Mostrando entradas con la etiqueta Madrid. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Madrid. Mostrar todas las entradas

lunes, 18 de septiembre de 2017

Por qué apoyo a Juan Lobato

Publicado en IrisPress Magazine.

En el momento que Pedro Sánchez decidió fulminar a Tomás Gómez y dinamitar la democracia interna de la que hoy se proclama único paladín, se cumplió la autoprofecía que el propio Gómez lanzó cuando algunos secretarios generales de las federaciones socialistas se conjuraron para frenar el paso al diputado vasco Eduardo Madina. "Te voy a apoyar, pero sé que me vas a matar en cuanto puedas", se cuenta que espetó el cesado ex secretario general. Así se recoge en dos libros de obligada lectura para entender el freno que impide a la izquierda gobernar en este país. Al fondo a la izquierda, del maestro de periodistas Jesús Maraña, y sobre todo, El PSOE en el laberinto, de la redactora de Antena 3, Ainara Guezuraga, un documentado relato sobre Sánchez que leen con deleite sus detractores y que detestan sus acólitos. 

Todos supimos entonces que Pedro Sánchez y César Luena mentían cuando expresaban los motivos que les llevaron a tomar la decisión de cesar a la dirección salida del 12 Congreso Regional, y al candidato elegido en un proceso de las hoy sacrosantas primarias. Gómez no estaba incurso en ninguna investigación; era rotundamente falso que estuviera a punto de ser imputado por ningún delito. Respecto de las expectativas electorales, la otra excusa, el propio Pedro Sánchez reunió en las urnas incluso menos apoyos que los que los sondeos otorgaban al PSOE de Madrid para las autonómicas de 2015. Nunca sabremos si Gómez hubiese obtenido más o menos sufragios que Sánchez. Sánchez impidió que pudiera saberse.

Personalmente, opino que Tomás Gómez es un político como pocos que haya conocido: es honesto, es de izquierdas y defendió un discurso propio para Madrid. También es cierto que como líder del PSM no pudo evitar una nueva mayoría del peor y más corrupto PP, el de Esperanza Aguirre. No logró que el PSOE fuera el partido de referencia para los madrileños, y no puso fin a las sempiternas luchas intestinas del socialismo capitalino, protagonizadas desde hace décadas por las seculares familias heredadas de la vieja FSM. A pesar de todas sus promesas, que siempre creí sinceras, fue incapaz de imponerse a la mesa camilla, cuyos habituales comensales estuvieron para recibirlo con los brazos abiertos, y tenían previsto un cerrajero de guardia para despedirlo.

También sabíamos que el verdadero y único objetivo de Sánchez era despojar al PSOE madrileño de identidad propia, recuperando el carácter de distrito federal, con el que se ha venido ahogando a la federación socialista para que no reconozca más liderazgo que el emanando en la calle Ferraz. Al punto de promover con éxito hasta el cambio de nombre del Partido Socialista de Madrid a un lacónico y franquiciado PSOE-M. La defenestración de Tomás Gómez abrió una herida que permanece sin suturar. 

Ese el motivo por el que no pocos militantes del PSOE de Madrid hemos visto en la candidatura de Eusebio González, auspiciada por el propio Gómez, un intento de volver al 11 de febrero de 2015 y buscar justicia y reparación. Algo que, es cierto, se ha negado a Gómez y su equipo. No hay más que echar un vistazo a los muros y time lines de los más aguerridos tomasistas de ayer, jaboneros de hoy, para ver que, por más mensajes que lance su candidato, el espíritu que les posee se remite a aquella fatídica fecha. Desde los más profundos aprecio, admiración y respeto que siento por Gómez y González, no es lo que quiero para el PSOE de Madrid.

Por su parte, José Manuel Franco es un discreto diputado, casi desconocido para los votantes madrileños, que lleva sentado en la Asamblea de Madrid desde su IV Legislatura. Llegó de la mano de Joaquín Leguina, permaneció con Simancas, con Gómez, y otra vez con Simancas y Ángel Gabilondo. Aunque no es tan célebre como otros de sus insignes guardianes, Franco es un destacado miembro de la mesa camilla, en la que ocupa asiento preferente desde sus primeros tiempos, y desde la que ha participado activamente en todos sus banquetes

Franco representa el perfil bajo que Pedro Sánchez quiere mantener para el socialismo de Madrid. Buena prueba de ello fue su ausencia en el debate celebrado el pasado sábado en la Agrupación Centro de la capital. Franco fue sustituido por Francisco Linde, "Pancho", un hombre del círculo personal más cercano a Pedro Sánchez desde que ambos dirigieron las Juventudes Socialistas de Tetuán. Tal fue el empeño de Pancho en exaltar a su amigo de juventud y renacido secretario general del PSOE, que prácticamente  olvidó que hablaba en nombre de José Manuel Franco para unas primarias a las que Sánchez no concurre.

De alguna forma, lo que la candidatura de Franco ofrece es paz por territorios. Un reparto de puestos en la ejecutiva regional y en las listas electorales pactado  en la mesa camilla, a cambio de deponer cualquier protagonismo que haga sombra a Pedro Sánchez en su "distrito federal". 


Un cambalache que pasa por mantener a Ángel Gabilondo como cartel electoral, un independiente que transciende las siglas del actual PSOE de Madrid. El problema es seguir ignorando que, sin romper el secular statu quo de la mesa camillaparece que, a tenor del último sondeo conocido para Madrid, el respetado y venerado catedrático de Metafísica, no alcanzaría ni de lejos el resultado de 2015. El habitual estudio publicado por El País con motivo del Día de la Comunidad, desvelaba que si se celebraran elecciones, el PSOE quedaría como última fuerza política, por detrás de PP, Podemos y Ciudadanos. Lejos de poder liderar una mayoría alternativa a la de Cristina Cifuentes -que perdería hasta 12 escaños- con los morados de Pablo Iglesias sin que Albert Rivera la bendiga. A todas luces, la ausencia de una identidad propia para el socialismo madrileño sigue siendo el gran lastre del PSOE para ofrecer a Madrid una alternativa al Partido Popular. Y un impedimento para que los madrileños sepan del excelente trabajo que Gabilondo hace cada día por todos ellos.

