miércoles, 30 de septiembre de 2015

Liderar la izquierda o Ciudadanos como error de Pedro Sánchez

¿Será Pedro Sánchez el líder de izquierda que España necesita? Lamentablemente, a los líderes solo cabe evaluarlos tras la acción de Gobierno. Análisis sobre intervenciones parlamentarias y discursos más o menos bien esbozados y puestos en escena pueden hacerse, pero la historia de la política, y más la española, nos ha enseñado que, alcanzado el poder, lo que más temen los gobernantes son las hemerotecas.

Con la que está cayendo sobre el Partido Popular (y la que el PP ha dejado caer sobre todos nosotros), difícilmente podremos aceptar los socialistas un resultado que no suponga formar Gobierno y un claro cambio de rumbo. Lo contrario está muy lejos de las expectativas de la militancia del PSOE y, con toda seguridad, del menguante electorado que permanece fiel a nuestras siglas, que se siguen viendo de izquierdas y con voluntad transformadora. En esta tesitura, los guiños del secretario general del PSOE a Ciudadanos y Albert Rivera comienzan a parecer, a mi entender, una llamada de socorro de quien piensa que solo tendrá una oportunidad para llegar a La Moncloa. Es lanzar, creo, un mensaje equivocado.

¿Acaso puede ser la derecha -posición en la que el propio Pedro Sánchez sitúa al partido de Rivera- de Ciudadanos el socio que precisa el PSOE para dar la vuelta como a un calcetín al desgraciado legado de Mariano Rajoy y el Partido Popular? Acreditados el fracaso de la Tercera Vía y la necesidad de poner fin a las políticas neoliberales de la derecha europea que han generado tanta riqueza para unos pocos como pobreza y pérdida de derechos para la mayoría, no.

Como yo lo veo, y con los (para mí) incomprensibles resultados que aventuran todos los sondeos electorales, es bastante improbable que Albert Rivera pactara con el PSOE que Pedro Sánchez fuera Presidente. Más plausible parece que su apoyo recayera en el Partido Popular, probable ganador de las elecciones generales de diciembre y con el que Ciudadanos comparte más afinidad ideológica en modelo económico y de Estado. Un PP que, además, está llamado a sufrir un severo desgaste y desmoronamiento durante la próxima legislatura, como consecuencia de la catarata de juicios por corrupción que se le viene encima, y las más que previsibles condenas de muchos de sus dirigentes y de la propia formación, por no hablar de las “sorpresas” que aún nos deparan Bárcenas y otros imputados populares que se sienten traicionados y abandonados a su suerte. Esto situaría a Ciudadanos en una posición privilegiada para continuar la nada disimulada ocupación del espacio natural de la derecha española, e incluso podría llevarle a un escenario de intercambio de roles en el que el PP acabara siendo la fuerza necesaria para que Albert Rivera conforme mayorías e impedir el avance de la izquierda en legislaturas subsiguientes. Con ese objetivo, sería muy extraño que el líder de la formación naranja dilapidara el aval de su electorado de “centro” y de derecha situando a un socialista en La Moncloa. Pero, si no fuera este el caso, resulta aún más improbable que un gobierno presidido por Pedro Sánchez pudiera sacar adelante promesas electorales de izquierda -derogar la reforma laboral y recuperar derechos de los trabajadores, o avanzar hacia el estado federal-dependiendo del apoyo de Ciudadanos, que obviamente no saldría gratis al candidato socialista.

Así las cosas, el PSOE no debería contemplar, ni siquiera sugerir, futuribles acuerdos de gobernabilidad con partidos que no comparten ideologías y sin ser el claro ganador de las  elecciones con un indiscutible mandato para cambiar el rumbo. La única mayoría a la que los socialistas deben aspirar para evitar otro Ejecutivo del Partido Popular es con fuerzas de izquierda, so riesgo de aparecer, si no, como un partido sin identidad dispuesto a sacrificar (¿otra vez?) sus postulados a cambio del poder. Y de dejar que otras fuerzas (llámense Podemos o candidaturas de unidad popular) emerjan como la verdadera alternativa a las políticas de derecha.

Dejando al margen el contexto catalán, el aparente fracaso -que no fue tal- de los emergentes  en las pasadas elecciones autonómicas y municipales está muy vinculado al deseo de expulsar al PP de las administraciones que venía regentando como cortijos en propiedad, lo que sin duda benefició a un PSOE que, a pesar de perder aún más votos, logró conformar algunos gobiernos regionales y recuperar bastantes ayuntamientos. Empero, puede bastar con que una alianza contra natura y destinada exclusivamente a ocupar como sea La Moncloa defraude las expectativas de la mayoría progresista española y empodere a los emergentes como única alternativa. El Partido Popular ya tiene quien le sustituya. Que al PSOE no le ocurra lo mismo. Lideremos la izquierda.


Nota.- En menos de un mes, el Partido Laborista del Reino Unido liderado por el ‘rojo’ Jeremy Corbyn ha sumado 50.000 nuevos afiliados. Mientras, en España, el PSOE sigue perdiendo militancia.