierno de turno se hiciera con la línea editorial de la radio y la televisión púbica estatal. La reforma del gobierno socialista hacía necesario el concurso de tres quintos de los parlamentarios para el nombramiento, y tras la reforma aprobada por el gobierno del PP, ahora sólo será necesaria la mayoría absoluta, lo que garantiza al Gobierno popular una dirección de RTVE acorde a sus intereses, lo que, visto el uso de otros gobiernos del PP, anuncia el fin de la pluralidad informativa que ha caracterizado al ente público estatal los últimos años.


El vídeo de Youtube recoge declaraciones de Mª Dolores de Cospedal y Carlos Floriano denunciando la presunta manipulación de los informativos de TVE a favor del PSOE, y continúa con el anuncio de Sáenz de Santamaría sobre el cambio del sistema de mayorías para la elección del presidente de RTVE. Tras estas intervenciones, el vídeo recoge el histórico momento en el que Urdaci se vio obligado a leer en directo la condena que los informativos que él mismo dirigía recibieron por haber falseado las noticias sobre la huelga general que los sindicatos hicieron a José Mª Aznar, que será siempre recordada por haberse referido durante su lectura al sindicato Comisiones Obreras como “ce, ce, o, o”. El vídeo finaliza con el tweet de Urdaci que ha hecho temblar los cimientos del periodismo veraz, independiente y de calidad que caracteriza, al parecer por poco tiempo, a RTVE. 

miércoles, 25 de abril de 2012

Reflexiones a un año del 15-M (y su adanismo)

El próximo día 12, el movimiento 15·M ha llamado a nuevas movilizaciones para conmemorar los hechos, que, hace un año, removieron muchas conciencias, y, muy posiblemente, dejaron demasiado satisfechas a otras. Ante esta nueva convocatoria, recuero, con algunas modificaciones, este artículo publicado en mi columna de Diario Progresista, en octubre de 2011.


Los que ahora tienen 35 años, tenían 20 años cuando Felipe González dejo de ser presidente del Gobierno. Los que tienen 30, 15; los que 25, 10; y los que ahora tienen 20, sólo 5 años. Son horquillas de edad que representan, en su inmensa mayoría, a las personas que integran el movimiento llamado 15·M. Todos ellos anhelan una sociedad distinta, rupturista, más de los ciudadanos. Lo hacen, con toda legitimidad, observando la que a ellos les ha tocado vivir, que es manifiestamente mejorable, como todos sabemos.

Pero es una sociedad a la que, en justicia, hay que mirar con perspectiva y comparándola a cómo era con anterioridad. Los que prácticamente sólo han sido testigos del devenir político en España a partir de ciertas edades, difícilmente podrán hacerlo. He tratado de mantener esta conversación con miembros del 15·M, pero he descubierto en muchos de ellos, con pesar, que a pesar de su manifiesta voluntad ‘asamblearista’, no se sienten cómodos escuchando argumentos que vengan a rebatir su radical visión de la realidad, desde la que parecen sentirse los únicos legitimados para analizarla. Los que aún somos jóvenes menores de 50, aunque  hayamos cruzado la temible frontera de los cuarenta, empero, tenemos la obligación de reivindicar, -especialmente los que somos de izquierdas-  los cambios que sí se han producido en España, la obra de nuestros mayores (y la nuestra, que también lo es). Y no quiero referirme a la Transición, que pudo estar mejor o peor planteada, sino a todo lo que vino después.