Sondeo de Metroscopia publicado por El País con motivo del Día de la Comunidad de Madrid

Ante tal desazonador panorama, ha irrumpido en el proceso de primarias el joven alcalde de Soto del Real Juan Lobato. Acompañado de un nutrido grupo de militantes de base y –también- otros cargos públicos que apuestan por renovar, de verdad, el PSOE de Madrid. Lobato y su equipo concurren a estas primarias libres de cargas, sin rencores acumulados y sin tutelas. Sin que nadie de la mesa camilla los haya reivindicado como propios. Hasta ahí todo bien. No es nada realmente novedoso que surjan candidaturas ajenas a las familias. Que se lo pregunten al histórico Enrique del Olmo. 

Lo que sí lo es novedoso, y mucho, es la fuerza con la que Lobato ha entrado en la carrera por la secretaría general del PSOE de Madrid. Sin padrinos, ajeno al aparato, Lobato sorprendió el pasado domingo al registrar los avales necesarios para disputar, de tú a tú, el liderazgo del socialismo capitalino a los candidatos de Sánchez y Tomás Gómez, los que, como se esperaba, también han reunido los avales exigidos por la normativa del 13 Congreso.

Lobato se presenta con un sólido programa, muy completo y detallado en todas las áreas, que sin duda representa fielmente los valores que se suponen a las bases del nuevo PSOE surgido tras el 39 Congreso. Algo que no ha pasado desapercibido para los militantes que sueñan un PSOE que pueda y sepa liderar la izquierda madrileña.

Lobato ha propuesto un PSOE para Madrid. “De izquierdas, renovado, abierto, activo y comprometido con los madrileños"; con una solida implantación territorial. Un modelo de partido que ya ha liderado con éxito en la agrupación de Soto del Real, el municipio del que es el primer alcalde socialista en más de ochenta años, tras imponerse en las urnas al imbatible Partido Popular.

Lobato ha diagnosticado con inusitada certeza el porqué de la situación del PSOE de Madrid. "La unidad es un valor fundamental" dijo el sábado en el debate ante la militancia, "pero unidad no significa juntarnos el 3 % de los que somos cargos públicos y volvernos a repartir esos cargos. Eso no es unidad, ¡eso es pasteleo!", denunció con rotundidad en un discurso fresco y poco habitual entre los candidatos en estas contiendas. Directo a la raíz del problema: la mesa camilla. Lobato concurre a las primarias avalado por cientos de militantes socialistas y con el firme compromiso de acabar de una vez para siempre con la endogamia de las familias

Para ello, Lobato propone que las candidaturas electorales abiertas sean decididas por la militancia en listas abiertas, por voto individual y secreto. Una poderosa herramienta para recuperar las riendas del PSOE en las instituciones y acabar para siempre con la mesa camilla. Si las actas de concejal, los escaños y los puestos en consejos de administración dejan de ser moneda de cambio para dirigir el socialismo madrileño, las familias habrán perdido su propia razón de existir.

Lobato ha garantizado la unidad de acción con la dirección federal de Pedro Sánchez. "¡Por supuesto!", afirma. Nada en el programa del candidato aupado por las bases debería hacer temer al Secretario General que no vaya a ser así. Pero reclama para el PSOE de Madrid una identidad que se la ha venido negando reiteradamente a fuerza de componendas articuladas de espaldas a los militante y a los intereses de los ciudadanos.  Son los propios Estatutos Federales del PSOE los que establecen, como recuerda el joven diputado sotorrealeño, que “la posición política federal es la suma de las posiciones de cada federación". Y eso debe incluir también a la federación de Madrid, para la que Lobato reclama una posición política propia, protagonismo ante los madrileños. "Con seriedad, con responsabilidad y con lealtad. Pero en cumplimiento de los Estatutos y de las resoluciones del 39 Congreso".

En la página web del candidato, Lobato y su equipo desarrollan un detallado programa que fija con precisión las necesidades de Madrid y sus habitantes, así como medidas creíbles que responden a un minucioso trabajo de estudio y reflexión en todas las áreas que afectan al ciudadano. Desde la Educación (con un completo apartado sobre tasas universitarias), la Sanidad o la Dependencia, a políticas de Igualdad o Violencia de Género. Pasando por la protección de menores, políticas de vivienda y urbanismo responsable, participación ciudadana, o la necesaria implantación de medidas para que la Ley de Memoria Histórica sea una realidad también en Madrid.

Con estos mimbres, la militancia del PSOE de Madrid tiene en su mano decidir entre más de lo mismo, mesa camilla y guerra de familias, o la oportunidad de tomar las riendas del socialismo madrileño y apoyar a un candidato con fuerza, programa y equipo. 


Yo he decidido apoyar a Juan Lobato.

miércoles, 13 de septiembre de 2017

Listas abiertas: el rompedor compromiso de Juan Lobato


En este compromiso del Equipo Lobato reside una de las principales claves para sacar al PSOE de Madrid del pozo de oposición en el que lleva atrapado siete de las diez legislaturas de la Asamblea regional. Y en tantos Ayuntamientos, incluida la capital. Un órdago a la grande equiparable al de Eduardo Madina cuando forzó la elección del secretario general en elecciones primarias, y sacudió las estructuras de un viejo PSOE que pide a gritos más meneos

Los socialistas madrileños asisten desde hace más de dos décadas a un sistema de elaboración de listas electorales tan oscuro, complejo y desconocido, que incluso algún parlamentario ha llegado a saber que sería candidato (o no) minutos antes de cerrarse el plazo; alguno sin siquiera haberse postulado. Una llamada desde la sede -0 desde el olimpo de la vieja FSM- para los elegidos... Un "directo de impacto" en Facebook con robles, lozanos o zaidas para los electores. 

