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lunes, 18 de septiembre de 2017

Por qué apoyo a Juan Lobato

Publicado en IrisPress Magazine.

En el momento que Pedro Sánchez decidió fulminar a Tomás Gómez y dinamitar la democracia interna de la que hoy se proclama único paladín, se cumplió la autoprofecía que el propio Gómez lanzó cuando algunos secretarios generales de las federaciones socialistas se conjuraron para frenar el paso al diputado vasco Eduardo Madina. "Te voy a apoyar, pero sé que me vas a matar en cuanto puedas", se cuenta que espetó el cesado ex secretario general. Así se recoge en dos libros de obligada lectura para entender el freno que impide a la izquierda gobernar en este país. Al fondo a la izquierda, del maestro de periodistas Jesús Maraña, y sobre todo, El PSOE en el laberinto, de la redactora de Antena 3, Ainara Guezuraga, un documentado relato sobre Sánchez que leen con deleite sus detractores y que detestan sus acólitos. 

Todos supimos entonces que Pedro Sánchez y César Luena mentían cuando expresaban los motivos que les llevaron a tomar la decisión de cesar a la dirección salida del 12 Congreso Regional, y al candidato elegido en un proceso de las hoy sacrosantas primarias. Gómez no estaba incurso en ninguna investigación; era rotundamente falso que estuviera a punto de ser imputado por ningún delito. Respecto de las expectativas electorales, la otra excusa, el propio Pedro Sánchez reunió en las urnas incluso menos apoyos que los que los sondeos otorgaban al PSOE de Madrid para las autonómicas de 2015. Nunca sabremos si Gómez hubiese obtenido más o menos sufragios que Sánchez. Sánchez impidió que pudiera saberse.

Personalmente, opino que Tomás Gómez es un político como pocos que haya conocido: es honesto, es de izquierdas y defendió un discurso propio para Madrid. También es cierto que como líder del PSM no pudo evitar una nueva mayoría del peor y más corrupto PP, el de Esperanza Aguirre. No logró que el PSOE fuera el partido de referencia para los madrileños, y no puso fin a las sempiternas luchas intestinas del socialismo capitalino, protagonizadas desde hace décadas por las seculares familias heredadas de la vieja FSM. A pesar de todas sus promesas, que siempre creí sinceras, fue incapaz de imponerse a la mesa camilla, cuyos habituales comensales estuvieron para recibirlo con los brazos abiertos, y tenían previsto un cerrajero de guardia para despedirlo.

También sabíamos que el verdadero y único objetivo de Sánchez era despojar al PSOE madrileño de identidad propia, recuperando el carácter de distrito federal, con el que se ha venido ahogando a la federación socialista para que no reconozca más liderazgo que el emanando en la calle Ferraz. Al punto de promover con éxito hasta el cambio de nombre del Partido Socialista de Madrid a un lacónico y franquiciado PSOE-M. La defenestración de Tomás Gómez abrió una herida que permanece sin suturar. 

Ese el motivo por el que no pocos militantes del PSOE de Madrid hemos visto en la candidatura de Eusebio González, auspiciada por el propio Gómez, un intento de volver al 11 de febrero de 2015 y buscar justicia y reparación. Algo que, es cierto, se ha negado a Gómez y su equipo. No hay más que echar un vistazo a los muros y time lines de los más aguerridos tomasistas de ayer, jaboneros de hoy, para ver que, por más mensajes que lance su candidato, el espíritu que les posee se remite a aquella fatídica fecha. Desde los más profundos aprecio, admiración y respeto que siento por Gómez y González, no es lo que quiero para el PSOE de Madrid.

Por su parte, José Manuel Franco es un discreto diputado, casi desconocido para los votantes madrileños, que lleva sentado en la Asamblea de Madrid desde su IV Legislatura. Llegó de la mano de Joaquín Leguina, permaneció con Simancas, con Gómez, y otra vez con Simancas y Ángel Gabilondo. Aunque no es tan célebre como otros de sus insignes guardianes, Franco es un destacado miembro de la mesa camilla, en la que ocupa asiento preferente desde sus primeros tiempos, y desde la que ha participado activamente en todos sus banquetes

Franco representa el perfil bajo que Pedro Sánchez quiere mantener para el socialismo de Madrid. Buena prueba de ello fue su ausencia en el debate celebrado el pasado sábado en la Agrupación Centro de la capital. Franco fue sustituido por Francisco Linde, "Pancho", un hombre del círculo personal más cercano a Pedro Sánchez desde que ambos dirigieron las Juventudes Socialistas de Tetuán. Tal fue el empeño de Pancho en exaltar a su amigo de juventud y renacido secretario general del PSOE, que prácticamente  olvidó que hablaba en nombre de José Manuel Franco para unas primarias a las que Sánchez no concurre.

De alguna forma, lo que la candidatura de Franco ofrece es paz por territorios. Un reparto de puestos en la ejecutiva regional y en las listas electorales pactado  en la mesa camilla, a cambio de deponer cualquier protagonismo que haga sombra a Pedro Sánchez en su "distrito federal". 


Un cambalache que pasa por mantener a Ángel Gabilondo como cartel electoral, un independiente que transciende las siglas del actual PSOE de Madrid. El problema es seguir ignorando que, sin romper el secular statu quo de la mesa camillaparece que, a tenor del último sondeo conocido para Madrid, el respetado y venerado catedrático de Metafísica, no alcanzaría ni de lejos el resultado de 2015. El habitual estudio publicado por El País con motivo del Día de la Comunidad, desvelaba que si se celebraran elecciones, el PSOE quedaría como última fuerza política, por detrás de PP, Podemos y Ciudadanos. Lejos de poder liderar una mayoría alternativa a la de Cristina Cifuentes -que perdería hasta 12 escaños- con los morados de Pablo Iglesias sin que Albert Rivera la bendiga. A todas luces, la ausencia de una identidad propia para el socialismo madrileño sigue siendo el gran lastre del PSOE para ofrecer a Madrid una alternativa al Partido Popular. Y un impedimento para que los madrileños sepan del excelente trabajo que Gabilondo hace cada día por todos ellos.

Sondeo de Metroscopia publicado por El País con motivo del Día de la Comunidad de Madrid

Ante tal desazonador panorama, ha irrumpido en el proceso de primarias el joven alcalde de Soto del Real Juan Lobato. Acompañado de un nutrido grupo de militantes de base y –también- otros cargos públicos que apuestan por renovar, de verdad, el PSOE de Madrid. Lobato y su equipo concurren a estas primarias libres de cargas, sin rencores acumulados y sin tutelas. Sin que nadie de la mesa camilla los haya reivindicado como propios. Hasta ahí todo bien. No es nada realmente novedoso que surjan candidaturas ajenas a las familias. Que se lo pregunten al histórico Enrique del Olmo. 

