Mostrando entradas con la etiqueta acoso laboral. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta acoso laboral. Mostrar todas las entradas

miércoles, 14 de marzo de 2018

SantaLucía Seguros me sentó en el banquillo y he sido absuelto

Iba a escribir un post sobre la sentencia en la que hoy he sido absuelto de las acusaciones por injurias y calumnias en las que SantaLucía Seguros me pedía dos penas de dos años de prisión por mis publicaciones al respecto del 'caso Nico Ferrando. Pero la verdad, es que estoy muy cansado ya de este tema, y la sentencia habla por sí sola. Ahí os la dejo.

Mil gracias por los centenares de mensajes que he recibido hoy y sigo recibiendo. Vuestro apoyo y alegría por esta sentencia me emociona. Un abrazo gigante. A todxs.


Acoso homofóbico y despido en SantaLucía Seguros. Envidia y celos: “that’s the question”

viernes, 9 de marzo de 2018

SantaLucía Seguros: "No trabajan mujeres"


“No trabajan mujeres”. Fue uno de los contundentes argumentos de la acusación ejercida por SantaLucía Seguros contra mí en el juicio celebrado ayer en Madrid. El mismo día que reunió millones de mujeres de toda España en una histórica jornada reivindicativa, el representante del gigante de los seguros intentaba convencer a la jueza de que era imposible que ninguna mujer de su agencia de la calle General Ricardos de Madrid hubiese inquirido telefónicamente a los clientes de Nico Ferrando en nombre de la compañía. “Porque allí no trabajan mujeres”. La compañía pretende demostrar que es falso que ex clientes de la aseguradora recibieron en 2014 llamadas de teléfono en las que se les interrogó -“de forma que me resultó muy violenta”, declaró ayer ante la jueza uno de los afectados- sobre si Nico Ferrando había logrado venderles productos de SantaLucía Seguros a cambio de favores sexuales. Para la compañía, el “caso Nico Ferrando” es un montaje organizado por este joven agente de seguros para ocultar prácticas delictivas en su trabajo. Una gran ilusión, creada por el delincuente Ferrando y sus cómplices, con falsos testigos y un periodista, yo, dispuesto a dar cobertura en los medios de comunicación a semejante farsa.

Mantiene Nico Ferrando, por el contrario, y lo explica con detalle en su libro Homofobia Seguros, un mundo sin protección, que las irregularidades que se le imputan, son en realidad prácticas habituales de la compañía, no de sus agentes, y que el único montaje es el expediente disciplinario que derivó en su despido y posteriores querellas criminales por parte de la compañía, creados para echar tierra sobre la discriminación homofóbica que sufrió cuando trabajó para la aseguradora.

En un auténtico alarde de engreimiento, la compañía asegura en una de las 114 páginas que forma el texto de la querella, que no hay más que aplicar al "caso Nico Ferrando" el viejo principio científico y filosófico conocido como "La navaja de Occam", que dice que “en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la más probable”. Para SantaLucía Seguros "la explicación más sencilla" es que Nico Ferrando ha confabulado toda una trama judicial y mediática, con personas -acólitos- dispuestas a cometer perjurio, con libro y con la campaña en las redes  sociales #YoCreoaNicoFerrando. A esta dieron muestras de apoyo destacadas personalidades, como el fallecido Pedro Zerolo, las diputadas y activistas Carla Antonelli y Ángeles Álvarez, y la mismísima presidenta de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FLGTB), Boti García Rodrigo. Boti firmó, además, el prólogo de Homofobia Seguros. Y el libro  lo presentaron en Madrid Esteban Ibarra, presidente de Movimiento contra la Intolerancia, Rubén López, del Observatorio contra la LGTBIfobia, y el otra vez  director de Diario Progresista, Antonio Miguel Carmona. Todos ellos, cabe suponer, seres incautos e inexperimentados en la materia, que creyeron la falsa trama de Nico y pusieron inocentemente su experiencia y prestigio al servicio de un vulgar delicuente. Apelando al monje franciscano, sostiene SantaLucía, empero, que es imposible creer que en el seno de una gran compañía cotizada en bolsa como la suya, se haya podido fabricar un falso expediente disciplinario para despedir a un trabajador. ¿A quién van a creer ustedes, a Nico Ferrando o a Occam?