Forges, siempre Forges
De algunos veteranos diputados y concejales, lo único que se viene sabiendo, elección tras elección, es que no está previsto que dejen de serlo. Se les conoce poca obra legislativa. Y si la tienen, el esfuerzo para que los votantes (la militancia, incluso) sepan de ella ha sido poco productivo. De otros, sobre todo si fijamos la atención en las últimas hornadas, su "fuerza" en las agrupaciones de las que son secretarios generales -o aúlicos históricos- tuvo más peso para integrar la lista deseada que su currículo personal, profesional, activista o político. 

Esta metodología goza del mérito de no haber aportado al PSOE de Madrid un presidente socialista en más de veinte años. O un alcalde o alcaldesa para la capital desde hace veintiocho. Pocos madrileños de a pie son hoy mismo capaces, admitámoslo, de citar espontáneamente a más de cuatro de los treinta y siete diputados socialistas de la Asamblea. Gabilondo, Antonelli, Segovia, el propio Lobato... y para de contar. De la implantación e influencia de algunas agrupaciones en sus propios distritos y municipios hablan con implacable claridad los resultados electorales.

La propuesta de Juan Lobato no va a gustar en las oxidadas estructuras del PSOE madrileño, pero incide directamente en esta situación. Sobre todo en un momento en el que arrecia la rumorología sobre armisticios entre familias ("sectores"que diría Cepeda) y las seculares integraciones de paz -pre y post congresuales- de las élites del socialismo capitalino. Se vuelve a proclamar la muerte definitiva de la mesa camilla, pero hace eco el tintineo de actas, escaños y comités como moneda de cambio de previsibles pactos y componendas. En el Ibex 35 del PSOE de Madrid, la militancia es la última en saber en qué se invierte su capital. 




Juan Lobato propone un rompedor modelo de listas abiertas en el que las bases socialistas realmente deciden, en el que ponen y quitan candidatos. Una poderosa herramienta para recuperar las riendas del PSOE en las instituciones. Listas abiertas con voto individual y secreto. La militancia del PSOE ha dado muestra de qué poderosa arma suponen las urnas. Si reconquista el poder de designar a las y los mejores, el centenario partido de los trabajadores habrá dado uno de los muchos pasos de gigante que tanto lleva necesitando para recuperar la confianza de sus votantes. 

Bien por Lobato y su valiente equipo.

sábado, 2 de septiembre de 2017

Liderar el socialismo en Madrid (I)

El Congreso del PSOE-M, antes Partido Socialista de Madrid, tendrá lugar, como el resto, en el contexto de un PSOE emocionalmente dividido, no nos engañemos. Devastado por la feroz e insólita campaña que recuperó para Pedro Sánchez la secretaría general. 

La ruptura buscada, el desprecio al rival, la violencia verbal, fueron terribles y triunfadoras armas electorales para quienes, ignorando la asfixiante debilidad del PSOE tras los últimos resultados electorales , denunciaron un bando "con el culo en pompa hacia la derecha", y proclamaron que el 39 Congreso se luchaba "contra coroneles". Para los que perder una votación democrática en el Comité Federal del partido supone un "golpe de estado"; la democracia representativa ya no lo es. 

Ni una sola vez pidieron mesura a los que llamaban gusana o cortijera a Susana Díaz. Callaron ante los que cuestionaron a García-Page, Lambán o Ximo Puig como buenos presidentes socialistas, insultaron a Javier Fernández, o esparcieron -aún lo hacen- malévolos infundios contra sus propios compañeros. Desde Felipe González al último tuitero. Yo, personalmente, he sido acusado en mis propias redes sociales de ser un "cazasubvenciones", de vivir a costa de dinero público andaluz, obtenido de forma tramposa a cambio de "intoxicar" con mis opiniones políticas. Se han insinuado en mi muro de Facebook "otras adicciones" y "secretos vergonzantes". Se han puesto 'etiquetas' a las cuentas del Alcalde de Huelva y de otros destacados socialistas andaluces, para vocear peregrinas -y graves- acusaciones en Twitter. Al haber creído que mis actividades profesionales pueden estar ligadas a ellos, han querido dañarme laboralmente. Mezquindad en máximo grado. En el modelo de Pedro Sánchez, cabe premiar las gracietas del alcalde que llamó faraona a Susana Díaz y mafiosos a los miembros de la Gestora, decorando con una amplia bandera de la agrupación de Calasparra el cierre de tu propia campaña. Declaración de intenciones.

Óscar Puente, en el cierre de campaña de Pedro Sánchez. Parque de Berlín de Madrid, 20 de mayo de 2017.
En Madrid, los damnificados por esta estrategia, llevamos en la mochila el recuerdo del mismo Pedro Sánchez que decidió abolir los órganos democraticamente elegidos por la militancia socialista. Está de moda reivindicar a las bases. Las de Madrid sabemos bien qué es luchar para que se escuche nuestra voz, unir fuerzas para conseguirlo y, además, conseguirlo. No será fácil olvidar que fue Pedro Sánchez quien decidió silenciar esa voz una vez lograda. Y por ello, me consta que no soy el único, se nos hace bola apoyar a quien viene con el marchamo "candidato de Pedro Sánchez".

Hoy, quienes ayer mismo hacían de la rebeldía bandera, hacen casus belli, probatorio de autoridad, de la ambigua, calzada, frase "perfeccionar el modelo plurinacional del Estado". Como si esas seis imprecisas palabras albergaran la respuesta al grave problema catalán. O las llaves de La Moncloa. Claman por la muy orgánica literalidad de "las resoluciones y estatutos del 39 Congreso", y miran hacia otro lado, por ejemplo, nombrando a la independiente Margarita Robles portavoz del Grupo Parlamentario Socialista. Algo prohibido expresamente por el artículo 74 de los estatutos, que exigen ser militante del partido para ostentar esa dignidad. Nada impide a Robles militar en el PSOE. Nada se lo impidió al añorado, y también juez, Toño Alonso, quien para cumplir la ley, dio de baja su carné de socialista cuando volvió a la judicatura. Es tal la necesidad de mostrar quién ostenta el mando, que se torpedean gobiernos autonómico si están presididos por alguien del "otro bando". La naturaleza del escorpión. Se reclama, en nombre de la libertad y la democracia, reducir al 3 % los avales en los congresos provinciales de Andalucía, pero se impone el 10 % en la convulsa Galicia dirigida aún por una gestora que ejercía nombrada ya por el antiguo Pedro Sánchez. Exigen obediencia ciega y exhiben selecta displicencia ante las propias normas y principios. Ante las bases.  ¿El nuevo PSOE?