Yo recuerdo España cuando se murió Franco. En eso me siento un poco como Carlitos, el protagonista de la serie “Cuéntame” que emitía Televisión Española (hasta que el gobierno radical y neocon de Mariano Rajoy decidió mermar, cobardemente, su audiencia para después justificar los cambios que le permitan hacerse con la línea editorial de la televisión pública estatal, ahora independiente y veraz, y por tanto, peligrosa para los intereses ocultos del PP). Porque recuerdo una infancia en blanco y negro, en la que cuando nos caíamos jugando y nos hacíamos una herida, nos llevaban a unos lúgubres cuartuchos, ubicados en cualquier edificio, que llamaban “casas de socorro”, y en la que era costumbre dar una propina a los enfermeros que te curaban. En la que los que vivíamos lejos de la capital -en Huelva, en mi caso- viajábamos a Madrid haciendo noche en algún hostal de aquellas carreteras comarcales en pésimo estado de conservación, porque tantas horas de viaje se tardaban como para que así fuera necesario. En la que a los ‘malos estudiantes’, a los 13 años les daban aquel “certificado de escolaridad”, que no era otra cosa que un permiso de trabajo para niños a los que el Estado renunciaba a formar, y cuyos progenitores no tenían ningún derecho a defender de semejante tropelía. En la que miles de vocaciones profesionales se truncaban antes siquiera de haberlas iniciado porque los jóvenes sabían que sus familias no podían costear los estudios de sus hijos en las escasas y lejanas universidades del país. En la que millones de personas, sobre todo mujeres, carecían del derecho a una pensión. En fin, un país triste  y gris que ofrecía escasas oportunidades, y sólo a los más privilegiados.
"La fuerza del 15·M, que es una fuerza política esencialmente, debe unirse, abandonando esa cierta pose de pureza que aleja a sus miembros de quienes defendemos lo mismo desde la acción partidaria o sindical,  a la oposición a la derecha reaccionaria que nunca consideró conveniente que la ciudadanía obtenga derechos que no puede costearse."
Tuvo que llegar el PSOE en 1982 para que todo aquello comenzara a cambiar. 14 años después de que Felipe González asumiera la presidencia del Gobierno, nadie podía reconocer a España. La sanidad se convirtió en un derecho universal sin más coste para el ciudadano que el de los impuestos que, directa o indirectamente, todos tributamos; con grandes hospitales y prestaciones sanitarias que pocos recuerdan que, sólo una década antes, no existían en España. La educación se convirtió en obligatoria hasta los 16 años y -aunque no se quiera reconocer por nuestra derecha y sus terminales mediáticas, que, como el Tea Party, son capaces de negar al mismísimo Darwin si ello concurre con sus egoístas intereses- con una evidente mejora de calidad, en profesorado, infraestructuras, medios y recursos. Las universidades y la capacidad de acceder a ellas se multiplicaron hasta hacerla accesible a todos los estudiantes que tengan interés en alcanzar sus grados, y la formación profesional evolucionó como no lo había hecho desde la Segunda República. En esos 14 años se reorganizó y se estableció el actual sistema de pensiones y se garantizó la supervivencia de una Seguridad Social que es hoy el gran pilar de nuestro sistema. Todo ello porque así lo hicieron los sucesivos gobiernos socialistas que contaron con el apoyo de fuertes grupos parlamentarios capaces de neutralizar la permanente negativa de la derecha a abordar esas reformas que venían a favorecer a los ciudadanos, fuera cual fuera su condición o clase social, y no sólo a los más privilegiados. Y lo hicieron en momentos de fuerte inestabilidad financiera provocados por las crisis del petróleo de los primeros años ochenta y teniendo que abordar, además, dramáticas reconversiones industriales que situaran, por fin, a España en el siglo XX a nivel productivo.

Por el contrario, y eso sí que debieran recordarlo muchos de los jóvenes que hoy claman contra los grandes partidos afirmando que todos son iguales, las dos legislaturas de Aznar se caracterizaron por… ¿Por qué? He preguntado muchas veces si alguien es capaz de recordar por su nombre una reforma, una ley o un nuevo derecho adquirido con los gobiernos populares, que no sea la supresión de servicio militar obligatorio. Nunca he obtenido respuesta. Ni una sola vez. Los líderes de la derecha reivindican como éxitos propios ciertos indicadores macroeconómicos que visten mucho, pero que no se reflejaron en una mejora sustancial de la calidad de vida de los españoles, de los salarios o de las pensiones, congeladas por Aznar durante un largo periodo de su mandato. Mucho menos en un aumento del poder adquisitivo de los ciudadanos, sobre todo los de menor renta; todo lo contrario, al haber gestionado de forma irresponsable -pero intencionada- el tránsito de la peseta al euro permitiendo una subida de precios de hasta el 66 % en los productos básicos, por no haber tomado medidas que evitaran la equiparación de la moneda de cien pesetas con la de un euro, sin que ese reflejo se viera en los sueldos de los trabajadores ni en las pensiones. Se arrogan también haber creado muchos puestos de trabajo, pero lo cierto es que llegaron al gobierno con dos millones de parados y con dos millones de parados se fueron, y la mayoría de los contratos que se generaron –que no empleos estables- estuvieron basados exclusivamente en un falso boom inmobiliario y no a nuevos yacimientos de empleo y productividad, invitando a decenas de miles jóvenes a dejar sus estudios para ganar grandes sueldos en la construcción, lo que nos ha llevado a la actual situación de enormes cifras de parados sin cualificación (y millones de viviendas construidas a la espera de comprador).

