domingo, 27 de noviembre de 2016

Los retos del PSOE (II): estar y no estar. Doñana como ejemplo.

Publicado en El Socialista Digital.

El PSOE, el sábado en Doñana
El PSOE, como toda la socialdemocracia europea, se enfrenta a un contexto de ruptura generacional e ideológica que, al menos, en España pivota en el pos 15M y la reivindicación del liderazgo de la izquierda. En otros países esa ruptura la están protagonizando los partidos de ultraderecha. Los continuos desastres electorales mucho tienen que ver con el alejamiento que los votantes manifiestan con el partido que ha sido la referencia alternativa a una derecha fiel y mucho mejor organizada, inasequible al desaliento y capaz de sortear con soltura y sucesivas e indiscutibles victorias sus abusos y corruptelas.

Lo cierto es que hay una parte demasiado grande la ciudadanía que ya no se siente representada ni protegida por el PSOE. El pasado sábado, en un acto organizado por Plataforma Antidesahucios de Huelva, la PAH, tuve que escuchar del guapísimo secretario local del Partido Comunista de Andalucía -un tipo con unos bellos ojos verdes tan intensos como el odio que destila a todo lo que pueda llevar el adjetivo socialista- una pregunta propia de aquella famosa escena de La vida de Bryan. Con más ira que curiosidad, el joven líder comunista me preguntaba “¿qué coño ha hecho el PSOE nunca por nadie?”. La verdad es que ante semejante muestra de ignorancia y estupidez obvié entrar en un bucle que nos llevara, como en aquella reunión de la desorganizada resistencia judía en la película de Monty Python, y me quedé satisfecho con las avergonzadas disculpas que sus propios compañeros me brindaron por la mala baba del que algunos de ellos definieron como un “niñato”.

Aún así, el guapo dirigente comunista local no perdió la oportunidad de añadir que si yo era socialista, era un “tío mierda” y que no pintaba nada en un acto como el que se estaba celebrando para defender el derecho a una vivienda digna. Otra estupidez sembrada de odio, nada más. Pero me hizo reflexionar sobre el hecho de que, lo cierto, es que probablemente el único militante del PSOE que se encontraba apoyando el acto de la PAH era yo.

Solo unas horas antes sentí verdadera vergüenza al comprobar que en la manifestación celebrada en la Aldea del Rocío para defender el patrimonio natural del Parque de Doñana y exigir la paralización inmediata de las obras de Gas Natural en sus terrenos,  la ausencia del PSOE era más que significativa. Mientras Izquierda Unida, Podemos y los movimientos ecologistas encabezaban con sus primeros espadas (Antonio Maíllo, Juan López de Uralde o Teresa Rodríguez, entre un nutrido grupo de caras conocidas de la izquierda andaluza y nacional) la manifestación de algo menos de dos mil personas llegadas en autobuses que las propias organizaciones políticas habían fletado (yo mismo viajé en uno de IU), el PSOE estuvo tímidamente representado por el senador Amaro Huelva y un pequeño número de alcaldes socialistas del entorno de Doñana. Ni una pancarta, ni una bandera, ni nada que, una vez sorteadas las declaraciones a los medios de comunicación, visibilizara el compromiso del PSOE con la protección del Parque de Doñana.

Y eso que la beligerancia de la Junta de Andalucía frente al proyecto de Gas Natural es un hecho cierto, y que el Ejecutivo andaluz es quien lidera la oposición al atentado que contra el paraíso natural avala el Gobierno del Partido Popular. Sin embargo, y -al menos para mí- de forma inexplicable, el PSOE optó por no fletar autobuses ni convocar a su militancia a sumar la voz de los socialistas a las de los otros cientos de personas que gritaban en El Rocío “¡Salvemos Doñana!”.

Me pregunto qué mayor compromiso tendría, por ejemplo, el Consejero de Medio Ambiente, el onubense José Fiscal, que le impidiera poner cara a la Junta de Andalucía el sábado en El Rocío. O Ignacio Caraballo, presidente de la Diputación y secretario general de los socialistas onubenses. O José Juan Díaz Trillo, la cara visible de los parlamentarios nacionales del PSOE de Huelva. Lo cierto es que la representación socialista en el acto de defensa de Doñana fue de muy bajo nivel, con todo el respeto debido al senador Amaro y a los alcaldes que sí estuvieron allí, pero se encontraron con que no había una triste pancarta que mostrara el compromiso del PSOE con la defensa del Parque detrás de la que pudieran situarse, y una vez atendidos los medios de comunicación, era imposible para los cientos de asistentes no concluir que el PSOE, en realidad, había optado por no estar junto al resto de la izquierda y el movimiento ecologista luchando por nuestro más preciado patrimonio natural.

Así que yo, que sí estuve allí gracias a la cortesía de los comunistas onubenses que me invitaron a compartir sus autobuses, tuve que resignarme con gran dolor a escuchar que las consignas más coreadas durante la marcha fueran un injusto “Felipe y Susana fuera de Doñana” y otras que prefiero no reproducir. La timidez del PSOE ayer en El Rocío no impidió que se extienda la confusión y que gran parte de los asistentes a la manifestación volvieran a sus casas con la falsa idea de que la Junta de Andalucía y los socialistas andaluces son cómplices del Gobierno del Partido Popular y de Gas Natural en este gravísimo atentado al Coto de Doñana.


Así que cuando, solo una horas después, tuve que aguantar que un imbécil, porque no tiene otro nombre lo suyo, me llamara “tío mierda” por ser militante del PSOE, y que su infantil ignorancia le llevara a preguntar “qué coño ha hecho el PSOE nunca por nadie”, no pude evitar cierta sensación de que, realmente, son muchas las personas que ya no sienten a los socialistas como sus cómplices o como una fuerza que defiende sus derechos y libertades. Y que el principal reto al que se enfrenta la próxima dirección del Partido es precisamente volver a conectar con el electorado. Estar con “los nuestros” cuando se manifiestan por causas que compartimos es solo un gesto para conseguirlo. ¿Tanto cuesta hacerlo, compañeros?