Bitácora de Perico Pan. Socialista por convicción. Ateo, pragmático, sofista y un poco jacobino. Navegante entre dos siglos y con cierto ánimo agitador.
lunes, 6 de junio de 2011
SU SEÑORÍA CARLA ANTONELLI, UNA MUJER TRANSEXUAL PARA LA HISTORIA PARLAMENTARIA ESPAÑOLA
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Porque, además del orgullo natural de ver a los compañeros y compañeras asumir la responsabilidad de representarnos a todos los madrileños y a todas las madrileñas, estaré, como miembro del colectivo LGTB, henchido de orgullo de observar, aunque sea en la pantalla de mi pequeño ordenador, cómo la primera mujer transexual se sentará en uno de esos escaños. Y además, que esa mujer transexual sea mi amiga Carla Antonelli.
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Porque si alguien se merece ese puesto es Carla.
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Carla, como ella suele contar, abandonó un día su Güímar de origen, “con más miedo que vergüenza”, con dos objetivos principales. Vivir en toda su plenitud como la mujer que todos y todas conocemos, y convertirse en actriz, su vocación desde pequeña. La intolerancia de un país que aún se relamía de las heridas que el franquismo le había infligido, la llevaron, además, a convertirse en la activista que, para fortuna de todos y todas, ha sido durante todo el tiempo pasado desde entonces. Ya fuera vestida de militar en una provocadora portada del Diario 16 de aquellos convulsos años setenta, o debatiendo con pasión en las tertulias televisivas, Carla Antonelli ha sido un referente para todas las personas transexuales -y para todas aquellas que por una u otra condición personal han tenido que abrirse camino ante una sociedad que nos les quería-, que han visto en su ejemplo y su coraje una forma de actuar que transciende del género per se. Nadie ha podido, y eso que lo han intentado, evitar que Carla dijera lo que pensaba y sentía cuando tenía que hacerlo. Ya fuera en una canal de televisión, o en el seno de su propio partido si las circunstancias lo exigían. Muchos no han olvidado todavía cómo se enfrentó a la dirección del PSOE, con una huelga de hambre, cuando a punto estuvo el partido de renunciar a realizar las reformas legales que igualaban los derechos de las personas transexuales en España. Su gesto fue determinante para que José Luís Rodríguez Zapatero tomara la valiente decisión de no demorar más aquella reforma que tanto ha significado para todo el colectivo LGTB.
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He tenido la suerte de compartir con ella momentos de muy diversa índole desde que el proceso de primarias del Partido Socialista de Madrid nos unió en defensa de la candidatura de Tomás Gómez. He paseado con ella por las calles y he podido observar el cariño que la gente de la calle, el pueblo, le profesa. Porque se sienten identificados con ella. Y no por su condición transexual. En absoluto. La quieren porque la ven como a una más: trabajadora, luchadora e incansable. Una mujer comprometida con el bien común y decidida a defenderlo con uñas y dientes. Por eso Tomás Gómez, acertadamente, le pidió que compartiera con él el proyecto socialista para Madrid.
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Igual que estoy seguro que harán miles de ciudadanos que saben que a partir de hoy una buena persona, trabajadora, honesta y comprometida estará defendiendo sus derechos con toda la fuerza que esta mujer de bandera lleva en su interior, mañana, en la pequeña pantalla de mi ordenador, aplaudiré orgulloso cuando mi amiga Carla Antonelli se convierta en Su Señoría, la primera mujer transexual parlamentaria de la Historia de España.
domingo, 29 de mayo de 2011
No paréis. No paremos.
Los mismo que tratan de hacernos creer que la sociedad sólo se alimenta de ‘realities’ televisivos, y que la juventud está perdida entre videojuegos, botellón y una plácida posición ‘ni-ni’, saben ahora que no es verdad. Que la sociedad está bien despierta y que quiere cambios. Porque ser feliz es un derecho inalienable al que no está dispuesto a renunciar. Ni debe estarlo.
Dos semanas de debate, de política, en la más noble de sus acepciones. De miles de personas en permanente proceso de elaboración de propuestas para construir una sociedad más justa, más sostenible y más igualitaria. Y más participativa. Los campamentos de las plazas de la SOLución han dado un ejemplo del tipo de convivencia que se pide. Stèphane Hessel, el autor de ‘Indignaos’ -ese pequeño libro de un hombre de 93 años que parece habernos despertado del letargo en el que parecía que nos encontrábamos- puede sentirse satisfecho. La sociedad está realmente indignada, y la ‘spanish revolution’ lo ha puesto de manifiesto con esta epatante muestra de sensatez, organización y, hay que repetirlo hasta la saciedad, civismo. A ‘las élites’ les corresponde mover ficha, aunque parece que les está costando acusar recibido de esta sonora llamada de atención. Los campamentos desaparecerán, pero el movimiento iniciado el 15 de mayo en Madrid permanece y debe permanecer hasta que se produzca el deseado “cambio de rumbo” que piden/pedimos ‘los indignados’. Parafraseando a Eduard Punset el otro día en Oviedo… No paréis. No paremos.