Lo que sí lo es novedoso, y mucho, es la fuerza con la que Lobato ha entrado en la carrera por la secretaría general del PSOE de Madrid. Sin padrinos, ajeno al aparato, Lobato sorprendió el pasado domingo al registrar los avales necesarios para disputar, de tú a tú, el liderazgo del socialismo capitalino a los candidatos de Sánchez y Tomás Gómez, los que, como se esperaba, también han reunido los avales exigidos por la normativa del 13 Congreso.

Lobato se presenta con un sólido programa, muy completo y detallado en todas las áreas, que sin duda representa fielmente los valores que se suponen a las bases del nuevo PSOE surgido tras el 39 Congreso. Algo que no ha pasado desapercibido para los militantes que sueñan un PSOE que pueda y sepa liderar la izquierda madrileña.

Lobato ha propuesto un PSOE para Madrid. “De izquierdas, renovado, abierto, activo y comprometido con los madrileños"; con una solida implantación territorial. Un modelo de partido que ya ha liderado con éxito en la agrupación de Soto del Real, el municipio del que es el primer alcalde socialista en más de ochenta años, tras imponerse en las urnas al imbatible Partido Popular.

Lobato ha diagnosticado con inusitada certeza el porqué de la situación del PSOE de Madrid. "La unidad es un valor fundamental" dijo el sábado en el debate ante la militancia, "pero unidad no significa juntarnos el 3 % de los que somos cargos públicos y volvernos a repartir esos cargos. Eso no es unidad, ¡eso es pasteleo!", denunció con rotundidad en un discurso fresco y poco habitual entre los candidatos en estas contiendas. Directo a la raíz del problema: la mesa camilla. Lobato concurre a las primarias avalado por cientos de militantes socialistas y con el firme compromiso de acabar de una vez para siempre con la endogamia de las familias

Para ello, Lobato propone que las candidaturas electorales abiertas sean decididas por la militancia en listas abiertas, por voto individual y secreto. Una poderosa herramienta para recuperar las riendas del PSOE en las instituciones y acabar para siempre con la mesa camilla. Si las actas de concejal, los escaños y los puestos en consejos de administración dejan de ser moneda de cambio para dirigir el socialismo madrileño, las familias habrán perdido su propia razón de existir.

Lobato ha garantizado la unidad de acción con la dirección federal de Pedro Sánchez. "¡Por supuesto!", afirma. Nada en el programa del candidato aupado por las bases debería hacer temer al Secretario General que no vaya a ser así. Pero reclama para el PSOE de Madrid una identidad que se la ha venido negando reiteradamente a fuerza de componendas articuladas de espaldas a los militante y a los intereses de los ciudadanos.  Son los propios Estatutos Federales del PSOE los que establecen, como recuerda el joven diputado sotorrealeño, que “la posición política federal es la suma de las posiciones de cada federación". Y eso debe incluir también a la federación de Madrid, para la que Lobato reclama una posición política propia, protagonismo ante los madrileños. "Con seriedad, con responsabilidad y con lealtad. Pero en cumplimiento de los Estatutos y de las resoluciones del 39 Congreso".

En la página web del candidato, Lobato y su equipo desarrollan un detallado programa que fija con precisión las necesidades de Madrid y sus habitantes, así como medidas creíbles que responden a un minucioso trabajo de estudio y reflexión en todas las áreas que afectan al ciudadano. Desde la Educación (con un completo apartado sobre tasas universitarias), la Sanidad o la Dependencia, a políticas de Igualdad o Violencia de Género. Pasando por la protección de menores, políticas de vivienda y urbanismo responsable, participación ciudadana, o la necesaria implantación de medidas para que la Ley de Memoria Histórica sea una realidad también en Madrid.

Con estos mimbres, la militancia del PSOE de Madrid tiene en su mano decidir entre más de lo mismo, mesa camilla y guerra de familias, o la oportunidad de tomar las riendas del socialismo madrileño y apoyar a un candidato con fuerza, programa y equipo. 


Yo he decidido apoyar a Juan Lobato.

viernes, 15 de septiembre de 2017

La paradoja madrileña del "efecto Sánchez"

Publicado en IrisPress Magazine.

El 13 Congreso Ordinario del PSOE de Madrid será el primero tras el breve y convulso periodo extraordinario pilotado por la elegida del viejo Pedro Sánchez tras defenestrar a Tomás Gómez por el artículo 33, y manejar a su antojo las listas electorales de la capital en las dos últimas elecciones generales. 

Con el concurso de Sara Hernández, e ignorando sin disimulo a las bases del PSOE de Madrid, Sánchez encabezó dos elencos a los que los madrileños situaron en cuarto y tercer lugar, respectivamente. Y ello a pesar de haber sacrificado a destacados socialistas regionales para hacerse acompañar en su exitoso encuentro con las urnas por Meritxell Batet, dirigente del PSC, por la ex parlamentaria Irene Lozano, desde cuyo escaño de UPyD se profirieron los más graves insultos al PSOE, la mediática Zaida Cantera, que de su traumático paso por el Ejército español ha sabido hacer un currículo para la política, o la juez Margarita Robles, que a día de hoy sigue negándose a afiliarse para dejar de incumplir los Estatutos del Partido Socialista, que prohíben expresamente la portavocía del Grupo Parlamentario a un no militante. 

Las imposiciones de Sánchez, sancionadas con gusto por Sara Hernández, procuraron al PSOE de Madrid dos, tres, amargos, anatemáticos, sorpassos, al quedar tras el Podemos de Pablo Iglesias y los Ciudadanos de Albert Rivera en diciembre de 2015, y tras los morados en junio de 2016. Rendir el socialismo madrileño a las necesidades de la dirección federal nunca ha sido rentable para el PSOE-M. En el Partido Popular, sin embargo, declarados rivales de la dirección nacional, como Alberto Ruiz Gallardón o Esperanza Aguirre, han barrido durante dos décadas toda posibilidad del PSOE de gobernar Madrid. Una outsider como Manuela Carmena arrebató para Podemos el liderazgo de la izquierda capitalina en una sola convocatoria.

A pesar de los sucesivos batacazos electorales cosechados por el PSOE bajo su liderazgo, el dramático fin de su mandato dio pie a un dizque nuevo Pedro Sánchez, resucitado, que, envuelto en la bandera del "no es no" y autoproclamado "la voz de la militancia", vuelve a ser secretario general del PSOE. Y lo cierto es que su discurso, con independencia de la confianza que inspire a unos y otros (yo, personalmente, me cuento entre "los otros"), ha logrado inocular en las bases socialistas un brío que no se sentía desde la caída en desgracia del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Los afiliados al Partido Socialista parecen haber tomado conciencia de que, en el siglo XXI, liderar la izquierda, gobernar las instituciones, empieza a depender más de revitalizar las agrupaciones locales que de un atractivo cartel electoral.