Tuvo que ser a partir de 2004, con una nueva mayoría socialista, que los españoles volvieran a tener un gobierno y un parlamento que apostara por mejorar los derechos colectivos e individuales, de forma que la riqueza de la nación les revirtiera de alguna forma. La Ley de Dependencia, que ya es asumida como el cuarto pilar de Estado del Bienestar, no hubiese visto la luz con un gobierno del PP; es fácilmente comprobable mirando cómo están haciendo lo posible por boicotearla. La Ley de Igualdad, los matrimonios igualitarios, el aumento de las partidas para becas, la mejora de las pensiones y las mejores cifras de empleo neto jamás registradas en nuestra historia se obtuvieron una vez que José Luis Rodríguez Zapatero hubo llegado a La Moncloa. Y también, si se me permite citarlo, la inclusión en los planes educativos de la asignatura Educación para la Ciudadanía, cuyo objetivo principal, y por eso escuece tanto al PP, es formar ciudadanos, en el más amplio sentido de la palabra, conocedores de su entorno y del sistema en el que conviven para que, terminada su formación, puedan tomar el testigo del mismo y hacer posible las mejoras que hoy reivindican quienes no contaron con esa herramienta del conocimiento, que es, siempre, la mejor herramienta para cualquier empresa que se quiera acometer.

Han bastado con poco más de 100 días de Gobierno de Mariano Rajoy, para que todo lo relatado se ponga en tela de juicio; para que nos traten hacer creer que todos los derechos y mejoras conseguidos por la ciudadanía -con los gobiernos socialistas, y sólo con ellos- no nos pertenecen, y que la mayoría absoluta obtenida con una propuesta electoral que nunca tuvieron intención de cumplir, es suficiente para robarnos, en nombre de una crisis que les pertenece a ellos más que a nadie -y cuya responsabilidad eluden sin rubor alguno- lo que tanto nos ha costado conseguir a tantos. A pesar de ellos, y también para ellos. Y aún así, todavía hay quien osa afirmar que son lo mismo.

No son lo mismo. ¿Cómo van a serlo? El haber sido testigo prácticamente sólo de estos últimos años, protagonizados por esta terrible crisis provocada por los que defienden las mismas políticas económicas que la derecha española, podría llevar a alguien a afirmar que unos y otros son lo mismo. Pero si uno sale a reivindicar un mundo mejor – ¡qué gran alegría que esto ocurra!- está obligado a conocer la historia del sistema que se quiere mejorar. Y, claro, si una enorme parte de ese magma humano y reivindicativo apenas había empezado la educación secundaria cuando los populares llegaron al poder en 1996 y, además, parece poco dispuesta  a reconocer el adanismo que caracteriza su lucha, podría acabar creyendo que sí, que da igual quien gobierne. Pero tras el brutal ataque de la derecha a los pilares básicos de nuestra convivencia en tan sólo tres meses, ya no hay nada que justifique esa errónea percepción, pues podrían volver pasar largos años hasta que los españoles volvamos a tener gobiernos que, con sus aciertos y sus errores, nos brinden mejoras sociales, nuevos derechos y la posibilidad de ir corrigiendo los defectos que, sí, es cierto, este sistema está acusando. 