Otro argumento, en el que puso verdadero empeño el letrado de la aseguradora, es que, en realidad, ni Ferrando ni ninguno de los trabajadores que prestan servicios en su agencia 172, agentes o directivos, son personal laboral de SantaLucía. Por ello, si hubiera lugar a reproche, si se hubiesen producido la persecución, el acoso y la discriminación laboral LGTBIfóbica que denuncia Nico Ferrando, la compañía no tendría ninguna responsabilidad. Es decir, que si en las empresas que trabajan en exclusiva para SantaLucía Seguros se produjeran irregularidades o delitos de odio, el prestigio de la centenaria aseguradora española no tendría por qué verse perjudicado. 

Es algo así como afirmar que es injusto cuestionar el buen nombre de las grandes marcas de ropa o calzado deportivo, que se han visto salpicadas en sonados escándalos de explotación y condiciones laborales de cuasi esclavitud para mujeres y niños que manufacturan sus productos en zonas en vías de desarrollo. Es, por cierto, desolador recordar que en 2018 expresiones como “en vías de desarrollo” -o subdesarrollo- mantienen plena vigencia. 

¿Por qué habría de sufrir el buen nombre de Zara, por citar un ejemplo, si los explotados no dependen de Inditex? ¡Señalen ustedes a los verdaderos explotadores! No a quien goza de la mayor fortuna del mundo. ¡No injurien! No calumnien a la empresa de Don Amancio Ortega, que él ni siquiera conoce a los explotados. Por analogía, si en el seno de una empresa que vende exclusivamente productos de SantaLucía Seguros, y cuyos trabajadores se identifican como agentes de SantaLucía Seguros, se produjeran irregularidades y delitos, decir que esto ha ocurrido en el seno de SantaLucía Seguros constituye nada menos que una injuria y una calumnia. Es más, tal y como ayer solicitó para mí el abogado de SantaLucía Seguros, los artículos sobre el "caso Nico Ferrando" que vengo escribiendo desde el año 2014, y sí, tengo miedo a ser condenado, son acreedores de dos años de prisión por la injuria y otra pena por la calumnia. 

Porque lo que sucedió en la agencia de la calle General Ricardos nada tiene que ver con SantaLucía Seguros, que reclama para sí el papel de víctima en el “caso Nico Ferrando”. Y porque, además, el "caso Nico Ferrado es un montaje". Prueba de ello es que en su agencia 172 de la calle General Ricardos “no trabajan mujeres”. Esperando la sentencia.



Este post está basado en la vista oral del juicio celebrado en el Juzgado de lo Penal de Madrid el jueves 8 de marzo de 2018. La sesión quedó grabada y cierra los autos de la querella criminal interpuesta por SantaLucía Seguros. 

viernes, 2 de junio de 2017

Una empleada de SantaLucía Seguros aseguró que fue humillada y vejada con insultos como “putita” o “zorrita"

El caso de esta trabajadora recuerda al que afecta al también ex agente de SantaLucía Seguros Nico Ferrando, que denunció hace tres años haber sufrido acoso laboral por su condición de gay, y que relató con todo detalle en su libro Homofobia Seguros, un mundo sin protección. Su caso tuvo una gran repercusión mediática, motivo por el que el gigante de los seguros ha interpuesto una querella contra el autor de este blog, para el ya ha sido decretado la próxima apertura de juicio oral. 



SantaLucía Seguros otra vez de actualidad por un –grave- caso de presunto acoso laboral en el seno de sus empresas interpuestas, a las que denomina “agentes exclusivos”. Los agentes exclusivos son empresas que prestan servicio de captación de clientes solo para el gigante de los seguros, pero que al actuar como intermediarios, evitan una relación laboral directa entre la compañía y sus trabajadores en el área comercial. Son las varias las sentencias que han señalado y penado la existencia de los conocidos como “falsos autónomos”, lo que, entre otras cosas, supone un déficit enorme de ingresos para la Seguridad Social, con el consiguiente daño a toda la ciudadanía por parte de una empresa tan importante y reconocida como SantaLucía. Cabe destacar que Accepta Servicios Integrales es una de las empresas que, según la denuncia del colectivo "afectados SantaLucía" en la plataforma Change.org, utiliza la aseguradora para "defraudar a la Seguridad Social, obligando a un buen número de trabajadores a ejercer como falsos autónomos en vez de contratarles directamente". La compañía niega las acusaciones y afirma que "cumple con la legalidad vigente".