Volviendo a Madrid, y a causa de los habituales primeros espadas en subirse a su barco, José Manuel Franco, el veterano diputado que Pedro Sánchez quiere ahora para Madrid, encarna para buena parte de la atónita militancia la candidatura de lo más granado del antiguo y fracasado PSM. Simacas y cepedas, y lo que te rondaré morena, pues las mayores "sorpresas" están por venir. Las están peinando. El mismo PSOE de Madrid de antes de la crisis del 1 de Octubre, endogámico, de férreas jerarquías, que mantiene secuestrada la voluntad de las bases del partido. La némesis teórica del movimiento que dio pie al sanchismo.

Los más aguerridos pedritas, susanistas y patxistas, protagonistas de la peor  y más sonrojante campaña que el PSOE haya ofrecido jamás a la opinión pública, convergen hoy en torno al candidato de Sánchez. Madrid tiene sus propios ritmos. El lema "el que se mueva no sale en la foto" sigue haciendo de la sólida e incombustible mesa camilla el muro que separa a las bases del socialismo madrileño de la ciudadanía y de las instituciones.

La explicación de esta aparente paradoja, la insólita comunión de los hasta ayer irreconciliables enemigos políticos, hay que buscarla en la aparición en escena del joven alcalde de Soto del Real, Juan Lobato. A sus 32 años, es también un activo diputado en la Asamblea de Madrid que ha defendido más de 200 iniciativas desde que fue elegido en 2015. Atesora una sólida formación académica, es funcionario de carrera del Ministerio de Hacienda, profesor universitario y, sobre todo, es uno de los pocos socialistas madrileños que preside un ayuntamiento tras encabezar una candidatura ganadora en las elecciones. Otros alcaldes que ostentan ese mérito, por cierto, forman parte de su equipo.


Lobato concurre a estas primarias con un sólido programa, muy completo y detallado en todas las áreas, que sin duda representa fielmente los nuevos valores que se suponen a la militancia del PSOE tras el 39 Congreso. El más destacado, sin lugar a dudas, la firme promesa de acabar de una vez para siempre con la mesa camilla, que todos dicen rechazar, pero a la que estos días se intuye más activa que nunca, con José Manuel Franco a cargo del avivar el brasero. Juan Lobato propone un rompedor modelo de listas abiertas en el que las bases socialistas realmente deciden, en el que ponen y quitan candidatos. Una poderosa herramienta para recuperar las riendas del PSOE en las instituciones. 


Lobato reclama el poder de la militancia como máxima expresión para determinar qué rumbo debe seguir el Partido Socialista. Huye del clásico sistema de componendas entre familias. Aparentemente, esto no es distintivo de su candidatura. La historia del socialismo, y con mayor virulencia desde el tamayazo de 2003 (máxima expresión de los peligros que encierra la histórica endogamia de la vieja FSM) está protagonizada por quienes vienen prometiendo lo mismo desde los años noventa del siglo pasado. Pero no han habido renovaciones desde entonces que se hayan salido de la mesa camilla. Listas abiertas con voto individual y secreto. A efectos prácticos, el único camino capaz de hacer frente a las familias, pues poner las listas en manos de la militancia eliminará de facto el carácter de "moneda de cambio" de concejalías, escaños y consejos de administración.

La rompedora propuesta, además, no viene sola. Gana valor al recordar que la entrada de Juan Lobato en el paseo de la fama del PSOE tuvo lugar durante los previos del 39 Congreso Federal. El joven alcalde y su equipo, sorprendieron gratamente a todos con el muy elaborado documento La España que queremos y el PSOE que necesitamosUn texto construido sobre cuatro pilares estratégicos (economía sostenible del conocimiento, fiscalidad justa y redistributiva, derechos y servicios públicos para el progreso y una democracia ágil y eficaz). Recibido con agrado por los principales medios de comunicación y analistas políticos de este país, que inmediatamente reclamaron la atención de los progresistas al documento de Lobato. Dentro del PSOE, el sanchismo hizo suyas muchas de las aportaciones para el modelo de partido. Entre ellas el sistema de primarias a dos vueltas. También los seguidores de Patxi López, al que Lobato apoyó en el 39 Congreso, y los de Susana Díaz, que reconocieron el enorme valor del texto para el PSOE que la sociedad española está demandando. El PSOE que necesitamos para la España que queremos.

Lobato y su equipo entienden, además, que devolver el poder a las bases socialistas, exige de estas cumplir los compromisos que se dan  por hecho las llevaron a militar en el PSOE. Para el Equipo Lobato, el partido es una herramienta de los trabajadores para toda la sociedad. Describe una militancia comprometida, dispuesta a sumar mayorías dentro y fuera del PSOE para responsabilizarse de lo público, lo de todos. Ser actores protagonistas de la Política. Lobato ya ha puesto en práctica, con éxito, estas cualidades. Concurre a las primarias como el único de los candidatos que ha ganado unas elecciones. Lobato pide para Madrid un PSOE en condiciones de liderar la izquierda y volver a ser, por sí mismo, una alternativa de gobierno. 

Juan Lobato, es imprescindible destacarlo, concurre a estas primarias sin venir contaminado por el reciente y cainita 39 Congreso. O el por el abrupto fin de la era Gomez. Hay heridas que tardarán años en cicatrizar; si alguna vez lo hacen. Lobato apoyó a Patxi López, pero es conocida su buena sintonía con Pedro Sánchez, pues sus proyectos no compiten. En puridad, el de Lobato es el único que, más allá de lugares comunes y dramáticas preguntas, responde a los valores y exigencias que la militancia socialista ha puesto de manifiesto en los últimos meses. Que todos los sondeos de opinión parecen recibir con simpatía, y que Sánchez reclama como propios. También es notorio el buen feeling que comparte con Susana Díaz. La presidenta andaluza no concurre a las primarias de Madrid, pero no ha faltado algún experto en la estrategia de "paz por territorios" que ya exhibido su nombre como aval para José Manuel Franco. Un error de bulto, el susanismo, per se, no está en la guerra de Madrid. Pero la convalecencia del 39 Congreso hará muy difícil que los susanistas apoyen a un candidato de Pedro Sánchez. Tampoco a los que esperan del 13 Congreso un ajuste de cuentas. Y mucho menos si la única beneficiada acaba siendo, una vez más, la sempiterna mesa camilla.

