No había forma peor de terminar la que se puede denominar sin
riesgo a error semana horribilis del
recién estrenado #nuevoPSOEmásPSOE de Pedro Sánchez.
El gabinete en la sombra o kompetenzteam de los viernes, una suerte
de “encuentro en la cumbre” de los elegidos de la Ejecutiva Federal del PSOE
diseñada para poder ofrecer una rueda de prensa coincidiendo con las del
Ejecutivo de verdad, el de Rajoy, terminó en esta ocasión con la comparecencia
de la número dos del partido Adriana Lastra, quien ofreció un momento de
auténtico bochorno a los periodistas que cubrían su comparecencia.
La conmoción causada exigía estar a la altura, pero cerrar con tino esta semana maldita parecía mucho exigir a un PSOE que navega desnortado en el infierno. Ya saben aburrido, absurdo y repetitivo. Un partido que "lidera el país desde la Oposición" (Pedro Sánchez dixit) -al punto de contraprogramar al Gobierno para demostrarlo- debía haber dedicado sus primeras palabras, con la más absoluta solemnidad, al policía muerto en acto de servicio. Pero no fue así.Toda mi solidaridad y afecto a la familia y compañeros del ertzaina fallecido en Bilbao tras los altercados con hinchas del Spartak. No es la primera vez que ocurre una tragedia en torno al fútbol. Exigimos a la #UEFA que deje de mirar hacia otro lado y actúe con contundencia.— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) February 22, 2018
Lastra ejercía de portavoz de turno. El PSOE ha adoptado como estrategia comunicativa cambiar de speaker en cada comparecencia de la dirección federal. Ora Ábalos, ora Carmen Calvo, alguna vez Puente, ora Lastra… como forma de ocultar la que empieza a ser una preocupante carencia de pulso político en el puente de mando del socialismo español. Así, un rostro distinto cada vez recita por soniquete las mismas ideas y frases hechas. Como si cambiar al que habla volviera dar al manido discurso de los #10pactosdePaís carácter de novedad.
Pero no fue así. La única novedad esta vez fue la falta de consideración de la dirección del PSOE. Como ahora veremos, ni siquiera trató en su reunión la tumultuosa noche anterior en Bilbao, con resultado de un funcionario policial muerto.
Tuvieron que pasar más de diez minutos del conocido monólogo ferraziano para que fuera una de las periodistas la que preguntara a Lastra la opinión del PSOE sobre lo sucedido en la capital vizcaína. Y entonces vino la sorpresa. La de Lastra. A la misma hora en que los agentes de la Ertzaintza celebraban concentraciones de luto en las puertas de sus cuarteles, la vicesecretaria general del PSOE, mano derecha de Pedro Sánchez, asombraba reconociendo ante la atónita prensa que "no conocía la noticia”.
No es asunto que merezca una simple crítica. Dado que Lastra no aportó ninguna novedad que hubiera surgido de la reunión del gabinete en la sombra, cabe preguntarse, ¿qué diablos estuvieron haciendo Pedro Sánchez y sus ejecutivos de confianza durante la reunión de este viernes? ¿De qué hablaron? ¿De verdad no comentaron el triste y luctuoso suceso de Bilbao? ¿Qué está aportando al futuro de este país que Sánchez presida el otro gobierno cada viernes? Adriana venía bien preparada para responder al asunto Valenciano, y se fajó cómoda despejando el boicot al presidente asturiano Javier Fernández promovido por destacados socialistas del Principado -cuyo comportamiento no condenó-, reduciendo a mera "polémica más artificiosa que otra cosa" la vergonzosa e impropia actitud que los mensajes de WhatsApp publicados han desvelado. A la hora de publicar este post, no hay una sola mención al tema en la página oficial del PSOE; la entrada que resume la rueda de prensa de esta mañana ha eludido reflejar las forzadas palabras de aliento a los familiares de Arias, pronunciadas por Lastra a rebufo de la pregunta que le habían formulado y no traía preparada.
Ayer fui objeto en las redes sociales de -dejémoslo en "airadas"- críticas porque expresé, haciendo uso legítimo de mi libertad de expresión, que, en mi opinión, Pedro Sánchez no da la talla que el PSOE necesita para liderar España. Liderar el PSOE es una cosa, y a la vista de todos está. Yo hablaba de otra. Desde esta mañana, mi opinión es extensiva también a todo el gabinete en la sombra de Sánchez. Algunos me han acusado de no dar un respiro y “no tener piedad” con el líder del PSOE. La piedad cotiza alto. No solo en mi caso.