El 15·M fue y es un soplo de aire fresco muy necesario para la nuestra y para cualquier democracia. El próximo día 12 el movimiento ha llamado a repetir, aunque con un carácter más testimonial y conmemorativo, las escenas -emocionantes y esperanzadoras en sus mejores momentos- del pasado año. Tras lo vivido desde las pasadas elecciones, el movimiento debería de mirar con más objetividad, ahora ya sí, la historia reciente de nuestro país antes de afirmar que no hay diferencias entre unos partidos y otros. La fuerza del 15·M, que es una fuerza política esencialmente, debe unirse, abandonando esa cierta pose de pureza que aleja a sus miembros de quienes defendemos lo mismo desde la acción partidaria o sindical, a la oposición a la derecha reaccionaria que nunca consideró conveniente que la ciudadanía obtenga derechos que no puede costearse.

Si de verdad queremos mejorar el sistema y ponerlo al servicio de todos, demostremos de verdad -con lemas, pero también con hechos- que estamos dispuestos a hacerlo uniendo fuerzas contra un enemigo común que ya no necesita la careta, porque nuestras divisiones les ha dado el poder que nunca hubiesen conseguido de otra forma. Que el aire fresco del 15·M sea una fuerza que nos una para defender lo que debe unirnos y nunca separarnos, porque nos lo quitan. Nos lo están quitando.

sábado, 21 de abril de 2012

Estela de Carlotto, presidenta de las Abuelas de la Plaza de Mayo: "Que los niños robados por el régimen de Franco sepan su propia realidad"

Una maestra y madre de familia, de posiciones relativamente conservadoras, pierde a su hija mayor, embarazada, secuestrada por el régimen militar, que, tras robar a su hijo recién nacido, la asesina. La vida dio un vuelco de 180º grados para Estela de Carlotto, quien desde ese momento dedica todas sus energías en encontrar a su nieto Guido y a otros tantos niños desaparecidos bajo el yugo de la dictadura argentina desde la presidencia de las Abuelas de la Plaza de Mayo. Hace unos días tuve el privilegio de compartir con la propia Estela de Carlotto la proyección en Madrid de "Verdades verdaderas", la película de Nicolás Gil Lavedra que narra, "sin rencor ni golpes bajos", su desgarradora y, sin embargo, esperanzadora historia.


Un enorme honor y placer conocer a Estela de Carlotto
La vida de Carlotto, presidenta de las Abuelas de la Plaza de Mayo, esas mujeres que armadas con un pañuelo blanco a su cabeza y las fotos de sus familiares desaparecidos despertaron la conciencia de millones de personas en todo el mundo contra el régimen de las juntas militares argentinas, es lo que cuenta la película Verdades verdaderas, dirigida por el joven realizador Nicolás Gil Lavedra, que acaba de ser presentada en Madrid, tras recibir el Premio del Público del festival de cine de Lleida, el galardón de bronce del Festival de Omán y otros reconocimientos internacionales. El acto tuvo lugar en el Colegio Mayor Argentino Nuestra Señora de Luján de Madrid, promovido por la Red Argentino Europea por el Derecho a la Identidad y con la presencia del director y de la propia Estela de Carlotto.

Tras el enésimo golpe de estado dado por “los milicos” en Argentina, esta abuela de la Plaza de Mayo, habló por última vez con su hija por teléfono y nunca volvió a saber de ella. Hasta que los responsables del régimen le devolvieron su cadáver con un tiro en el vientre y otro en la nunca, aunque afirmaron que murió en un enfrentamiento armado con las fuerzas de seguridad. Las investigaciones de la familia y una posterior autopsia desvelaría que antes de morir, Laura había dado luz a un niño al que quiso llamar Guido, como su padre, que le fue arrebatado antes de ser eliminada y entregado a alguna familia que las Abuelas de Plaza de Mayo aún intentan descubrir.