El multitudinario acto celebrado el domingo en un céntrico local de la capital, ha hecho saltar las alarmas en el establishment del PSOE de Madrid. De momento, este parece haber contenido el interés de los medios de comunicación por el joven candidato que está espoleando el socialismo madrileño y llenando cada día sus encuentros con la militancia. Los rumores de pactos y repartos a puerta cerrada, así como la ausencia de un verdadero y novedoso proyecto con respuestas para Madrid, que las preguntas las conocen todos,  están haciendo de Lobato "el candidato de la militancia". 

La paradoja del PSOE de Madrid. Año 2017.

miércoles, 17 de mayo de 2017

Sí es socialismo, Pedro. Yo, con Susana

"Unos desembarcan en Normandía. Otros desfilan en París".
Marcial Vázquez, polítologo y autor del libro Los Cuervos de la Democracia.


Según ha explicado la propia Susana Díaz en la presentación este miércoles del documento con el que pretende enmendar la Ponencia Marco del 39 Congreso, el PSOE que ella quiere dirigir y llevar al Gobierno, contempla que el Estado asuma la responsabilidad de situar a la Juventud española en condiciones de abordar su propio futuro de forma independiente, sin que las diferencias de origen o situación familiar les impida competir en situación de igualdad de oportunidades.  



Un crédito de 24.000 euros que permita a cada joven elaborar su propia agenda vital, sin intereses y sin obligación de restituirlo al Estado, en tanto no alcance la solvencia necesaria para hacerlo sin menoscabar su integración como ciudadano, lo que se garantiza encomendando  a la liquidación de IRPF la amortización del adelanto facilitado por el Estado.

Cada joven podrá decidir, según su propio diseño, si ese dinero lo emplea para afrontar su salto al mercado laboral o al emprendimiento. O si los dedica a la formación académica suplementaria; llámese posgrado, máster… Es un modelo que entiende que en la realidad socioeconómica del siglo XXI, una licenciatura universitaria ha pasado a ser una simple licenciatura, y que superar ese escalón ha quedado fuera de las posibilidades financieras de la familia media española. El crédito podría ser de 6.000 euros al año durante cuatro años, o de 8.000 durante tres ejercicios, o recibirse en su totalidad para abordar proyectos de emprendimiento, que estarían, necesariamente, tutelados por la administración. Los jóvenes, así, se evitarían tener que acudir al sistema financiero privado y ahogarse en las abusivas condiciones y tipo de interés que allí encontrarán. Una nueva responsabilidad para el Estado, con un plan que no afecte al déficit.

En tanto no se produzca la que permanece pendiente desde que los de Mayo del 68 -y, más recientemente el movimiento Occupy, 15M en España- la propuesta de Susana Díaz sí que alberga toda una revolución. Por eso ha ocupado la mayoría de los titulares tras conocerse. No es para menos. Define un modelo de sociedad que va más allá de una mera propuesta electoral. Es integrador, protector e impulsor de nuevos valores ciudadanos y socioeconómicos. Recupera y sana el concepto herido del Estado del Bienestar.

Los de Mayo del 68 triunfaron e hicieron caer al gobierno del General De Gaulle, que acabaría dimitiendo y abandonando el Eliseo solo unos meses después. Como respuesta los franceses erigieron en su lugar -en primera y única vuelta- al ex gerente general de la Banca Rostchild,  Georges Pompidou. Irónicamente este había sido el primer ministro francés, la bestia negra que la revuelta estudiantil creía haber derrocado. Fue, como curiosidad, el único presidente francés que murió en el ejercicio de su dignidad. En España, el ejemplar y necesario movimiento 15M, como los jóvenes indignados de los sesenta liderados por Daniel Cohn-Bendit (Erik, “el rojo”), esa corriente de ilusión y rebeldía que inundó la conciencia y los corazones de tantos españoles, fueron sucedidos en escaso tiempo por dos severos e inapelables triunfos electorales (mayo y noviembre de 2015) de la más rancia y corrupta derecha neocatolicaliberal. A pesar de su noble espontaneidad y originaria buena intención, el pos15M profundizó aún más en la crisis de una socialdemocracia herida de muerte, y engendró el fallido proyecto ciudadano que hoy es Podemos. Y en esa situación nos encontramos hoy. A cuatro días de que el futuro del PSOE se empiece a decidir con el primer paso hasta el 39 Congreso que suponen las primarias del próximo domingo.

El documento de Díaz se enfrenta de tú a tú –aún no he conseguido entender cómo hemos llegado hasta aquí- a la candidatura de Pedro Sánchez, cuyo cambiante programa de hasta seis versiones diferentes en pocas semanas -a fuer no de colocarlos en primera página- está contaminado por esa condición de ciervo herido en la que permanece atrapado. Una suerte de Conde de Montecristo español dispuesto a dilapidar el tesoro del abbé Faria - lo que para él es el PSOE- en culminar con éxito su venganza por la defenestración del 1 de octubre, su personal y tortuoso Castillo de If. Con la imprecisa y vaga promesa a las ilusionadas bases socialistas -Sánchez en estado puro- de que dedicará el resto del capital del viejo monje -si quedare- en "hacer socialismo". 


Sánchez, para lograr su añorado ajuste cuentas, propone a las masas devolver al PSOE al momento de absoluta indefinición y alejamiento del electorado en el que abundó su mandato como secretario general. Al grito de “todos contra el PP” con el que apela al corazón de su -ahora- descubierta e idolatrada militancia, de la que se revela como única voz.  ¿Acaso hay un solo socialista que no desee que el Partido Popular sea algún día, mejor no muy lejano, un mal recuerdo para la Historia de España? En la simpleza del emplazamiento reside el temor de ver a Pedro Sánchez otra vez al frente del PSOE.

Como era tan previsible en el personaje, Sánchez ya ha apelado al voto útil que espera pescar en el caladero de la ría de Bilbao que bordea Portugalete. Engreído de ir a lomos de una "corriente de ilusión" que quiere recuperar “el PSOE de siempre”. Ese que elude definir, pero del que podemos asegurar -sin temor alguno  a equivocarnos- que Pedro ve como a las naciones: “un sentimiento que tiene mucha ciudadanía” -mucha militancia, en este caso- “por razones culturales, históricas o lingüísticas”. O ideológicas, se entiende. Pedro prevé suplir la carencia de más concreción para un proyecto real y definido, abrazando el bolivarismo chungo de lo que ya es el Podemos de Pablo Iglesias, con el que comparte el pueril convencimiento de que España se arreglará sola desahuciando a Mariano Rajoy de La Moncloa.