Pantallazo de la web corporativa de Accepta Servicios Integrales en la que indica que pertenece  al Grupo SantaLucía

En el seno de una de estas empresas, Accepta Servicios Integrales y según la denuncia que ayer hizo pública el periodista Lorenzo Ramírez en OK Diario, la directora del contact center que se encarga de la atención al cliente del Grupo SantaLucía, Ana Isabel Queipo González, fue denunciada junto con una coordinadora de la misma compañía, Azucena Tapia, por una trabajadora que les acusó de acoso laboral. Según relata Ramírez, se da la circunstancia de que Queipo es la esposa del director general de SantaLucía Seguros, Andrés Romero Peña.

En la denuncia la trabajadora relató que inició su relación laboral con la empresa en octubre de 2008 "con la categoría de teleoperadora para prestar sus servicios para SantaLucía Seguros", cargo que desempeñó durante cinco años, hasta que los servicios sanitarios le dieron la baja médica por un "síndrome ansioso-depresivo" que requirió de "tratamiento psiquiátrico" con "atención psicológica quincenal".

La afectada afirmó que la coordinadora de área encargada de fiscalizar su trabajo "realizaba continuamente humillaciones hacia su persona, con faltas de respeto, trato denigratorio e insultos como PUTITA y ZORRITA", y que puso en conocimiento de estos gravísimos hechos a la directora general de Accepta Servicios Integrales, Ana Isabel Queipo.

La denuncia de la trabajadora, según la información ofrecida por OK Diario, dice textualmente que "cuando en una reunión le mostré a Doña Ana Isabel Queipo una carta explicándole todo lo que me venía sucediendo (...) le facilité una copia, la cual rompió delante de mí. Se limitó a decirme 'esto nunca ha sucedido'. Le insistí en que era cierto y me dijo que no, que lo que nunca había sucedido era la conversación que estábamos teniendo en ese mismo momento. Me dijo que hablaría con ella y me recomendó no molestar más con este asunto, dando por zanjado el tema". Añade que "le pedí que por lo menos me firmara mi copia de la carta para poder demostrar que la había informado de todos mis problemas y situaciones que me había tocado vivir, pero se negó rotundamente, invitándome a salir del despacho y a raíz de ese día las humillaciones no sólo se intensificaron, sino que observé un verdadero deseo de hacerme vivir una atmósfera irrespirable para que me marchara de la empresa".

En su denuncia, la afectada afirmó que le obligaron a trabajar de pie, de cara a la pared, e incluso le instaron a buscar entre la basura de un contenedor higiénico, lleno de compresas y tampones usados, una tarjeta de acceso que se había caído tras un accidente fortuito. "Cada vez que pedía explicaciones o me quejaba a la directora de Recursos Humanos, Petra Peña, siempre obtenía la misma respuesta: si no te gusta ahí tienes la puerta", explicó la teleoperadora en la denuncia, "Es claro y evidente que la empresa no solo me quería fuera, sino también someterme a un acoso moral [mobbing] mediante los hechos expuestos con su reiteración y posterior recrudecimiento con el fin de humillarme y convertirme”.

Por todo ello, la denunciante solicitó ser indemnizada por los daños y perjuicios morales "ante la infracción de los derechos básicos del trabajador, a la dignidad de la persona, a su integridad física y moral y al trato no degradante. Dado que la conducta esgrimida es culpable de intencionada por su reiteración y premeditación por parte de la empresa y las personas físicas demandadas habiendo la empresa permitido y consentido su comportamiento para conmigo".