Con toda la simpatía y respeto que siento por la extensa trayectoria pública y orgánica de José Manuel Franco, no será mi candidato. Tengo el convencimiento personal de que, con Pedro Sánchez, el PSOE ha entrado en una crisis de identidad de imprevisible resolución, y no me gustaría que las federaciones regionales, que tienen su propia dimensión y compromiso, se vean abocadas a seguir, innecesariamente, el modelo federal en lo que concierne a la política en sus territorios. Es, precisamente, una de las riquezas del modelo federal del PSOE. El análisis y la respuesta a la situación política de cada territorio deben ser propuestos, decididos y ejecutados por las federaciones. A nivel estatal, el partido debe tener un proyecto capaz de unir y liderar todas esas realidades para ser, cuanto antes, la alternativa al Gobierno del corrompido Partido Popular. 

Ahora bien. Tampoco quiero apostar por candidaturas  que pretendan capitalizar un mal entendido sentimiento "contra Pedro Sánchez". Nos guste más o menos, es el legítimo secretario general del partido socialista. Hasta que toque premiárselo o demandárselo, él y su equipo deben ser quienes lideren el partido en este periodo del que, si no hay sobresaltos, rendirán cuentas ante el 40 Congreso. A ellos corresponde mirar y escuchar con atención a las bases socialistas y a los electores, hacer del PSOE la primera fuerza política de este país, y ganar las elecciones generales para gobernarlo. Hablarán las urnas. Candidaturas que se reivindiquen, insinúen o sospechen contra Pedro Sánchez, no serán buenas para el conjunto de los madrileños y madrileñas. Tampoco lo será para el PSOE en una autonomía en la que hay mayores de edad que no han conocido un presidente socialista. Mucho menos lo serán si, además, son susceptibles de venir secretamente retroalimentadas por el malsano virus de la revancha, de la venganza. Acabamos de pasar por una experiencia así. No ha sido edificante. No ha servido para congraciar al partido con la gente. El espectáculo ofrecido ha sido lamentable. No.

Los madrileños merecen un proyecto socialista para Madrid. Algo realmente mejor.


martes, 30 de mayo de 2017

El World Pride 2017 y el “interés público” de los ‘charranes’ del PP

charrán, charrana
            adjetivo/nombre masculino y femenino
 Persona que actúa sin honradez o con maldad.
Voz de origen incierto, quizá préstamo (documentado en el s. XIX) del árabe andalusí šarrál. ‘vendedor de jureles’, porque estos estaban mal considerados y eran obligados a ponerse lejos de otros mercaderes, a causa del olor de sus productos.
"Tienes palabras de santo y partidas de charrán"


Madrid acoge este año la celebración mundial del Orgullo LGTBI. La capital de España ha sido elegida como sede del evento cuando se cumplen 40 años de la primera manifestación del colectivo en este país, y tras haber demostrado en los últimos que la reivindicación del Orgullo es uno de los símbolos por los que se identifica a España en el resto del mundo. Y, posiblemente, la fiesta (reivindicar en Libertad es siempre motivo de celebración) que más ingresos genera a la capital cada año.


Una celebración que no deja indiferente a nadie allí donde se celebra y, para este año, que Madrid será mundial LGTBI con el World Pride, el Ayuntamiento prevé la llegada de más de dos millones de turistas


Pero RTVE, el ente público de todos los españoles ha asegurado que, a día de hoy, “no hay constancia” de que se vaya a hacer ningún tipo de programación especial sobre tan importante acontecimiento, que volverá poner los ojos del mundo sobre la Villa y Corte. Además, declara que "no sería rentable, económicamente hablando, por el alto coste de su producción", según recoge este lunes La información.

El motivo, afirman, mienten, “no es ideológico”, sino que consideran que no tiene interés de servicio público para el resto de España, más allá de Madrid, según señalan desde TVE. Una afirmación producto de la ignorancia y/o mala fe que caracteriza a la derecha nacional en estos temas.


No hay que ir muy atrás en el tiempo, para recordar la desafortunada intervención en la Asamblea de Madrid del actual presidente del Ente, Jose Antonio Sánchez, cuando siendo máximo responsable de TeleMadrid se dirigió a la diputada Carla Antonelli, primera mujer transexual que ocupa un escaño parlamentario en nuestro país, en género masculino. Las palabras de Sánchez son una demostración palpable del enorme desprecio que siente respecto del colectivo LGTBI.


Los profesionales de RTVE han mostrado su disconformidad con esta postura. Comparten que la televisión pública está para “fomentar valores y debería apostar por la transversalidad”. Y entienden que el World Pride es un evento mundial, “algo mucho más importante que una manifestación que acaba en una cabalgata”. Por ello consideran que “lo lógico” sería, no solo emitir  el World Pride en directo, “sino que estuviéramos emitiendo películas y documentales o haciendo debates desde días antes".

Pero la cúpula popular que ocupa la televisión pública argumenta, además, que "no sería rentable económicamente hablando por el alto coste de su producción". Todos sabemos cómo entienden las retransmisiones los charranes de Génova 13. Cabe recordar que, en el caso de la visita del anterior Jefe del Estado Vaticano, Joseph Aloisius Ratzinger,  el fiscal pide prisión para el ex presidente de las Cortes ValencianasJuan Cotino por “impulsar activamente” y “gestionar de facto” la adjudicación irregular del contrato de las pantallas gigantes y la megafonía para el Encuentro Mundial de las Familias, presidido por el líder católico en Valencia en 2006. 