Por eso no ha tardado en apelar al hígado socialista -que su campaña ha sabido desplazar al cerebro de sus miles de seguidores- y al conocer la idea que más impacto ha causado del documento presentado por Susana Díaz , la ha tachado, apresuradamente, de neoliberal. Un adjetivo lo suficientemente grueso y descalificador en el convulso contexto actual de la izquierda, hábilmente explosionado para evitar que cale la idea de que la propuesta de abrir la caja del Estado para que los jóvenes construyan su vida, forma parte del modelo de país que encierra el proyecto de la presidenta de la Junta de Andalucía. Invirtiendo el viejo lema socialista de “a cada descalificación, una propuesta”, la campaña de Pedro Sánchez cabalga sobre “a cada propuesta, una descalificación”. Tachar de liberal la de Susana Díaz es un golpe bajo, necio y ausente de realidad.

Cuando el Partido Socialista Obrero Español, con Susana Díaz al frente, tome las riendas de La Moncloa, su trabajo será, en primer lugar, administrar los haberes y las deudas del país poniendo al ciudadano como primer beneficiario de los Presupuestos Generales del Estado. No podrá expropiar la banca, ni a los Ortegas ni a los Roig. No podrá renacionalizar servicios esenciales como la electricidad, ni abolir la gasolina y el gasoil como combustibles para los vehículos. No, desde luego, si no ocurre en el mismo instante y con acuerdo suficientemente sólido entre los  Estados de la Unión Europea y más allá.  Es tarea de los partidos hacer mayorías y cambiar el mundo.

El modelo de partido compartido por Susana Díaz tiene en ese aspecto su mayor activo. Un PSOE que sabe que un solo país no cambiará el mundo. Si ocurre, será por la suma de voluntades de los ciudadanos del mundo. Si miramos a Sudamérica, asolada de corrupción, dictaduras y violencia durante todo el siglo XX, la coincidencia del movimiento bolivariano con otros liderazgos de corte más socialdemócrata en países de gran riqueza cuyas élites venían malgastando a costa de hambre y pobreza de la mayoría, ese momento histórico, permitió al internacionalismo que reclama el socialismo la unión de fuerzas para cambiar la historia. Lula, Mujica, Bachelet, Correa, Evo, con sus cosas, Cristina, con las suyas, o el propio Hugo Chávez, son ejemplo de que es posible. Nicolás Maduro, el bolivarismo chungo, es una manzana podrida que ni puede ni debe entrar en ese ilustre listado sin manchar la obra los otros miembros.

En Europa, seamos realistas, no hemos llegado aún a esa mágica y afortunada chamba de coincidir en el tiempo gobiernos tan emparentados ideológica y/o estratégicamente. Podría ocurrir. O no. El trabajo del PSOE que surja del 39 Congreso,  el que propone Susana Díaz, tiene también como cometido crear sinergias con el resto de la socialdemocracia europea y mundial para precipitar tal acontecimiento. Con sapiencia y siendo testigo y actor protagonista de la realidad que comparte con el otro medio mundo que piensa distinto.

El Gobierno con el que el PSOE tiene que liderar España no cambiará el mundo ni la sociedad unilateralmente. Ni puede prometerlo. Pero sí tiene que revitalizar y agrandar las herramientas del Estado y ponerlas al servicio de la ciudadanía, instaurando, desde una sólida mayoría, nuevos y mejores derechos, libertades y prestaciones. Como lo hicieron, con muchas más luces que sombras, Felipe González desde 1982, y José Luis Rodríguez Zapatero desde 2004. Se llama socialismo.

La iniciativa de incorporar a esas herramientas recursos para la emancipación de nuestros jóvenes tiene mucho más de socialismo y revolución que todas las frases, lamentos y extravagantes descripciones plurinacionales, que es lo único que nos ha ofrecido Pedro Sánchez. El taimado y autoderrocado (llamemos a las cosas por su nombre de una p… vez) ha tachado despectivamente de “liberal” la propuesta. Es obvio que ni se ha parado a pensar, y ojalá fuese por eso, lo falso y dañino de su prepotente descalificativo. Con la simpleza de un tweet, la cantera pedrita ha presentado toda una enmienda a la totalidad al proyecto completo de Susana Díaz.


Pero la realidad es que Susana ha presentado un plan de trabajo para un partido dispuesto a tomar las riendas del país. Un PSOE seguro de que su proyecto podrá convencer al electorado, y de que su ejecución permitirá al PSOE liderar el país las legislaturas necesarias para convertirlo en realidad. Socialismo y liderazgo con la entidad suficiente para que un PSOE autónomo conquiste la confianza ciudadana y vuelva a transformar este país en uno mejor.

Ni los seis documentos de Pedro Sánchez, ni la bondad y honestidad de Patxi López tienen ese potencial. El domingo, yo voy a mirar al futuro. Considero que el PSOE tiene un compromiso con la ciudadanía, y los militantes el deber de ayudar en ese empeño. Mi proyecto es el de Susana Díaz.

Susana Díaz llegó al liderazgo del PSOE-A y la presidencia de la Junta de Andalucía en una situación de crisis. Fue elevada de urgencia a los altares por la dimisión de José Antonio Griñán. Heredó un pacto envenenado con Izquierda Unida que hacía aguas y un PP que lideraba la oposición con 50 diputados frente a los 47 de los socialistas. Se presentó a un Congreso Regional que ganó de calle. Se enfrentó a las provocadoras exigencias de IU y convocó elecciones para acabar con la incertidumbre de un gobierno en minoría parlamentaria. Recuperó para el PSOE andaluz la plaza de partido más votado, y mantuvo los 47 escaños. El PP perdió 17 diputados; pasó de primera fuerza a segunda, y se quedó con 33 asientos en Las Cinco Llagas, 14 menos que el PSOE de Andalucía. Izquierda Unida vio penalizado su pulso a Susana Díaz con 7 diputados menos, manteniendo solo con 5. Entraron Podemos con 15 escaños y Ciudadanos con 9. Todos ellos cedidos por PP e IU. Ninguno por el PSOE. Pactó la investidura con Ciudadanos, sí, es cierto. Tanto como que el acuerdo no contempló una sola cesión del programa socialista. Soslayó el excéntrico populismo -sí, populismo- del Podemos de Teresa Rodríguez y Kichi. Ganó por derecho el gobierno y el liderazgo de la izquierda andaluza. Susana lidera Andalucía. Es una ganadora. Y cuando ganan los líderes del PSOE, gana el PSOE y ganan los ciudadanos.





Susana ha demostrado que tiene un diagnóstico claro y certero de dónde está el PSOE, del que dijo cariñosamente que está malito, para no tener que decir que está muy enfermo. Susana tiene un proyecto claro y a largo plazo para convertir al PSOE, más allá de los errores del pasado y la fractura interna que lo ahoga, en el partido de Gobierno que la ciudadanía española está esperando. Y la fortaleza y el instinto necesarios, ya testados, para que así sea.