domingo, 13 de marzo de 2011
ISLANDIA, LA OTRA REVOLUCIÓN
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El mundo está cambiando. Es esperanzador, realmente. Cuando los pueblos se levantan para decir ¡basta! a sus gobernantes y acabar con los abusos de las oligarquías que imperan sin control alguno, todos sentimos una agradable sensación que queremos confundir con la consecución de nuestros más puros ideales. Y miramos aliviados a Túnez, a Egipto, tal vez a Libia. Miramos aliviados… a la televisión.
Pero algo le está ocurriendo últimamente a nuestros receptores, pues hay noticias que no llegan con la misma intensidad. Mientras los canales han mantenido coberturas informativas continuas durante largas horas a la espera de la salida de Hosni Mubarak o de Zine El Abidine Ben Ali, siguen sin aparecer,siquiera en diferido, las revueltas que han tenido lugar en Islandia desde 2008 o las detenciones que tuvieron lugar hace un par de días en Londres y Reikiavik de los responsables de las entidades financieras que llevaron a la quiebra al país nórdico.
Islandia era y sigue siendo un país del que conocemos pocas cosas. Hasta ahora, sabíamos que era uno de los estados del norte que destacaba por su gran calidad de vida, un sistema sanitario y educativo universal y grandes prestaciones sociales; y todo ello sin ser, como sus vecinos escandinavos, un lugar con una fuerte presión fiscal sobre los ciudadanos; de hecho, el impuesto de sociedades allí es del 18 %, uno de los más bajos del mundo. Sus mayores riquezas habían sido, hasta hace relativamente poco tiempo, la exportación de aluminio y su industria pesquera. A finales del siglo XX, los islandeses diversificaron su economía hacía otros sectores, como la el área de la manufactura, el turismo o el sector servicios, incluyendo la producción de software y la biotecnología. A principios del siglo XXI, además, decidieron probar suerte con los servicios financieros, haciendo del país un alumno aventajado de la nueva y sofisticada ingeniería del dinero virtual y
convirtiendo a sus bancos en una referencia mundial. Estos no pudieron resistir a la tentación y cayeron, como el resto de países dizque civilizados, en la aventura de las hedge funds, lo que, también como al resto del mundo, les llevó a una fuerte quiebra financiera, aún más acusada que en otros lugares, hasta el punto de que los tres bancos más importantes del país tuvieron que ser nacionalizados para evitar males mayores.
Y aquí es donde comienza “el cierre de las emisiones”. Como en otros muchos sitios, las grandes firmas financieras miraron al estado para que se hiciera cargo, a costa de los contribuyentes, de la enorme deuda que sus malas operaciones habían provocado. Ello suponía que cada uno de los 330.000 islandeses tendría que asumir el pago de unos 12.000 euros, ya fuera con una mayor carga fiscal o con el recorte de algunas de sus preciadas prestaciones sociales, que convierten al país en el tercero más desarrollado del mundo y en el primero en cuanto a desarrollo humano, según datos de la ONU. Medidas similares a las que venimos sufriendo en otros estados europeos. Esto provocó una inesperada y ejemplarizante reacción popular que ha obligado al país nórdico a todo un proceso de catarsis, con cambio de gobierno y “borrón y cuenta nueva”. Al punto de encontrarse en proceso de redacción de una nueva Constitución. Para
ello, se recurre directamente al pueblo, eligiendo a 25 ciudadanos sin filiación política, que deberán ser mayores de edad y contar con el apoyo de, al menos, 30 personas. La asamblea constitucional comenzó su trabajo en febrero pasado y presentará un proyecto de carta magna a partir de las recomendaciones consensuadas en distintas asambleas que se celebrarán por todo el país. Deberá ser aprobada por el actual Parlamento y por el que se constituya tras las próximas elecciones legislativas.
Esta sorprendente reacción llevó a agencias de calificación como Moodys, a la que tanto tememos en España, a amenazar con rebajar el estatus de solvencia si el estado no se hacía cargo de la deuda de los bancos y los operadores financieros, pero los islandeses no se dejaron asustar, y lo cierto es que desde hace más de un año la recuperación económica está siendo una realidad en aquellas latitudes. Es más, los principales responsables del desaguisado económico que obligó en 2008 a miles de ciudadanos a emigrar a otros países han sido detenidos o se encuentran en busca y captura, y el gobierno de la primera ministra Johanna Sigurdardottir (la única jefa de gobierno del mundo abiertamente lesbiana) goza de un fuerte apoyo de sus ciudadanos. Sigurdardottir, anterior ministra de Asuntos Sociales llegó al puesto de Primera
Ministra tras las fuertes revueltas que, cacerolas en mano, acorralaron durante 16 semanas al anterior gobierno, que se vio obligado a abandonar el poder y ceder a las presiones de una población que no estuvo dispuesta a pagar los platos que habían roto otros. Fueron revueltas populares que cambiaron un gobierno, y ya veremos si la nueva constitución emanada del pueblo no genera también un nuevo sistema de gestión.