Que Nicolás Gil naciera en 1983, año en que cayó la dictadura, ha sido posiblemente su mejor arma para contar una historia nada fácil de relatar sin caer en el revanchismo o la denuncia, sin “golpes bajos”, en palabras de Estela, e hilar el biopic de una mujer víctima de la sinrazón del autoritarismo militar que asoló Sudamérica durante casi todo el siglo XX. La película se abstiene de pretender hacer Justicia, pero su propia simpleza, que trata de contar de forma clara el sufrimiento de una familia, y cómo ese sufrimiento, compartido con tantas otras, acaba generando uno de los movimientos de defensa de las libertades y los Derechos Humanos, buscando reparación y Justicia, en mayúsculas. Son las Abuelas de la Plaza de Mayo, un valiente grupo de mujeres que cada semana desafiaban al gobierno militar recorriendo en círculo y en silencio la mítica plaza para exigir la verdad sobre sus descendientes desaparecidos.

El director de "Verdades Verdaderas", Nicolás Gil Lavedra
Verdades verdaderas fue rodada en las instalaciones de la ESMA, donde sucedieron las más terribles escenas que relata la película, precisamente las que no se ven en ella: los secuestros, los interrogatorios, las torturas, los asesinatos… El propio director, reacio al principio a que su historia se filmara en tan tétrico lugar, considera ahora que aquello también es un acto de Justicia con tantas familias que sufrieron aquellos hechos. 

“Me enamoré de las abuelas, porque me hizo preguntarme cómo gente que habían vivido tal dolor podían inyectar tanto optimismo y alegría para desarrollar su trabajo. Porque son gente que tuvo que reinventarse. Yo pude entender, a través del aporte de cada uno de sus miembros, qué tenía esta familia para lograr salir adelante y convertir en amor su tragedia personal”, me cuenta Gil Lavedra para Diario Progresista. “En los países donde las cosas se esconden se repite”, asegura el director de Verdades verdaderas. “Queremos que los niños nazcan sabiendo que pueden decir lo que piensan sin miedo a que los vayan a desaparecer”. 


Por su parte, Estela de Carlotto, interpretada en la película por una Susú Percoraro que borda el papel de esta abuela de la Plaza de Mayo, aprovechó su estancia en Madrid para reivindicar también esa justicia para los españoles. “Colaboramos con los descendientes de los desaparecidos españoles, una vez que la justicia argentina, tras el bochornoso comportamiento de la española, se decidió a investigar y encausar. Ahí afuera estamos vigilantes para la lucha se haga en el propio país, pero seguiremos trabajando por la justicia porque una vez que hay genocidio la jurisdicción para juzgarla es universal”. Carlotto hizo también una encendida defensa de la Ley de Memoria Histórica española y encontró mucha similitudes entre los casos que ahora se están conociendo en España de niños desaparecidos durante el franquismo y los primeros años de la postdictadura militar.

“Reivindicamos el derecho a derecho a llorar a los muertos y enterrarlos con dignidad, y a que los niños robados por el régimen de Franco sepan su propia realidad y pueden reencontrarse con sus a familias”, afirmó esta luchadora. “Las abuelas y madres de la Plaza de Mayo llevamos una bandera en la lucha por los Derechos Humanos y vamos a ayudarles a enarbolar la suya”, añadió.

Estela de Carlotto participó junto a Nicolás Gil Lavedra, en la mesa redonda posterior a la proyección de la película, en la que también intervinieron Claudia Carlotto, hija de la protagonista y responsable de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad, y Lila Parrondo y Martha Bello de Red Argentino Europea por el Derecho a la Identidad. Estas últimas trabajan incansablemente por conseguir el Premio Nobel de la Paz para las Abuelas y Madres de la Plaza de Mayo, un premio que apoyan una multitud de organizaciones de defensa de los Derechos Humanos y millones de personas en todo el mundo. 

Verdades verdaderas es una película sencilla y cargada de emotividad que pretende dejar testimonio de una historia que, como dice su director, es conveniente no olvidar para que no vuelva a repetirse. Próximamente espera comenzar su recorrido por las salas comerciales españolas. No os la perdáis.

jueves, 12 de abril de 2012

Fernández Díaz pretende encarcelar "cautelarmente" a "una "minoría social que genera alarma social y daña la imagen la de España"

Leves vacaciones (dentro de lo que un parado puede entender al respecto) desde la Huelga General. Un éxito, diga lo que diga este Gobierno que no entiende a la ciudadanía que dice representar. Trataré de volver a coger el ritmo.