Voy a votar a Susana. Y os pido el voto para Susana Díaz.

sábado, 13 de mayo de 2017

El equipo de Pedro Sánchez afilió militantes de paja a cambio de puestos de trabajo

Las indagaciones sobre el sospechoso aumento del censo socialista ceutí desvelan prácticas poco ortodoxas de captación de afiliados
Juan Gutiérrez, secretario general del Comité de Empresa de concesionaria municipal de la limpieza municipal en Ceuta, usó su influencia como enlace sindical para aumentar la afiliación del PSOE Ceutí y, de paso, su poder en la Federación extra peninsular del Partido Socialista.

Juan Gutiérrez, Pedro Sánchez y Manuel Hernández practican juntos en Ceuta

Así lo confirman las personas de la agrupación socialista Ceutí que decidieron iniciar una investigación interna (que la dirección regional del sanchista Manuel Hernández rehusó emprender) tras el sorprendente aumento de la afiliación que sucedió al segundo batacazo electoral de Pedro Sánchez. En los tres meses inmediatamente posteriores al 26J, el PSOE ceutí acogió a 90 nuevos afiliados. La cifra sorprendió a la propia militancia de una federación pequeña en la que todos se conocen y en la que las nuevas altas no pasan desapercibidas. De hecho, entre la convocatoria electoral de noviembre de 2011 y el verano de 2015, solo se registraron 29 nuevas altas, frente a las sorprendentes 90 registradas entre el 26 de junio y el 1 de septiembre de 2016. Nuevos socialistas a los que nadie veía ni participaban en las actividades de la agrupación. Esto hizo saltar las alarmas y la sospecha de que se podrían estar produciendo altas de forma legal aunque anómala, ajena a los usos comunes del socialismo ceutí, lo que dio pie a la investigación.

De las averiguaciones realizadas y recogidas en un informe enviado a la dirección federal del PSOE, el fuerte incremento producido en la afiliación correspondería al interés por el control del partido en la última etapa de Pedro Sánchez “por parte de gente externa”. Y en este sentido señalan directamente a TRACE, concesionaria del servicio de limpieza municipal. El Comité de Empresa de la empresa tiene como secretario a Juan Gutiérrez Torres, amigo personal de Pedro Sánchez, con el que se le pudo ver haciendo deporte por las calles de Ceuta en una reciente visita para promocionar su candidatura. También señalan al partido político, Caballas, vinculado con Podemos, cuyo líder está imputado por el Caso Loma Colmenar.

Del casi centenar de nuevas altas producidas, al menos veintisiete de ellas tendrían una vinculación laboral directa con la empresa TRACE, aunque algunas fuentes de la investigación realizada por militantes estiman que la cifra puede ser muy superior, y comprender casi la totalidad de las nuevas afiliaciones. El problema, aseguran, es que al ponerse en contacto con algunas de las personas que aparecen en el censo, la mayoría de estas eluden hablar del partido, negándose a confirmar o desmentir su alta, aunque este medio dispone de los nombres de 27 trabajadores de TRACE que forman parte de los nuevos afiliados.

Juan Gutiérrez dijo que "si entraba [al PSOE] y ciertas cosas… Para meter familia en el paro, etc., echaba una mano”.

Sin embargo, otros trabajadores de TRACE, que prefieren guardar el anonimato, sí que han declarado la forma en que se produjo su afiliación, y han confirmado que estas se hicieron de la mano de un miembro del comité de empresa del sindicato UGT y afiliado al PSOE. Un perfil que apunta directamente al citado Juan Gutiérrez. Es más, aseguran que el sindicalista en cuestión se habría ofrecido a “echar una mano para meter [a trabajar en TRACE] familia en paro” de los nuevos afiliados..

"Yo estoy metido por un sindicalista de UGT"
Así lo confirma uno de ellos en un chat mantenido a través de WhatsApp que forma parte de la documentación sobre este asunto que obra en posesión de IrisPress. Por su interés y carácter clarificador, lo reproducimos íntegramente junto a algunos pantallazos del mismo. La conversión es entre un miembro del Comité Federal del PSOE, que figura como CFPSOE, y un trabajador de la empresa TRACE, que lo hace como TT. Tuvo lugar tras haberse iniciado las indagaciones por el anómalo y sorprendente crecimiento del censo socialista ceutí.

CFPSOE.- No pensaba que pronto te iba a preguntar. Pero tranquilo, que es tarde, y 

además seguro que no sabes nada y tampoco te quiero comprometer.

TT: Yo estoy metido por un sindicalista de UGT de esta empresa.
CFPSOE.- Ah. Eres compi del PSOE también.
TT.- Y él fomento en su tiempo afiliarnos.
CFPSOE.- ¿Si?
TT.- Exacto
CFPSOE: Bueno. El PSOE es un gran partido.
TT.- Todavía tengo en proceso el carnet de afiliación.
CFPSOE:- Siempre es positivo. Siempre que seas socialista y te guste la política de verdad. Porque es para hacer cosas para la gente. ¿Y por qué fomentó la afiliación? Si lo puedes decir. Si no, tranquilo.
TT.- No soy de ninguno. Pero busco la coherencia, sinceridad y dos ojos de frente, y últimamente parece que por fin el PSOE lo hace bien.
CFPSOE.- Sí, eso sí, siempre lo hace bien.
TT.- Ya sabes. No tengo pelos en la lengua Por la influencia. Este sindicalista es del PSOE y en su tiempo dijo que si entraba y ciertas cosas… Para meter familia en el paro, etc., echaba 1 mano. Ya sabes. Ya sabes.
"Para meter familia en el paro echaba una mano"
CFPSOE.- ¿Dijo eso?
TT.- Así tal y como lo lees. Ni más ni menos.
CFPSOE:- El PSOE está para ayudar con políticas, pero no para eso. ¿Yeso dónde lo dijo? ¿Te puedo llamar mañana? Pero no quiero que te comprometas.
TT.- Tienes que entender que este señor si diciendo ciertas cosas consigue pues….
CFPSOE.- ¿Y por eso se han afiliado la gente?
TT.- No te diré apellidos. Pero sí. Una vergüenza atraer así a la gente. Es una probabilidad alta.
CFPSOE: Es jugar con el pan de la gente, sí. Porque los pobres pensarán que es verdad y cuando estás mal te agarras a un clavo ardiendo. ¿Y eso iba de uno en uno diciéndolo? ¿En una asamblea lo dijo?
TT.- Hay ciertas cosas que son evidentes. Él ha fomentado entre trabajadores de TRACE exclusivamente. De uno en uno.
CFPSOE: Claro. Con razón hemos visto mucha gente de TRACE.
TT.- Por este medio. No es tonto, ejem... Si investigaras un poquito creo puedes saber quién es. Si te soy sincero, sin conocerte.
CFPSOE.- Pues menuda forma de actuar. Muchas gracias por atreverte a contar eso. Sin conocerme te has abierto, gracias por confiar.
TT.- Aquí UGT… Si te contara yo… Hay una influencia por parte de UGT…
CFPSOE: Tranquilo, no hace falta que me digas quién es porque lo puedo intuir. ¿Por UGT?
TT.- Exacto.
CFPSOE.- Más o menos puedo relacionar… Sí. ¿Y sigue haciendo campaña? Bueno, espero que tu ficha sea porque crees en el PSOE de verdad.  
TT.- ¡¡¡¡¡No lo dudes!!!!! Es por iniciativa mía. Con lo que pasa actualmente. Y son mis principios.  
CFPSOE: Porque no podemos usar la política como mercado. Cambiar las cosas sí, pero prometer un trabajo o algo por una afiliación, eso no. Pues entonces has ido al mejor partido.
TT.- Por influencia, sí.  
CFPSOE.- Oye!! Gracias por contarme esto. De verdad.
"Tiene mucha gente comprada"
TT.- Hay con perdón de la palabra (una mafia) impresionante entre TRACE y ciertas personas. Ten en cuenta. Me arriesgo y sin conocerte he sido muy franco contigo
CFPSOE.- Te guardo agenda por si te tengo que preguntar algo más o algo, porque lo suyo es buscar una prueba o algo. En su día me dijeron que había un grupo por aquí y no me Io quise creer. Por eso le he preguntado a XXXX y la casualidad es que me lo has confirmado. Y era algo que nadie se atrevía. Mil gracias.
TT.- No es un grupo de WhatsApp ni nada. Él lo hace por WhatsApp de uno en uno, con todos. Somos una plantilla de 370 personas más o menos.
CFPSOE.-. Claro. Y nadie va a querer dar ese mensaje.
TT.- Y verbalmente hace mucho por su interés.
CFPSOE.- Según me estás contando… Ya veo. Ahora me cuadra todo y ese aumento en la afiliación. Y todos de Trace.  
TT.- Hay muchos intereses por parte de esta persona. Siempre gana UGT. Tiene mucha gente comprada. En los mejores puestos… Etc. No mucho más que decirte.
CFPSOE.- Y eso lo que está haciendo con el PSOE. Para tener poder ahora en el PSOE. Pues mil gracias.

