lunes, 3 de octubre de 2016

El PSOE entre el enfado superable y el letal desagradecimiento

Publicado en El Socialista Digital y Liverdades


El Comité Federal del PSOE debe decidir  qué consecuencias prefiere asumir por la posición que defienda ante la investidura de Mariano Rajoy, o cualquier otro candidato del Partido Popular. Opinión pública y gran parte de la militancia decepcionada, incluso enfurecida, o electorado desagradecido.

Es fácil concluir que la abstención -que no es apoyo, lo diga Agamenón o su porquero- para que una mayoría de síes revaliden al PP al frente del Gobierno, disgustará a muchas personas. No son pocos los que seguirán argumentando, y con razón, que no votaron al PSOE para que gobierne el PP, pero hasta estos tienen que admitir que no fueron suficientes para evitarlo sin más. Aún así, el PSOE dispondrá de hasta cuatro años (y ojalá sea posible en menos tiempo) para ejercer una Oposición determinante, con capacidad de bloqueo y de proponer leyes que beneficien a la ciudadanía y sean aprobadas por el Parlamento, incluso con el voto en contra del Gobierno y del Partido Popular y la derecha aliada de Ciudadanos. Cuando los españoles regresen a las urnas, podrán decidir si han perdonado al Partido Socialista, si su labor parlamentaria ha sido útil y si merece una mayoría de votos que le permita suceder a la derecha en La Moncloa. No sería la primera vez, que le pregunten al Presidente Zapatero.

Sin embargo, si el PSOE opta por mantener el No es no y provocar la convocatoria de unas terceras elecciones, puede ir olvidándose de que el electorado reconozca o agradezca haberse mantenido en tan pueril postura. No hay ningún sondeo que se haya publicado que apunte, siquiera, a una leve recuperación del apoyo electoral. Al contrario, todos los indicadores sitúan al Partido Popular al borde de una cómoda mayoría de derechas que, sustentada en el apoyo de Ciudadanos, sería entre absoluta y muy absoluta. Ni las tramas gúrteles, los pitufeos, los bárcenas o las barberás parecen lastrar las expectativas de voto del PP como lo hace la actual indefinición del PSOE.

Es más, todos los sondeos apuntan también a que Podemos lograría el temido sorpasso, y mucho más tras el lamentable espectáculo ofrecido por la guerra -retransmitida en directo- entre la agónica ex Comisión Ejecutiva dirigida por Pedro Sánchez y el propio Comité Federal. El PSOE se enfrenta de manera indubitadamente cierta a la pasokización y a la irrelevancia parlamentaria. Además, con muchas posibilidades de que esta no tenga marcha atrás.

Así que parece llegado el amargo momento de enfrentar la realidad con valentía y empezar a pronunciar, sin más ridículos eufemismos ni vergonzantes circunloquios la palabra maldita: abstención.

Ejercer una Oposición a la altura del partido de izquierdas que se espera del PSOE, y lograr en el Congreso mayorías frente al Gobierno del PP que redunden en beneficio de los españoles dará al todavía primer partido de la izquierda la oportunidad de recuperarse y volver a ser una opción de Gobierno. Mantenerse en el oportunista discurso de los “principios socialistas” para impedir que gobierne el partido que ha ganado las elecciones,  y acudir a las urnas con un más que previsible resultado catastrófico dejarán todos los principios en mero enunciado, y, con mucha probabilidad, será el principio -y este sí que muy real- del fin del PSOE.


Abandónese, pues, la cobardía para enfrentar esta cruda realidad. Siempre será mejor el enfado que el desagradecimiento de los electores. También de la militancia.