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Publicado en Diario Progresista

Cárcel disuasoria. Es lo que pretende aplicar Jorge Fernández Díaz, ministro de Interior, para evitar que se dañe "la imagen de España". La medida se sumaría a la ya anunciada por Diaro Progresista que permitiría aplicar el código penal a quienes convoquen concentraciones por Internet. Sin duda, el Gobierno teme que dentro de unas semanas se repitan imágenes como las vividas el año pasado con las acampadas del 15-M, por lo que la "resistencia pasiva" también será delito.

Fernández Díaz sabe que existen convocatorias a través de las redes sociales que están llamando a repetir el próximo mes los movimientos de protesta generados tras la abrumadora manifestación convocada por Democracia Real Yael 15 de mayo del pasado año, que derivaron en las acampadas que durante más de un mes mantuvieron en jaque a las autoridades en un buen número de ciudades de toda España.

Por este motivo, de forma acelerada, y sin debate previo, pretende que el Gobierno del Partido Popular, que nunca ha sido amigo de las manifestaciones populares que no estuvieran convocadas por la iglesia dirigida por el alemán Joseph Ratziger o movimientos de ultraderecha como Manos Limpias, legisle para poder encarcelar a quiene promuevan este tipo de acciones de protesta ciudadana.

Jorge Fernández Díaz, ha admitido este jueves que la reforma del Código Penal que pretende ampliar la pena de uno a dos años de cárcel para aquellos que convoquen actos violentos a través de medios como Internet, está pensada para poder encarcelar de manera cautelar "a una minoría violenta que genera alarma social y daña la imagen de España".

El ministro ha explicado que "como para pedir medidas cautelares tiene que haber una pena mínima de dos años y actualmente esos delitos están contemplados en el Código Penal con penas de uno a tres años de cárcel, nuestra pretensión es que en lugar de uno a tres años, pase a ser de dos a tres o de dos a cuatro. Si el mínimo es de dos años entonces, atendiendo a cada caso y teniendo en cuenta la multirreincidencia o el grado de violencia, el fiscal puede pedir cárcel como medida cautelar", ha explicado el ministro al ser preguntado por los periodistas.

Según ha dicho, "cada vez hay más grupos antisistema violentos que se están manifestando usando técnicas de guerrilla urbana, produciendo atentados contra las personas y los bienes públicos y privados". A su juicio, "alteran la convivencia pacífica, generan alarma social y están haciendo mucho daño a la imagen de España" y por ello cree que eso, "con incrementar de un año a dos la pena mínima, se podría resolver". "No hay ahora en el ordenamiento jurídico una respuesta a ese fenómeno novedoso", ha zanjado.


SE APLICARÁ "EL SENTIDO COMÚN"

No obstante, el ministro ha ´aclarado´ que "se aplicará el sentido común" y que no será lo mismo "gritar a sangre y fuego en una manifestación que actuar". Habrá que analizar cada caso, ha explicado Fernández Díaz al tiempo que ha precisado que la reforma eximirá a quienes convoquen una concentración sin ánimo violento y luego derive en disturbios o incidentes.

No obstante, ha matizado que "estamos hablando de un proceso que se inicia con la convocatoria por parte de un grupo de personas para organizarse y que esa organización tiene como finalidad la comisión de hechos delictivos" Por eso, la evaluación primera de los hechos estará en manos de la policía, que será quien pueda decidir a quién hay que detener y a quién no, y ya luego "fiscales y jueces", ha zanjado.

El anuncio del ministro del Interior ha causado una gran preocupacuión en movimientos sociales que esperan ansiosos para conocer el contenido real de las medidas anunciadas, ya que se teme que el Gobierno esté preparando una esprial de represíon contra una ciudadanía que ve cómo la protesta y la manifestación van siendo los últimos recursos para luchar contra leyes que se condieren injustas o reformas que están mermando de forma acelerada los derechos de ciudadanía y los derechos sociales que esta ha obtenido desde que se instauró la Democracia en neustro país tras la muerte del dictador Franco.