Como puede observarse, a lo largo de la conversación el trabajador va desvelando prácticas que él mismo describe como “una mafia impresionante”, y comparte ser uno de los empleados de TRACE que han llegado al censo del PSOE “metido por un sindicalista de UGT”, el mismo al que señalan otros contratados de la empresa.

"Hay una mafia impresionante"
En el chat, el trabajador asegura haberse acercado al partido socialista porque “busco la coherencia, sinceridad y dos ojos de frente, y últimamente parece que por fin el PSOE lo hace bien”. E inmediatamente después relata cómo “este sindicalista es del PSOE, y en su tiempo dijo que si entraba y ciertas cosas… Para meter familia en el paro, etc., echaba 1 mano. Ya sabes. Ya sabes.”. Sorprendido por lo que acaba de leer, el miembro del Comité Federal del PSOE le vuelve a preguntar. “¿Dijo eso?”, a lo que  el trabajador de TRACE responde rotundo: Así tal y como lo lees. Ni más ni menos”.

Más adelante, el miembro del Comité Federal le dice que espera que al menos, la suya sea una afiliación por convicción, y el trabajador responde que “¡¡¡¡¡No lo dudes!!!!! Es por iniciativa mía. Con lo que pasa actualmente. Y son mis principios.”. Inmediatamente descarga su malestar porque “hay, con perdón de la palabra (una mafia) impresionante entre TRACE y ciertas personas”, y manifiesta su temor por colaborar con la investigación abierta en el seno del PSOE ceutí. “Ten en cuenta”, añade, “que me arriesgo y sin conocerte he sido muy franco contigo”.

GUTIERREZ ANUNCIA ACCIONES LEGALES 

Según publicó ayer Ceuta Actualidad, las grabaciones difundidas por Ciudadano Pan han sembrado “el desconcierto en el PSOE. El aludido, asegura, ha anunciado acciones legales. “No voy a entrar en la provocación: sólo diré que todo es falso y que tengo la intención de emprender acciones legales”, confió Gutiérrez al digital ceutí.


Por su parte el secretario general del PSOE de Ceuta, Manuel Hernández (único secretario general de una federación socialista afín a Pedro Sánchez), que había venido ocultando el crecimiento de la afiliación en los preceptivos informes de Gestión al Comité Regional y a la militancia, manifestó irritación, sin cuestionarla, por la información desvelada por Ciudadano Pan. El líder de los socialistas ceutíes exigió que “quien haya denunciado se identifique y lo diga”. Asimismo, Hernández aseguró que “lo que señala ese periódico”, en referencia a los audios de Juan Gutiérrez publicados este viernes, “es totalmente absurdo”, y que el PSOE “tiene cosas más importantes de las que hablar”. Hernández añadió que “denuncias de este carácter deben plantearse en el seno de la organización” y cuestionó “los motivos que han podido llevar a alguien a plantear estas acusaciones a través de un medio de comunicación de la Península”.

Ciudadano Pan, publicó el pasado día 3 de mayo que miembros del PSOE de Ceuta habrían denunciado ante la Comisión Gestora Federal y el Comité Federal un incremento irregular de afiliaciones en la organización del Partido en la ciudad autónoma, así como la ocultación de estas nuevas altas desde que en el PSOE de Ceuta está Manuel Hernández como Secretario General.

sábado, 6 de mayo de 2017

Hay partido; hay reto



 Publicado en Iris Pres Magazine

Admitámoslo. Hay partido. Para sorpresa de quienes pensamos que la mejor estrategia era no entrar al trapo de la beligerante campaña que reclama un  ajuste de cuentas a base de reproches, menosprecio e insidias capaces de poner en duda el propio socialismo de los compañeros del partido, lo cierto es que el carácter marrullero, desafiante y peleón de la campaña de Pedro Sánchez ha resultado ser un éxito. Sorprendente. Descorazonador.

Pero cierto.

Los 53.117 avales que la militancia socialista ha dado al dos veces perdedor de unas elecciones generales, y primer candidato rechazado por la Cámara Baja en una Sesión de Investidura, obliga a reflexionar con seriedad el camino que lleva al decisivo 39 Congreso del Partido Socialista Obrero Español.