Otro tipo de revolución, pacífica y sin derramamiento de sangre que, como otras sangrientas que se viven estos días en Oriente, han cambiado el rumbo y la forma de gobernar un país. Pero en nuestras televisiones sólo se ve la fuga de Hosni Mubarak a Arabia Saudí y la sangre derramada de los libios. ¿Tendremos que resintonizarlas a la islandesa?
lunes, 21 de febrero de 2011
LIVIA CASTILLO
La lista de Tomás Gómez reúne lo mejor del Partido Socialista de Madrid y todos sus territorios para hacer realidad un ilusionante proyecto de cambio, tan necesario en nuestra comunidad sobre todo tras el desastre de Esperanza Aguirre esta la última legislatura. No es fácil consensuar una lista en la que se sabes que el número de diputados y diputadas que obtendrán escaño está limitado por las matemáticas de la Ley D’hont. En consecuencia, algunas personas que a todos nos gustaría seguir viendo en la Asamblea defendiendo los intereses de todos los madrileños, quedan fuera en ese proceso de elaboración de listas. Es el caso de la diputada Livia Castillo.
Junto a otros destacados nombres del socialismo español, como Eduardo Sotillos, Livia Castillo no sólo es un ejemplo por su capacidad de trabajo, como ha demostrado en esta plomiza legislatura, siendo el azote del gobierno corrupto de Esperanza Aguirre como diputada responsable del control y vigilancia de las contrataciones públicas; es también un ejemplo cuando sabe dar un paso atrás, silencioso, sin estridencias, para que el Partido pueda configurar una lista en la que estén representados todos los que tienen que estarlo, aunque ello conlleve su salida de la Asamblea. No podemos decir lo mismo de otros compañeros y compañeras, lamentablemente.
En el trabajo que venimos desarrollando con ella hemos descubierto a una mujer comprometida con sus principios, que son los de todo socialista que presuma de serlo (aunque Livia nunca presuma de nada), con una enorme capacidad de cohesionar y organizar grupos de trabajo, de unir voluntades, soslayar las diferencias y convertir los puntos de encuentro en una fuerza imparable para conseguir un objetivo común. Lo sabemos desde que la conocemos, hace años ya, y tuvimos la ocasión de comprobarlo una vez más en el pasado proceso de primarias, cuando organizamos la Plataforma Socialista LGTB de Apoyo a Tomás Gómez, con la que rompimos un erróneo y malintencionado mensaje que situaba a nuestro Secretario General como una persona homófoba y transfóbica que pretendía alejar al colectivo de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales de su apuesta por el cambio en Madrid. Después de eso la hemos visto compaginar su inagotable trabajo en la Asamblea de Madrid con la búsqueda de vías de encuentro interno en el PSM, destacando siempre los que nos une -nunca lo que nos separara- para hacer realidad las reivindicaciones en materias de Igualdad y de defensa de los derechos de los que más necesitan de los políticos.
[Precisamente este domingo, cuando se supo que Livia Castillo no repetiría como diputada la próxima legislatura, recibimos también la triste noticia del fallecimiento de Antonio Gracia Pierrot, y en estos días, a través de la Plataforma Diversidad 2011 estábamos trabajando con ella y con Carla Antonellien un homenaje a las personas del colectivo LGTB que fueron represaliados durante la dictadura franquista. El proceloso proceso interno que desembocaba en la aprobación el domingo de las listas del PSM no nos ha permitido llegar a tiempo de que Pierrot recibiera ese homenaje que, para tristeza de todos, lo tendrá que ser de carácter póstumo.]
No nos cabe la menor duda de que donde Livia Castillo desarrolle las nuevas responsabilidades que le sean asignadas, los militantes del PSM y la ciudadanía en general podremos estar seguros de que alguien de la más absoluta entrega e integridad estará velando por los derechos de todos. Porque cuando personas como Livia Castillo están al frente de una responsabilidad sabemos que lo está alguien que sabe estar, que sabe hacer, que sabe callar y que sabe decir lo adecuado en el momento adecuado. Esperanza Aguirre ha tenido ocasión de comprobarlo, para su pesar, durante esta legislatura. Los ciudadanos tenemos la suerte de que esta mujer socialista y comprometida estará defendiendo, desde donde proceda, nuestro derechos e intereses comunes.
Gracias, compañera, por tu trabajo y tu ejemplo