Para refrescar la memoria, el contrato realizado por la Radio Televisión Valenciana se infló hasta los 7,4 millones de euros, una cifra “desorbitada” para la fiscalía. De esta cantidad, 3,38 millones se habrían destinado a comisiones ilegales para el director del ente público valenciano y para la cúpula de la trama Gürtel de corrupción. Cotino, ese militante ejemplar del PP, está siendo también investigado porque pudo lucrarse hasta con el almacenamiento de letrinas en una finca de su propiedad durante el denominado V Encuentro Mundial de las Familias.

La relajación, abandono, del Gobierno del PP en las políticas de Diversidad e Igualdad, y sobre todo, el silencio cómplice ante la alarmante comisión de agresiones a personas LGTBI (más de 200 el pasado año sólo en Madrid capital) demuestra el aborrecimiento absoluto de los charranes a una considerable parte de la población española que acusa graves síntomas de desprotección por parte de la administraciones.

Que Madrid, España, sea sede del World Pride debería ser motivo de orgullo para todos. Que la dirección de la televisión pública estatal manifieste tal desprecio al acontecimiento más importante que tendrá lugar este año en suelo español, solo puede ser, como apuntaba más arriba, resultado de ignorancia o mala fe. Y apuesto que hay más de lo segundo, sin menoscabo de que lo primero también es una triste realidad.

----------------------


NOTA.- Al menos, desde la cadena autonómica madrileña, en pleno proceso de reestructuración, aseguran que "es una cuestión obligatoria que si Madrid acoge el evento más importante del mundo sobre el colectivo LGTB, la televisión pública esté presente". Telemadrid cederá imágenes a cadenas internacionales y no está descartado que la manifestación pueda seguirse en directo a nivel nacional a través de alguna televisión privada que llegue a un acuerdo, “aunque por el momento no hay nada cerrado”.

martes, 21 de febrero de 2017

Los retos del PSOE. El legado de Pablo Iglesias

Escrito junto a María Ruipérez. Este texto forma parte del libro El Legado de Pablo Iglesias. desde Chamberí a lo más alto, escrito por J Nico Ferrando y en el que también participan Antonio Miguel Carmona, Mar espinar, Lola Carrión, Macarena Elvira, Martu Garrote y Pedro Reig.


Pocas personas podrán poner en duda que la entrada del PSOE en las instituciones públicas, primero en los ayuntamientos, y después en Las Cortes, supuso un antes y un después para la clase trabajadora española. De ello se habla mucho en este libro, pues en el texto de nuestro querido Nico, y tras la biografía “institucional” del abuelo Pablo Iglesias Posse, subyace  la propia biografía política del Partido Socialista y de la España que vivimos.


La memoria colectiva de las generaciones que vivimos antes, durante y/o después del yugo del fascismo, no tuvieron ninguna duda de qué partido era el más adecuado para pilotar la nave nacional una vez que la Constitución de 1978 instauró, por fin, la Democracia representativa y el derecho de los ciudadanos de elegir en las urnas a sus dirigentes y representantes políticos.

35 años después, hasta quienes han rebautizado despectivamente a nuestra sociedad actual como Régimen del 78, mentirían si, mirando solos unos años atrás, no son conscientes del sustancial cambio vivido por nuestro país, y no reconocen la firma del PSOE en todos los aspectos positivos que lo conforman. Hay quienes tratan de restar valor a lo conseguido. Aseguran que el mérito reside solo en el contexto histórico y la necesidad de España de asumir valores y derechos ausentes durante casi cuarenta años. Aciertan en lo segundo, pero erran en lo primero. Ahora que nuestra aún joven democracia ha superado en edad al negro periodo de la Dictadura, los españoles saben que todas las iniciativas legislativas y decisiones ejecutivas que han supuesto avanzar en nuestros derechos de ciudadanía y en la mejora de nuestra calidad de vida llevan la marca del PSOE. Unas veces en solitario, y, otras muchas en consenso con otras fuerzas que también han sido y son depositarios de la confianza de millones de españoles. De igual manera, no debe existir un solo español capaz de recordar una medida de progreso de quienes se han alternado en el Gobierno con los socialistas. Si acaso, desde la óptica progresista pueda reconocerse al Partido Popular la supresión del servicio militar obligatorio durante el, empero, tenebroso aznarato. Tres décadas y un lustro,  de avances en libertades, derechos y prestaciones claramente identificados con los Gobiernos de Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, y de retrocesos con los de José María Aznar y -con mayor inquina- de Mariano Rajoy.

Aún así, tanto la terrible crisis económica como el propio avanzar de la historia, han generado un estancamiento, un frenazo, en el desarrollo del Estado del Bienestar y la evolución de esas libertades, derechos y prestaciones, que desde el compromiso adquirido por el Partido Socialista Obrero Español al ser fundado por Pablo Iglesias Posse, nunca debe tener fin. Porque el sueño y el objetivo de todo socialista, antes y ahora, son siempre seguir avanzando en pos de una sociedad más justa, más redistributiva, más culta, más reivindicativa y, también, más feliz. Es un frenazo real, que ha sido acusado y respondido  por un movimiento emergente que es real, que pende de una ciudadanía que poco tiene que ver con aquella España sumida en el letargo del franquismo, y que, por ello, expresa su  enfado y reclama de sus dirigentes y representantes admitir errores y trabajar para continuar caminando por sendas de desarrollo.

El PSOE puede asumir, con orgullo, que  toda esa ciudadanía que ha amanecido a la política como consecuencia del ataque a las clases trabajadoras y a los más desfavorecidos, es el producto de la enorme transformación social que han procurado sus políticas. Y con preocupación que, como el propio PSOE, la ciudadanía quiere más. Necesita más. Merece más. Como han demostrado estos 35 años, más viene siempre de la mano del PSOE y así debe seguir siendo.