Según la documentación que OKDIARIO asegura tener en su poder, tras estas acusaciones se produjo un acto de conciliación en el que los representantes legales de la empresa rechazaron aceptar las pretensiones de la trabajadora afectada. Un portavoz oficial de SantaLucía consultado por el digital que dirige Eduardo Inda indica que "en la actualidad, este procedimiento está terminado y archivado judicialmente en mayo de 2017 ya que la demandante reconoció que no existió acoso, ni vulneración de derechos fundamentales y en consecuencia, desistió de la demanda cómo se estableció judicialmente. Por lo tanto, no ha existido tal caso de acoso". 

Sin embargo, otras fuentes aseguran que, en realidad, la demanda se solventó con un sustancioso acuerdo económico que contemplaba la salida de la empresa de la denunciante a cambio de todas sus pretensiones económicas, que las mismas fuentes sitúan por encima de los 100.000 euros. El acuerdo habría incluido también una cláusula de confidencialidad por la que la trabajadora renunciaría a seguir insistiendo en el caso de acoso sufrido, evitando así daños a la imagen de la compañía de seguros. Que hubo acuerdo extrajudicial ha sido confirmado por fuentes internas de la compañía “no oficiales”. 

Lo que llama la atención, es que, conocida la tendencia de la compañía aseguradora a llevar a los tribunales las informaciones que afectan a su imagen corporativa, si la trabajadora hubiese admitido realmente que no hubo acoso, estaríamos ante un caso de denuncia falsa, sin que SantaLucía Seguros ni Accepta Servicios Integrales hayan adoptado medidas judiciales por ello. 

El caso de esta trabajadora recuerda al que afecta al también ex agente de SantaLucía Seguros Nico Ferrando, que denunció hace tres años haber sufrido acoso laboral por su condición de gay, y que relató con todo detalle en su libro Homofobia Seguros, un mundo sin protección. Su caso tuvo una gran repercusión mediática, motivo por el que el gigante de los seguros ha interpuesto una querella contra el autor de este blog, para la que ya ha sido decretado la próxima apertura de juicio oral. 

martes, 26 de julio de 2016

SantaLucía entre asumir la verdad y "matar al mensajero"

Esta mañana se ha celebrado el acto de (no) conciliación entre SantaLucía Seguros y yo mismo, después de el gigante de los seguros haya pretendido, por segunda vez, que me retracte de las informaciones que he venido publicando sobre el caso Nico Ferrando desde el verano de 2014. Como no podía ser de otra forma,  me he negado a retractarme de lo publicado, por lo que cabe esperar que SantaLucía inicie una querella contra mí con el objetivo de desacreditar mis informaciones.

Sin embargo, concurren una serie de circunstancias que la compañía habrá de tener en cuenta. Toda su estrategia se venía basando en que Nicolás Ferrando habría cometido una serie de irregularidades desveladas por una presunta denuncia de un compañero que ha negado en sede judicial haberla realizado y, que por tanto, se ha demostrado falsa. Es más, la causa judicial emprendida por el gigante de los seguros contra Nico ha sido sobreseída, y en el transcurso de la misma ha quedado demostrado que quien cometió las irregularidades fue el propio superior del joven agente despedido tras haber sufrido una situación de acoso homofóbico por parte de dicho superior.

Nico denunció el acoso sufrido por parte de su superior, Manuel Morales Lacal. Dicho acoso ha sido verificado por testigos y clientes de la compañía que lo han testificado por escrito y hasta mediante una denuncia presentada en la Agencia Nacional de Protección de Datos. Por otra parte, ha quedado demostrado que Nico Ferrando no cometió ninguna irregularidad, y que imputarle la presunta comisión de estas no era más que una estrategia para desmontar su propia denuncia de acoso y justificar un despido improcedente. La pregunta que debería hacerse SantaLucía, pues, es la siguiente: ¿Todos mienten menos Manuel Morales?

Puede ser hasta comprensible que, en un principio, la compañía decidiera dar carta de veracidad a la versión de su directivo, pero una vez que ha quedado demostrado en sede judicial que dicha versión era falsa, ¿qué sentido tiene continuar dando mayor credibilidad a quien ya se ha demostrado que ha mentido frente a la catarata de testimonios, testigos y documentos que acreditan que Nico Ferrando tiene razón?

