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jueves, 21 de septiembre de 2017

Primarias PSM. De 'familias', debates y segunda vuelta


¿Habrá segunda vuelta en las primarias de los socialistas madrileños? 

Es la gran incógnita de los previos al 13 Congreso Ordinario del PSOE-M. Los pactos que se siguen tejiendo entre bambalinas e indiscretos grupos de WhatsApp, aventuran ya puestos de salida en las próximas listas electorales -que no serán pocas-, y ponen alegremente nombre y apellidos a parlamentarios, concejales y toda una corte de asesores (que la oposición tiene sus limitaciones) con sueldo público. La obra de ampliación de la mesa camilla, para favorecer el feliz reencuentro de todos los próceres aúlicos del socialismo madrileño que han prometido su propio 30 % de votos a José Manuel Franco, que de eso va la cosa, pasará a la historia de la carpintería. 

Las familias de ayer -de hoy y de siempre- se han conjurado tras proclamarse al alimón apóstoles del nuevo PSOE de Pedro Sánchez. No creen que haya vida institucional y orgánica propia para el PSOE de Madrid, y temen quedarse fuera del cariño federal. El armisticio madrileño tras el dramático 39 Congreso, está forjado por dizque tan poderosos patriarcas, que si sumaran todos los 30 % que cada uno ellos presume atesorar ("mis militantes hacen lo que yo les diga") el equipo de Franco ganaría las primarias con un 290 % de la militancia, que habrá consumido interminables colas para votar en una única y clarificadora primera vuelta.



A ello parece responder la negativa de José Manuel Franco, avalada por la dirección de Sara Hernández (el más reciente 30 % atraído por el candidato del aparato federal), a celebrar debates que respondan realmente al objetivo de los mismos. Microcoferencias encorsetadas de minutaje limitado sobre modelo de partido, sanidad y promesas no hacen un debate. Es un engaño llamarlas así. Un debate que se precie tiene que ser abierto, de asistencia libre para las bases, en un aforo que permita acoger al mayor número de militantes y medios de comunicación. La sede de Ferraz dispone de ese espacio y estoy seguro de que la dirección federal no pondrá objeciones. 

En un debate de 2017, además, se debe permitir confrontar ideas, permitir a los candidatos interpelarse y cuestionarse. Permitir  a los asistentes, militancia y prensa, lanzar pregunta a los candidatos para poder valorar sus respuestas, su defensa del proyecto socialista y su capacidad de liderazgo. Hay que verlos bregarse fuera del despacho.

Empero, el único formato que, de momento, ha aceptado José Manuel Franco, exige que el debate se realice en la minúscula sede de la calle Buen Suceso, limitando el acceso a una treintena de militantes (diez "seleccionados" por cada candidatura), con seguimiento vía plasma en sala contigua, y sin interacción entre los contendientes. Se da por seguro que Franco no aceptará, tampoco, el ya tradicional debate de primarias de Ser Madrid.

Y es que... con tanto 30 %, ¿merece la pena arriesgar una segunda vuelta?

lunes, 18 de septiembre de 2017

Por qué apoyo a Juan Lobato

Publicado en IrisPress Magazine.

En el momento que Pedro Sánchez decidió fulminar a Tomás Gómez y dinamitar la democracia interna de la que hoy se proclama único paladín, se cumplió la autoprofecía que el propio Gómez lanzó cuando algunos secretarios generales de las federaciones socialistas se conjuraron para frenar el paso al diputado vasco Eduardo Madina. "Te voy a apoyar, pero sé que me vas a matar en cuanto puedas", se cuenta que espetó el cesado ex secretario general. Así se recoge en dos libros de obligada lectura para entender el freno que impide a la izquierda gobernar en este país. Al fondo a la izquierda, del maestro de periodistas Jesús Maraña, y sobre todo, El PSOE en el laberinto, de la redactora de Antena 3, Ainara Guezuraga, un documentado relato sobre Sánchez que leen con deleite sus detractores y que detestan sus acólitos. 

Todos supimos entonces que Pedro Sánchez y César Luena mentían cuando expresaban los motivos que les llevaron a tomar la decisión de cesar a la dirección salida del 12 Congreso Regional, y al candidato elegido en un proceso de las hoy sacrosantas primarias. Gómez no estaba incurso en ninguna investigación; era rotundamente falso que estuviera a punto de ser imputado por ningún delito. Respecto de las expectativas electorales, la otra excusa, el propio Pedro Sánchez reunió en las urnas incluso menos apoyos que los que los sondeos otorgaban al PSOE de Madrid para las autonómicas de 2015. Nunca sabremos si Gómez hubiese obtenido más o menos sufragios que Sánchez. Sánchez impidió que pudiera saberse.

Personalmente, opino que Tomás Gómez es un político como pocos que haya conocido: es honesto, es de izquierdas y defendió un discurso propio para Madrid. También es cierto que como líder del PSM no pudo evitar una nueva mayoría del peor y más corrupto PP, el de Esperanza Aguirre. No logró que el PSOE fuera el partido de referencia para los madrileños, y no puso fin a las sempiternas luchas intestinas del socialismo capitalino, protagonizadas desde hace décadas por las seculares familias heredadas de la vieja FSM. A pesar de todas sus promesas, que siempre creí sinceras, fue incapaz de imponerse a la mesa camilla, cuyos habituales comensales estuvieron para recibirlo con los brazos abiertos, y tenían previsto un cerrajero de guardia para despedirlo.

