domingo, 13 de mayo de 2012

LA CALLE ES DE RAJOY

Publicado en Diario Progresista


La ´desobediencia civil´ no podía quedar impune para el Gobierno del Partido Popular. Mariano Rajoy tuvo que decidir esta madrugada de ayer entre dar rienda suelta al deseo de manifestar el malestar de la ciudadanía a través de los actos conmemorativos del 15-M, caracterizado, principalmente por ser un movimiento de ´desobediencia civil´, o tener que soportar los reproches que la prensa de derechas podría dedicarle presentándole ante su audiencia como "un blando". Buscó el ´término medio´.

 

Sin duda, ese temor ha pesado durante la madrugada en el Presidente del Gobierno, que cada día pierde más apoyos y sólo cuenta con el respaldo de su partido en las cámaras legislativas, y de la brunete mediática que, a fuer de “impactantes” portadas y grosera manipulación informativa, imprime cada día una España a gusto del votante de derechas, y, sobre todo, del Partido Popular, aunque esta se corresponda entre poco y nada con el acontecer diario de un país que no ha hecho más empeorar desde la llegada de Mariano Rajoy a La Moncloa.

Así, tras verse desautorizado por la propia realidad, el Gobierno se vio obligado ayer a desistir del ‘toque de queda’ ordenado -como en los países de escasas libertades democráticas- a partir de las diez de la noche. La Delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, que era quien había dado la orden, al más puro estilo del recientemente fallecido fundador de su partido y muñidor de la tristemente célebre frase “la calle es mía”, tuvo que admitir su error ante la impresionante marea humana que había decidido desafiar su orden.

Pero cuando se dispone de un remanente de 2.000 policías para hacer cumplir las órdenes, no hubo más que esperar a que el número de personas al que obligar aobedecer fuera lo suficientemente pequeño para poder demostrar que a este Gobierno no se le lleva la contraria. Si mientras las multitudes se mantuvieron firmes, los policías se mantuvieron estáticos, la prudencia y la inteligencia de la Delegación del Gobierno de Madrid se agotó, sin aparente motivo, a altas horas de la madrugada cuando, quizás para hacerse perdonar por los más integristas del PP sus ‘condescendencias’ con la ciudadanía, ordenó el desalojo de la Plaza. Desalojo innecesario y que sólo gracias al buen tino de los indignados no derivó en escenas de violencia.

En torno a las cinco de la mañana, un reducido grupo de escasas decenas de personas continuaba en la Puerta del Sol, de forma pacífica y sin producir molestias que pudieran alterar el sueño de los vecinos, en una animada tertulia de madrugada inspirada por el emocionante recuerdo de lo que sólo una pocas horas antes habían vivido en el kilómetro cero de Madrid. Fue el momento elegido por la Delegación del Gobierno, que pudo así desquitarse del impacto que la desobediencia civil de primera hora de la noche pudiera tener sobre la autoridad gubernamental, y no dudó en movilizar a cientos de policías para desalojar al grupo de tertulianos, muy inferior en número, que aún ‘ocupaba’, a pesar del toque de queda, la céntrica Puerta del Sol.

En apenas una hora la Policía sacó del lugar a las pocas decenas de personas que, minutos antes de las 5.00, aún permanecían en el recinto. No se registraron incidentes. No obstante, el desalojo se saldó con 18 manifestantes detenidos y dos agentes “heridos leves”, según ha informado a Europa Press la Dirección General de la Policía, a la que no le consta que haya heridos entre las personas que, pasadas las 4.30, permanecían en la plaza. Las presuntas heridas, al parecer, no hicieron necesaria la intervención del SAMUR. No fue necesario hacer uso de porras o material disuasorio.

En el marco del desalojo, varias personas, que opusieron resistencia, fueron detenidas. Alguno de ellos permaneció durante varios minutos en el suelo y esposado con las manos en la espalda. Durante todo el proceso, la Policía procedió también a realizar numerosas identificaciones.

El mismo escenario de tensión se dio ya pasadas las 6.00 de la madrugada, en plena Gran Vía, cuando los agentes antidisturbios introdujeron a varios detenidos en un furgón policial. Esta actuación generó los aplausos de los presentes hacia los detenidos y más gritos contra la Policía que llegó a cortar el paso de los transeúntes en una de las aceras de la Gran Vía.

A las 5.30 de la madrugada, la presencia en la plaza consistía en varias decenas de furgones de los antidisturbios y los servicios de limpieza del Ayuntamiento de Madrid, así como el helicóptero de la Policía que, durante todo el desalojo, permaneció sobrevolando la zona.

Una vez desalojada la plaza, la Policía procedió también a despejar las principales calles de acceso y expulsar a los manifestantes, algunos de ellos portando "material de acampada" como sacos de dormir que todavía permanecían en la zona.

Los agentes llegaron a advertir a los presentes que, en caso de permanecer en la zona, se les tomaría nota de su documentación para interponer la correspondiente sanción ante la Delegación de Gobierno que había fijado las 22.00 como límite horario para las concentraciones. Esto logró que, pasadas las 5.30 horas, las principales calles que dan acceso a la plaza como Preciados, El Carmen, Montera o Arenal, fueran despejadas. Un grupo de unas veinte personas permanecieron en la calle Tetuán (entre las calles Preciados y El Carmen) profiriendo gritos contra la Policía. Pero minutos después, también fueron evacuados. La presencia policial se hacía notar en todos los aledaños de la plaza donde los agentes establecieron controles que impedían el paso a cualquier persona, incluyendo a los medios de comunicación.

En torno a las 6.30 de la mañana, la actividad se centraba en la Gran Vía, donde había numerosos furgones de los antidisturbios y los pocos manifestantes que aún permanecían en el lugar se mezclaban ya con las personas que salían de los lugares de ocio situados en la zona de la Gran Vía. 

Tras la exitosa intervención de cientos de agentes policiales, el Gobierno hizo público un comunicado en el que daba entender, orgulloso y ufano, que había hecho "cumplir la Ley". 

La indignación por la intervención policial se está reflejando desde el mismo momento del desalojo en las redes sociales, donde el hashtag #volvemosalas5 es yatrending topic. Hay que recordar que el desalojo por la fuerza de la Puerta del Sol el año pasado fue el germen que derivó a la famosa #acampadasol que durante semanas convirtió el kilómetro cero en una mini ciudad de protesta permanente. Entonces, el Partido Popular hizo de la supuesta debilidad del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero uno de sus caballos de batalla en su estrategia de desgaste contra el PSOE. 

Lo sucedido esta madrugada en Sol fue una innecesaria intervención policial cuyas consecuencias se conocerán a lo largo del día de hoy. La paz, que nunca se marchó, volvía a las calles del centro de Madrid con las primeras luces del amanecer, una vez que la policía volvió a sus bases, aunque se mantiene el fuerte despliegue intimidatorio que ayer no frenó la llegada de cientos de miles de personas. Para hoy están convocadas nuevas concentraciones, y es una incógnita la reacción de los manifestantes cuando conozcan que sus compañeros apresados ayer todavía permanecen en los calabozos, acusados de no se sabe muy bien qué. ¿Está preparado el Gobierno del PP para gestionar la respuesta del movimiento 15-M?