Es una ciudadanía  que vive con preocupación y sensación de derrumbamiento la crisis del sistema. Como en los primeros años del siglo pasado, el pueblo está preocupado por sus derechos y su calidad de vida. La irrupción del PSOE de Pablo Iglesias Posse en las instituciones supuso llevar esa preocupación ciudadana a los centros de poder e iniciar la transformación y la vertebración de la sociedad. Más de cien años después, se necesita como nunca de aquel espíritu que nunca ha abandonado a las bases socialistas (ni a sus dirigentes, hay que decirlo). En la sempiterna batalla entre las oligarquías y las clases populares, cala con demasiada facilidad la falsa idea de que el PSOE forma parte de las oligarquías. Pero es el propio PSOE el que debe encontrar la vacuna contra ese veneno inoculado por sus adversarios y alimentado, no hay que negarlo, por sus propios errores. Por ello, el gran reto de los socialistas del siglo XXI radica, primero, en deshacer la estrategia de quienes sitúan al partido donde no le corresponde, y, segundo, volver a demostrar, con humildad, determinación y hechos que están equivocados. Los socialistas están llamados a recoger de nuevo el testigo y liderar a la sociedad. A quienes denuncian la institucionalización del PSOE hay que volver  a convencerles de que, precisamente, ese es su objetivo. Tomar con el apoyo y la confianza popular las instituciones  y desde ellas seguir transformando la sociedad.


Lo mejor de la historia moderna de España desde la modesta entrada de Pablo Iglesias Posse como concejal de Chamberí en el Ayuntamiento de Madrid y en el Congreso de los Diputados hasta nuestros días, sin restar valor a los malos momentos, a las decisiones dolorosas -y a las equivocadas, que también las hubo- forma parte del patrimonio social y político del PSOE. El reto, el verdadero compromiso de los hombres y mujeres que forman el Partido Socialista Obrero Español, es que dentro de otros 35 años, las clases trabajadoras y la sociedad en general sigan teniendo en su memoria histórica la misma impresión.  Y poder exhibirla, con orgullo y con más compromiso.


jueves, 19 de noviembre de 2015

La estrategia “preventiva” de Sara Hernández para el Ayuntamiento de Madrid

Hace poco más de cien días que la ejecutiva regional del extinto Partido Socialista de Madrid, rebautizado como PSOE-M, decidió cesar a Antonio Miguel Carmona como portavoz del Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento de Madrid con un sencillo y dizque indiscutible argumento defendido por las más altas instancias federales del partido: la nueva dirección regional del partido debía contar a su vez con una dirección en el grupo municipal acorde y de su entera confianza.

Sin embargo, Sara Hernández sugiere ahora, a las puertas del Congreso Ordinario que deberá celebrarse en pocas semanas, la posibilidad de una entrada de los concejales socialistas en el equipo de gobierno de Manuela Carmena. Contradice Sara Hernández sus propios argumentos en lo que bien puede parecer una “estrategia preventiva” para dejar atado un equipo de gobierno en el Ayuntamiento afín a la actual y efímera dirección del PSOE madrileño con el que tenga que cargar la que surja del próximo Congreso, previsto para las primeras semanas del año entrante.


Parece que ya no vale la necesidad de que el grupo municipal, máxime si forma parte del equipo de gobierno del Ayuntamiento, se configure en sintonía con la dirección territorial del partido. O también que se pretendiera que la dirección que surja del Congreso Ordinario, de resultar diferente a la de ahora, comezara su andadura avocada a provocar una crisis de gobierno en el Ayuntamiento de Madrid para resituar a los concejales, al aplicar los propios criterios de confianza defendidos por Sara Hernández y su ejecutiva. ¿Estrategia de “tierra quemada? Malo para Madrid; malo para el PSOE.

Sara Hernández incumplió, en mi modesta opinión, su principal promesa para alzarse con la secretaria general en las primarias en la que resultó elegida, que no era otra que dar más voz a la militancia y a las agrupaciones a la hora de tomar decisiones en el seno del partido socialista de Madrid. Y lo hizo cuando ocultó que los delegados al Congreso Extraordinario para los que pidió el voto a las agrupaciones pretendían mermar la representación de dicha militancia en el Comité Regional, reduciéndolo a la mitad, e incluso cambiar la propia identidad del partido en Madrid, modificando hasta su nombre. Los delegados elegidos en sus listas para el Congreso que ratificó su victoria en primarias concurrieron, pues, con un “programa oculto” muy lejos de la transparencia y la “democracia de abajo a arriba” preconizada por la propia Hernández en su campaña.

Ahora, a escasas semanas del Congreso Ordinario que debe elegir un nuevo equipo directivo -este sí- para cuatro años, Hernández sugiere dejar cerrado un pacto de Gobierno en la capital afín a sus propios intereses dentro del PSOE. No hay que ser un lince para inferir que lo que pretendería la secretaria general es configurar a su antojo y desde la dirección saliente la participación socialista en el equipo de gobierno municipal. Una absoluta contradicción con los motivos que la propia Sara Hernández defendió en su momento para cesar a Antonio Miguel Carmona. Insistamos: el grupo municipal y su configuración deben contar con la confianza de la dirección regional del partido ¿O no era eso? Con tal premisa argumental, ¿resulta serio  ahora dejar configurado el gobierno municipal en función de los intereses del equipo saliente de Sara Hernández? ¿No parece más lógico, atendiendo a su propia argumentación, que sea la dirección emanada del Congreso Ordinario la que decida en ese sentido?

Cualquier malpensado podría pensar que lo que Sara Hernández y su equipo provisional pretenden es dejar maniatada a la próxima dirección. A pesar de las manifestaciones públicas de la líder regional, no es un secreto la fuerte división interna que está protagonizando su mandato, a la que no son ajenas la escasa relevancia dada a la militancia a la hora de tomar decisiones. La última, la conformación de la lista de Madrid a las generales, en la que se incluyeron nombres en “puestos de salida” (esperemos) que relegaban a los que solo unos días antes habían propuesto las agrupaciones del partido, con las que ni siquiera se tuvo el buen gusto o la deferencia de proponerles los “fichajes” de la dirección federal avalados por la ejecutiva regional. Así, si bien es cierto que la lista propuesta por Sara Hernández al Comité Regional obtuvo el respaldo del 95 % de los votos emitidos, no es menos cierto que 150 miembros del máximo órgano regional decidieron no participar en la votación en señal de protesta. Prueba inequívoca de la división referida. Y es por ello más que razonable apuntar la posibilidad de que Hernández y su equipo no repitan la pírrica victoria obtenida en el Congreso Extraordinario.

