sábado, 21 de abril de 2012

Estela de Carlotto, presidenta de las Abuelas de la Plaza de Mayo: "Que los niños robados por el régimen de Franco sepan su propia realidad"

Una maestra y madre de familia, de posiciones relativamente conservadoras, pierde a su hija mayor, embarazada, secuestrada por el régimen militar, que, tras robar a su hijo recién nacido, la asesina. La vida dio un vuelco de 180º grados para Estela de Carlotto, quien desde ese momento dedica todas sus energías en encontrar a su nieto Guido y a otros tantos niños desaparecidos bajo el yugo de la dictadura argentina desde la presidencia de las Abuelas de la Plaza de Mayo. Hace unos días tuve el privilegio de compartir con la propia Estela de Carlotto la proyección en Madrid de "Verdades verdaderas", la película de Nicolás Gil Lavedra que narra, "sin rencor ni golpes bajos", su desgarradora y, sin embargo, esperanzadora historia.


Un enorme honor y placer conocer a Estela de Carlotto
La vida de Carlotto, presidenta de las Abuelas de la Plaza de Mayo, esas mujeres que armadas con un pañuelo blanco a su cabeza y las fotos de sus familiares desaparecidos despertaron la conciencia de millones de personas en todo el mundo contra el régimen de las juntas militares argentinas, es lo que cuenta la película Verdades verdaderas, dirigida por el joven realizador Nicolás Gil Lavedra, que acaba de ser presentada en Madrid, tras recibir el Premio del Público del festival de cine de Lleida, el galardón de bronce del Festival de Omán y otros reconocimientos internacionales. El acto tuvo lugar en el Colegio Mayor Argentino Nuestra Señora de Luján de Madrid, promovido por la Red Argentino Europea por el Derecho a la Identidad y con la presencia del director y de la propia Estela de Carlotto.

Tras el enésimo golpe de estado dado por “los milicos” en Argentina, esta abuela de la Plaza de Mayo, habló por última vez con su hija por teléfono y nunca volvió a saber de ella. Hasta que los responsables del régimen le devolvieron su cadáver con un tiro en el vientre y otro en la nunca, aunque afirmaron que murió en un enfrentamiento armado con las fuerzas de seguridad. Las investigaciones de la familia y una posterior autopsia desvelaría que antes de morir, Laura había dado luz a un niño al que quiso llamar Guido, como su padre, que le fue arrebatado antes de ser eliminada y entregado a alguna familia que las Abuelas de Plaza de Mayo aún intentan descubrir.

Que Nicolás Gil naciera en 1983, año en que cayó la dictadura, ha sido posiblemente su mejor arma para contar una historia nada fácil de relatar sin caer en el revanchismo o la denuncia, sin “golpes bajos”, en palabras de Estela, e hilar el biopic de una mujer víctima de la sinrazón del autoritarismo militar que asoló Sudamérica durante casi todo el siglo XX. La película se abstiene de pretender hacer Justicia, pero su propia simpleza, que trata de contar de forma clara el sufrimiento de una familia, y cómo ese sufrimiento, compartido con tantas otras, acaba generando uno de los movimientos de defensa de las libertades y los Derechos Humanos, buscando reparación y Justicia, en mayúsculas. Son las Abuelas de la Plaza de Mayo, un valiente grupo de mujeres que cada semana desafiaban al gobierno militar recorriendo en círculo y en silencio la mítica plaza para exigir la verdad sobre sus descendientes desaparecidos.

El director de "Verdades Verdaderas", Nicolás Gil Lavedra
Verdades verdaderas fue rodada en las instalaciones de la ESMA, donde sucedieron las más terribles escenas que relata la película, precisamente las que no se ven en ella: los secuestros, los interrogatorios, las torturas, los asesinatos… El propio director, reacio al principio a que su historia se filmara en tan tétrico lugar, considera ahora que aquello también es un acto de Justicia con tantas familias que sufrieron aquellos hechos. 

“Me enamoré de las abuelas, porque me hizo preguntarme cómo gente que habían vivido tal dolor podían inyectar tanto optimismo y alegría para desarrollar su trabajo. Porque son gente que tuvo que reinventarse. Yo pude entender, a través del aporte de cada uno de sus miembros, qué tenía esta familia para lograr salir adelante y convertir en amor su tragedia personal”, me cuenta Gil Lavedra para Diario Progresista. “En los países donde las cosas se esconden se repite”, asegura el director de Verdades verdaderas. “Queremos que los niños nazcan sabiendo que pueden decir lo que piensan sin miedo a que los vayan a desaparecer”. 


Por su parte, Estela de Carlotto, interpretada en la película por una Susú Percoraro que borda el papel de esta abuela de la Plaza de Mayo, aprovechó su estancia en Madrid para reivindicar también esa justicia para los españoles. “Colaboramos con los descendientes de los desaparecidos españoles, una vez que la justicia argentina, tras el bochornoso comportamiento de la española, se decidió a investigar y encausar. Ahí afuera estamos vigilantes para la lucha se haga en el propio país, pero seguiremos trabajando por la justicia porque una vez que hay genocidio la jurisdicción para juzgarla es universal”. Carlotto hizo también una encendida defensa de la Ley de Memoria Histórica española y encontró mucha similitudes entre los casos que ahora se están conociendo en España de niños desaparecidos durante el franquismo y los primeros años de la postdictadura militar.

“Reivindicamos el derecho a derecho a llorar a los muertos y enterrarlos con dignidad, y a que los niños robados por el régimen de Franco sepan su propia realidad y pueden reencontrarse con sus a familias”, afirmó esta luchadora. “Las abuelas y madres de la Plaza de Mayo llevamos una bandera en la lucha por los Derechos Humanos y vamos a ayudarles a enarbolar la suya”, añadió.

Estela de Carlotto participó junto a Nicolás Gil Lavedra, en la mesa redonda posterior a la proyección de la película, en la que también intervinieron Claudia Carlotto, hija de la protagonista y responsable de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad, y Lila Parrondo y Martha Bello de Red Argentino Europea por el Derecho a la Identidad. Estas últimas trabajan incansablemente por conseguir el Premio Nobel de la Paz para las Abuelas y Madres de la Plaza de Mayo, un premio que apoyan una multitud de organizaciones de defensa de los Derechos Humanos y millones de personas en todo el mundo. 

Verdades verdaderas es una película sencilla y cargada de emotividad que pretende dejar testimonio de una historia que, como dice su director, es conveniente no olvidar para que no vuelva a repetirse. Próximamente espera comenzar su recorrido por las salas comerciales españolas. No os la perdáis.