Un ejecutivo responsable pondría remedio a una situación que se alarga ya por más de dos años y que, sin duda, está causando un serio perjuicio a la imagen del gigante de los seguros, al mismo tiempo que se agranda el círculo de apoyos a Nico Ferrando. Recientemente, se han sumado al mismo la organización de defensa de los Derechos Humanos Movimiento contra la Intolerancia, y el Observatorio Madrileño contra la LGTBfobia.


Si yo fuera ese ejecutivo pondría fin a esta rocambolesca historia. Es fácil. Admitiría que me he equivocado, pediría perdón a Nico Ferrando y tomaría medidas disciplinarias contra el verdadero responsable, que nos es otro que quien acosó al joven agente y trató de imputarle unos hechos que, como ha quedado demostrado judicialmente, nunca cometió. Sería lo más razonable. Y no intentar "matar al mensajero".

miércoles, 13 de julio de 2016

Nico Ferrando, el precio de ser visible

Políticos, movimientos sociales contra discriminación y el colectivo LGTBI arropan a Nico Ferrando en la presentación de "Homofobia Seguros. Un mundo sin protección".

Esteban Ibarra, presidente de Movimiento contra la Intolerancia, 
Antonio Miguel Carmona, concejal socialista en el Ayuntamiento
de Madrid, Rubén Lodi, del Observatoria Madrileño
contra la LGTBfobia con Nico Ferrando.

Se presentó ayer en Madrid el libro “Homofobia Seguros. Un Mundo sin Protección”  en el que el autor, Nico Ferrando, cuenta,  a través de un relato novelado, la discriminación y el acoso laboral que sufrió en el seno de la agencia CTAS, agente exclusivo de SantaLucía Seguros.  El caso del joven agente discriminado tuvo una enorme repercusión en medios digitales y especializados del colectivo LGTB, y como consecuencia del mismo hay abiertos varios procesos judiciales.

En un concurrido acto celebrado en el Café Figueroa del madrileño barrio de Chueca, Nico Ferrando estuvo acompañado por destacadas personalidades de la política, los movimientos sociales y el colectivo LGBTI. Entre ellos, el concejal socialista en el Ayuntamiento de Madrid, Antonio Miguel Carmona, el presidente de Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra y el responsable del Observatorio Madrileño contra la LGTBfobia, Rubén López.

El libro ha contado con la colaboración de Boti García Rodrigo, conocida activista por los derechos del colectivo LGTBI, que ha escrito el prólogo. También del abogado José Luis Soldevilla Lamikiz, que representa a Nico Ferrando de forma desinteresada, y del periodista Perico Echevarría, cuyas crónicas en el desaparecido Diario Progresista sacaron la opinión pública este caso de presunto acoso homofóbico en el seno de una gran compañía de seguros.

Esteban Ibarra, presidente del Movimiento contra la Intolerancia, Rubén López, responsable del Observatorio Madrileño contra la LGTBIfobia y Antonio Miguel Carmona, concejal del Ayuntamiento de Madrid, coincidieron en remarcar la valentía del autor de poner sobre la mesa un relato de estas características ya que el principal problema de las víctimas de delitos de odio es el miedo a denunciar y a ser visible. “Nico Ferrando perdió el trabajo pero no la dignidad” afirmó el edil Antonio Miguel Carmona.

Rubén López afirmó que una legislación favorable, como la que tenemos ahora mismo en Madrid, no es suficiente y hay que estar vigilantes porque se han incrementado las agresiones a personas LGTBI y hay que crear mecanismos para que no queden impunes.

La discriminación laboral por homofobia en el ámbito laboral es silenciosa y la mayoría de quienes la padecen no la denuncian por miedo a perder su puesto de trabajo. Las empresas, asimismo, como señaló Esteban Ibarra, tienen protocolos deficientes con respecto a esta materia y, en general, se protege “poco y nada” tanto a las personas LGTBI como a quien presenta cualquier signo diferencial. El reconocido activista también abogó por invertir la carga de la prueba cuando haya indicios de que se está cometiendo un delito de odio en el ámbito laboral, aspecto que requiere una reforma legislativa.