En esta tesitura, lo que Sara Hernández y su ejecutiva estarían proponiendo es forzar un equipo de gobierno municipal a su antojo, imponiendo criterios de oportunidad orgánica sobre las necesidades de los madrileños y la propia voluntad de los militantes socialistas.

O también, y hablando en plata, evitar que el resultado del próximo Congreso Ordinario del partido socialista de Madrid pudiera acabar  devolviendo a Antonio Miguel Carmona la portavocía del Grupo Municipal. Y que este incluso llegara a ser investido como Vicealcalde de Madrid en un ahora bien considerado pacto de gobierno con Manuela Carmena.


Si se observan bien las cosas, es fácil ver qué intenciones esconde cada una de ellas. Lo sensato, a mi entender y a las puertas del Congreso Ordinario, es llevar el debate de este tema a las asambleas de las agrupaciones locales del partido socialista, escuchar a unos y otros. Votar y designar delegados con un mandato claro de lo que quieren los militantes socialistas como mejor para el gobierno de la Villa y para el propio partido socialista de Madrid.

viernes, 4 de septiembre de 2015

PSM-PSOE vs. PSOE-M. Legitimidad, democracia y disciplina.



La legitimidad de las decisiones debe ser necesariamente cuestionada cuando los dirigentes exceden al tomarlas las atribuciones que le fueron encomendadas. Básicamente, es uno de los pilares que sustentan el sistema democrático que defendemos los socialistas.

El último congreso extraordinario del PSM-PSOE tenía como objetivo, por definición, restituir al partido una dirección legitimada por un proceso congresual, toda vez que las circunstancias que derivaron el cese de la anterior y la imposición de una Comisión Gestora así lo exigían. El propio carácter extraordinario no otorga mandatos políticos más allá de los emanados del Congreso Ordinario, pues no debe ser esta su función sin que haya sido previamente especificado en la propia convocatoria, discutido y avalado, como exige el proceso ordinario, por las bases en las que reside la soberanía del partido.

Cambiar el nombre del partido no admite otra interpretación que la voluntad de dar por finalizada una etapa política y dar paso a otra. Nuevo rumbo. Ruptura. Un objetivo legítimo que exige, empero, que una mayoría del partido, previo conocimiento de la propuesta, debate interno a todos los niveles y mediante los debidos cauces de participación, así lo decida y mandate a los delegados que participen en el proceso congresual. Es el necesario proceder democrático que debe identificar a los partidos políticos: a mayor entidad de la decisión, más necesaria la implicación de sus bases. 
Un cambio de nombre, la instauración de una nueva identidad no es, pues, decisión que deba tomar el Congreso Extraordinario sin haber sido convocado para ese u otros objetivos. Los delegados no recibieron ese mandato de la militancia.

Asimismo, el Congreso Extraordinario del extinto PSM decidió, sin haber sido tampoco mandatado para ello, cambiar los Estatutos y mermar la representatividad de la militancia en los órganos de gobierno. Menos voces, menos visiones, menos propuestas… Menor riqueza ideológica y menos democracia, que son, al fin y al cabo, los nutrientes básicos de un partido de izquierdas y de clase. Si un significativo cambio de nombre parece, per se, motivo para que desde la militancia surjan legítimas intenciones de hacer uso de las herramientas que las garantías democráticas dentro del PSOE afortunadamente disponen… ¿cómo no serlo decisiones que merman la democracia interna del partido?

En esta tesitura no debe sorprender que una considerable porción de los socialistas madrileños entienda que se ha excedido el mandato otorgado a los delegados del Congreso Extraordinario en el que fue Sara Hernández elegida como secretaria general interina, pues solo debe serlo hasta la convocatoria del Congreso Ordinario. No caben en el carácter extraordinario decisiones de tamaña envergadura sin haber sido específicamente detalladas en su convocatoria y sin que la militancia haya podido mandatar a sus delegados a favor o en contra. Los socialistas no debemos aplicar la metodología de las “leyes escoba” que tanto nos irritan cuando son otros los que hacen uso de ella.

Al no formar parte de la propia naturaleza del Congreso Extraordinario -máxime, hay que insistir, si no se ha hecho constar en su convocatoria- cualquier decisión de los delegados que excede el mandato recibido de las agrupaciones socialistas madrileñas es impropia del carácter circunstancial del cónclave. Y por ello cualquier movimiento que a través de los inexorables cauces estatutarios exija reconsiderarla y dejarla sin efecto debe ser atendido. Es lo que pide un nutrido grupo de delegados al presentar un recurso de anulación del congreso o, al menos, de las polémicas decisiones tomadas al margen de la opinión y concurso de las bases de la federación madrileña del PSOE.

CONTEXTO DE DIVISIÓN

Conviene no olvidar las circunstancias que devienen Congreso Extraordinario, precipitadas por el cese de la legítima dirección regional cuyo secretario general era Tomás Gómez. Un relevo decidido unilateralmente y al margen de los socialistas madrileños por la Comisión Ejecutiva Federal de Pedro Sánchez, so pretexto de combatir los pronósticos electorales de las encuestas de opinión. O, dicho de otra forma, dando carácter decisorio a conjeturas demoscópicas para cuestionar la idoneidad del candidato surgido -como el propio Pedro Sánchez- de un proceso de primarias, y, de paso, cesar a la legítima dirección designada por el último Congreso Ordinario. Un chusco y, como se ha visto, fallido procedimiento por parte de quien no para de reivindicar que su liderazgo emana de la propia militancia, pues cabe resaltar que la candidatura encabezada por el respetado, admirado e impoluto Ángel Gabilondo apenas obtuvo 21.000 votos y un escaño más que la de Tomás Gómez en 2011, el año que en plena crisis y declive del Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero el PP logró teñir de azul el mapa político español infligiendo un severo castigo electoral al Partido Socialista en su conjunto.