El 26 de septiembre de 2016, Pedro Sánchez exigió ante los micrófonos de la Cadena Ser un partido socialista “cuya única voz fuera la de su secretario general”. Exigía para sí la última palabra por haber sido elegido en el proceso un militante un voto. Exigía decidir sin cuestionamientos y sin debate, porque el voto directo, en su forma de entender la democracia de partido, inviste caudillos sin derecho a réplica. Reclamó de quienes discrepaban de su opinión callar las propias, y negó el debate tanto a su Ejecutiva como al Comité Federal, al anunciar un plebiscito sobre su persona al que se denominó congreso exprés. A semejante desafío lo llamó, sin ambages, “debate ideológico”. En esta época de nuevas palabras, alumbró la posdemocracia en el PSOE.

Pedro Sánchez pidió a los miembros de su ejecutiva que transmutaran  de vocales a apóstoles. Y la mitad le dijo que no. Dimitieron. Pedro Sánchez lo llamó  “golpe” y se autoproclamó mártir de una conspiración fáctica de los enemigos del socialismo. Cuando unos día más tarde, el Comité Federal del PSOE, democrática, estatutaria y mayoritariamente también le dijo -a él- que no es no, se vio forzado a dimitir como secretario general del PSOE. Sánchez exhibió -con tan notable como sorpresivo éxito- un impostado victimismo que, en solo unas semanas  obró en él el milagro del renacimiento político en cuyos brazos porta las nuevas tablas de la verdadera izquierda.

¿A Pedro Sánchez lo mataron? ¿O Pedro Sánchez se suicidó? Volver a esta cuestión es el innegable éxito de Pedro Sánchez en el primer asalto de estas Primarias. El 39 Congreso está contaminado de rencor y venganza. Algo más de 53.000 avales así lo avalan, valga la redundancia.

Durante estos largos siete meses, Sánchez y sus acólitos han derramado mares de lágrimas de no es no, porfiando que sin la abstención del PSOE, él sería hoy Presidente del Gobierno. Porque Pedro, el renacido, habría alcanzado un pacto para superar -esta vez sí- una segunda Sesión de Investidura. O porque, en el peor de los casos, sostienen, habría salido airoso y con las llaves de La Moncloa tras un tercer envite electoral.


Este miércoles, Luis Ángel Sanz y Francisco Pascual lograron que el escurridizo Sánchez, huido durante meses de los medios de comunicación y refugiado en el plácido, familiar y administrable entorno 2.0 de Twitter, Facebook y YouTube, respondiera las preguntas claves sobre las que sustenta su beligerante campaña por el trono de hierro socialista.

“¿Qué habría pasado si no hubiese sido derrocado, como dice?”, le preguntan los periodistas de El Mundo. Sánchez, gratia plena, responde sin dudar: “¡Habría habido un Gobierno alternativo!”. “¿Con qué apoyos?”, repreguntan -era de cajón- Sanz y Pascual. Y Pedro Sánchez dice: “¡Con Podemos y Ciudadanos!”

“¿Qué le hace pensar eso?”, tercera pregunta de libro de los entrevistadores. Y Sánchez: “Ciudadanos no quería ir a terceras elecciones”. De dónde saca Pedro Sánchez que Ciudadanos hubiera firmado con Podemos antes de ir a terceras elecciones sigue siendo un misterio, pues solo faltó que Rivera explicara en latín su negativa al entonces aún líder  socialista. Añade: “Pablo Iglesias no podía permitirse votar dos veces en contra de un candidato alternativo a Rajoy”. ¿En qué mundo vive Pedro Sánchez? Iglesias -al contrario de lo que argumenta el primer candidato socialista que pierde estrepitosamente dos elecciones generales, no dimite y encima se pide otra- lo que sí que podía permitirse esta vez era apoyar a Pedro Sánchez en la Sesión de Investidura, a sabiendas de que nacía, indubitadamente, fallida. No había votos de Ciudadanos, y Pedro Sánchez no podía ofrecer el acuerdo fuera de la Constitución que los independentistas catalanes reclamaban para ungirle Presidente.

Rivera, como Iglesias, como Rajoy, como los partidos independentistas y, sobre todo, como los 17 dimisionarios de la Comisión Ejecutiva y la mayoría del Comité Federal que le paró los pies el 1 de Octubre, sabían que una segunda Sesión de Investidura fallida de Pedro Sánchez y, con o sin ella, la convocatoria de terceras elecciones favorecía a todos los partidos del arco parlamentario menos al PSOE. Era una estrategia letal para el PSOE. Seguir aún en este debate denota una preocupante inmadurez en quien lo propone. Pero también en quienes no han/hemos sido capaces de cerrarlo a estas alturas.

En la realidad paralela de Pedro Sánchez y sus sargentos (aún no salgo de mi asombro al ver entre ellos a personas a las que tanto aprecio y admiro), Sánchez insiste ante los periodistas de El Mundo: “En el extremo de que hubiéramos ido a terceras, el PP y el PSOE hubieran salido reforzados. Nosotros hubiéramos tenido más de 100 diputados.” Sánchez está convencido de que presentarse por tercera vez después de haber sido claramente rechazado las dos anteriores por el electorado y las propias Cortes Generales, le habría reforzado en las urnas. Pero su currículo como líder del PSOE era, con confrontación interna o sin ella, exactamente el mismo del 20 de diciembre de 2015, día de su primer fracaso electoral frente a un PP que ya venía corrompido de casa, que sumaba cuatro años seguidos mermando libertades, derechos y prestaciones a los españoles, y cuyo líder, aún habiendo mandado el famoso  y manido "Luis, sé fuerte", obtuvo 2.481.476 votos más que el PSOE de Pedro Sánchez. Haberle plantado cara al establishment socialista y al mismísimo Felipe González, o haber sido valiente y aguerrido de las puertas de Ferraz 70 hacia dentro, no cambiaba su perfil electoral. Estas eran sus credenciales de haberse convocado terceras elecciones. Y con ellas, como confirmó este miércoles a Luis Ángel Sanz y Francisco Pascual, concurre a las inminentes Primarias socialistas.

Los socialistas -ahora que todos se sienten con el derecho a hablar en nombre de todos, yo no voy a ser menos- aman a su partido. Lo hacen porque aman a su país. Y por encima de todo, porque aman a su prójimo. Por ello son socialistas, y por ello militan en el PSOE. Porque buscan y desean lo mejor para todos.

Pedro Sánchez, como este viernes le ha reprochado un sensatísimo Patxi López, exige del 39 Congreso ¿justicia? por lo que le ocurrió el 1 de Octubre, y que, con ella obtenida, le dejen dar una vueltecita más. Y hay miles que apoyan su demanda.

El reto de los socialistas es armar el discurso y la estrategia de un futuro al que el PSOE está llegando ya con retraso, pero que está obligado a construir. Pedro Sánchez vive en una ucronía que le impide entender que ese es el reto. Y eso, para el que esto firma, le incapacita como líder -pasado, presente o futuro- del PSOE. Y de España. No puedo entender su innegable éxito en la recogida de avales.



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