Más decisiones están abiertas a múltiples interpretaciones y abundan en la –sana- diferencia interna en un partido conformado por miles de personas. Inducen a que la disconformidad torne en enfrentamiento, eleve el tono del debate, signifique las diferencias y agilice los movimientos que dudan y reclaman. El cese del ya ex portavoz del Grupo Municipal de la capital, Antonio Miguel Carmona ha generado enorme malestar en la militancia socialista madrileña, tanto como sorpresa y estupor en buena parte de la ciudadanía y los propios votantes socialistas. Como en el caso del Congreso Extraordinario, no es fácil asimilar que el sufragio ciudadano se vea afectado por intereses políticos de orden interno -como ha defendido la nueva dirección del PSOE madrileño-.

Se trata de establecer los motivos que llevan a la división interna y al enconamiento entre los distintos sectores o grupos dentro de la organización. También de situarlos en el contexto que les corresponde.

BISOÑEZ POLÍTICA

El cese de Carmona ha sido interpretado por muchos -difícil no entenderlo así- como una innecesaria acción de apuntalamiento estratégico de quienes han impuesto, si haber sido mandatados, una identidad nueva y una merma en la democracia interna del Partido Socialista de Madrid. Con los antecedentes anteriores, un gesto de bisoñez política que prende el reguero de pólvora sembrado entre la cosa estatutaria y polémicas decisiones, que motivan –muy lejos de cerrar como asegura Sara Hernández- la discusión interna en el seno del recién nacido PSOE-M.

Es el contexto en el que surge la impugnación del Congreso Extraordinario o incluso poner en marcha los mecanismos de convocatoria de un nuevo cónclave que decida, esta vez con luz y taquígrafos, sobre proyectos, estrategias y modificaciones estatutarias de la envergadura que tienen las discutidas. El clima de malestar que generan los ceses o nombramientos de unos u otros compañeros conforma la escenografía del relato de las impugnaciones, aunque lo que se discute es la legitimidad de tomar decisiones que afectan a la identidad y la democracia interna del partido frente a la legitimidad de cuestionarlas. Democracia en estado puro.

El debate en el que está inmerso el nuevo PSOE-M es ese. No nos perdamos en los liderazgos y encontrémonos en lo que nos separa para construir sobre lo que nos une. Podemos decidir sobre todo, pero no se puede decidir en nombre de otros lo que otros no te han encomendado.

Y mucho menos, se puede desdeñar groseramente a los compañeros pidiendo “disciplina” o que “se pongan a trabajar”, porque cuando un socialista cuestiona y discute lo que entiende que no es justo, lo que hace es precisamente eso, trabajar. Por el bien del partido, por el bien de todos.

sábado, 20 de diciembre de 2014

Presentación del libro 'Chueca'

Resumen del acto del presentación del Libro Chueca, de Rocío Córdona José Nicolás Ferrando, que he tenido ocasión de coordinar para la editorial Temporae. Prologado por Pedro Zerolo, en él escriben entre otros, los escritores Eduardo Mendutti, Fernando Olmeda y el poeta Luis Antonio de Villena. También aportan su visión del barrio la activista y diputada Carla Antonelli, el candidato socialista a la Alcaldía de Madrid, Antonio Miguel Carmona, los empresarios Juan Carlos Alonso y Jesús Encinar, el presidente de la Fundación 26 de Diciembre, Federico Armenteros, y yo mismo.


José Nicolás Ferrando firma, junto a la joven historiadora Rocío Córdoba, Chueca (Temporae,
2014), un libro colectivo que ofrece una renovada visión sobre el pasado, presente y futuro del barrio madrileño que se ha convertido en un referente mundial de desarrollo ciudadano, tolerancia y diversidad, editado por Temporae, de Ediciones La Librería, especializada desde 1987 en publicaciones sobre temas relacionados con la Villa de Madrid.

Los dos autores han contado para este “homenaje literario” al barrio LGTBI por excelencia de Madrid con ilustres firmas que han aportado de forma desinteresada su visión de la historia de
un conjunto de calles conocidas en todo el mundo gracias a la fiesta anual del Orgullo,
una de la más reconocidas en todo el planeta y que convoca a mayor número de personas cada año.
Así, nombres como el de Pedro Zerolo, que firma el prólogo del libro; Carla Antonelli, histórica activista y primera mujer transexual en ocupar un escaño en un parlamento español; Federico Armenteros, presidente de la Fundación 26 de Diciembre; Juan Carlos Alonso, secretario general de Aegal; Jesús Encinar, socio fundador de idelista.com, y Perico Echevarría, redactor jefe de Diario Progresista. A ellos se suman los de Fernando Olmeda, periodista y escritor, el novelista Eduardo Mendicutti y el poeta Luis Antonio de Villena, que cierra la publicación con un hermoso poema sobre Chueca.

En el acto de presentación, que tuvo lugar en la mítica sala Rick’s -uno de los primeros locales de “ambiente” que se abrieron, hace ya casi treinta años en el barrio- Ferrando y Córdoba estuvieron arropados por destacados activistas LGTBI, entre ellos la presidenta de la FELGTB, Boti García Rodrigo, la concejala socialista en el Ayuntamiento de Madrid y portavoz de Igualdad, Marisa
Ybarra, los diputados Juan Moscoso y Carmen Toledano, y algunos de los colaboradores
del libro, como el candidato socialista a la alcaldía de Madrid, Antonio Miguel Carmona, o los escritores Eduardo Mendicutti y Fernando Olmeda.

La presentación estuvo amenizada por el poeta Antonio Nieto Rodríguez (Amores infieles en el salón de las voces vírgenes, Pigmalión 2014) -que escenificó el poema Chueca eterno de Luis Antonio
de Villena en compañía del actor Marco Tulio (El Consejero, Riddley Scott 2013)- y la cantante Gabriella Pezzarosi y el guitarrista Luis Molina.