También sabíamos que el verdadero y único objetivo de Sánchez era despojar al PSOE madrileño de identidad propia, recuperando el carácter de distrito federal, con el que se ha venido ahogando a la federación socialista para que no reconozca más liderazgo que el emanando en la calle Ferraz. Al punto de promover con éxito hasta el cambio de nombre del Partido Socialista de Madrid a un lacónico y franquiciado PSOE-M. La defenestración de Tomás Gómez abrió una herida que permanece sin suturar. 

Ese el motivo por el que no pocos militantes del PSOE de Madrid hemos visto en la candidatura de Eusebio González, auspiciada por el propio Gómez, un intento de volver al 11 de febrero de 2015 y buscar justicia y reparación. Algo que, es cierto, se ha negado a Gómez y su equipo. No hay más que echar un vistazo a los muros y time lines de los más aguerridos tomasistas de ayer, jaboneros de hoy, para ver que, por más mensajes que lance su candidato, el espíritu que les posee se remite a aquella fatídica fecha. Desde los más profundos aprecio, admiración y respeto que siento por Gómez y González, no es lo que quiero para el PSOE de Madrid.

Por su parte, José Manuel Franco es un discreto diputado, casi desconocido para los votantes madrileños, que lleva sentado en la Asamblea de Madrid desde su IV Legislatura. Llegó de la mano de Joaquín Leguina, permaneció con Simancas, con Gómez, y otra vez con Simancas y Ángel Gabilondo. Aunque no es tan célebre como otros de sus insignes guardianes, Franco es un destacado miembro de la mesa camilla, en la que ocupa asiento preferente desde sus primeros tiempos, y desde la que ha participado activamente en todos sus banquetes

Franco representa el perfil bajo que Pedro Sánchez quiere mantener para el socialismo de Madrid. Buena prueba de ello fue su ausencia en el debate celebrado el pasado sábado en la Agrupación Centro de la capital. Franco fue sustituido por Francisco Linde, "Pancho", un hombre del círculo personal más cercano a Pedro Sánchez desde que ambos dirigieron las Juventudes Socialistas de Tetuán. Tal fue el empeño de Pancho en exaltar a su amigo de juventud y renacido secretario general del PSOE, que prácticamente  olvidó que hablaba en nombre de José Manuel Franco para unas primarias a las que Sánchez no concurre.

De alguna forma, lo que la candidatura de Franco ofrece es paz por territorios. Un reparto de puestos en la ejecutiva regional y en las listas electorales pactado  en la mesa camilla, a cambio de deponer cualquier protagonismo que haga sombra a Pedro Sánchez en su "distrito federal". 


Un cambalache que pasa por mantener a Ángel Gabilondo como cartel electoral, un independiente que transciende las siglas del actual PSOE de Madrid. El problema es seguir ignorando que, sin romper el secular statu quo de la mesa camillaparece que, a tenor del último sondeo conocido para Madrid, el respetado y venerado catedrático de Metafísica, no alcanzaría ni de lejos el resultado de 2015. El habitual estudio publicado por El País con motivo del Día de la Comunidad, desvelaba que si se celebraran elecciones, el PSOE quedaría como última fuerza política, por detrás de PP, Podemos y Ciudadanos. Lejos de poder liderar una mayoría alternativa a la de Cristina Cifuentes -que perdería hasta 12 escaños- con los morados de Pablo Iglesias sin que Albert Rivera la bendiga. A todas luces, la ausencia de una identidad propia para el socialismo madrileño sigue siendo el gran lastre del PSOE para ofrecer a Madrid una alternativa al Partido Popular. Y un impedimento para que los madrileños sepan del excelente trabajo que Gabilondo hace cada día por todos ellos.

Sondeo de Metroscopia publicado por El País con motivo del Día de la Comunidad de Madrid

Ante tal desazonador panorama, ha irrumpido en el proceso de primarias el joven alcalde de Soto del Real Juan Lobato. Acompañado de un nutrido grupo de militantes de base y –también- otros cargos públicos que apuestan por renovar, de verdad, el PSOE de Madrid. Lobato y su equipo concurren a estas primarias libres de cargas, sin rencores acumulados y sin tutelas. Sin que nadie de la mesa camilla los haya reivindicado como propios. Hasta ahí todo bien. No es nada realmente novedoso que surjan candidaturas ajenas a las familias. Que se lo pregunten al histórico Enrique del Olmo. 

Lo que sí lo es novedoso, y mucho, es la fuerza con la que Lobato ha entrado en la carrera por la secretaría general del PSOE de Madrid. Sin padrinos, ajeno al aparato, Lobato sorprendió el pasado domingo al registrar los avales necesarios para disputar, de tú a tú, el liderazgo del socialismo capitalino a los candidatos de Sánchez y Tomás Gómez, los que, como se esperaba, también han reunido los avales exigidos por la normativa del 13 Congreso.

Lobato se presenta con un sólido programa, muy completo y detallado en todas las áreas, que sin duda representa fielmente los valores que se suponen a las bases del nuevo PSOE surgido tras el 39 Congreso. Algo que no ha pasado desapercibido para los militantes que sueñan un PSOE que pueda y sepa liderar la izquierda madrileña.

Lobato ha propuesto un PSOE para Madrid. “De izquierdas, renovado, abierto, activo y comprometido con los madrileños"; con una solida implantación territorial. Un modelo de partido que ya ha liderado con éxito en la agrupación de Soto del Real, el municipio del que es el primer alcalde socialista en más de ochenta años, tras imponerse en las urnas al imbatible Partido Popular.

Lobato ha diagnosticado con inusitada certeza el porqué de la situación del PSOE de Madrid. "La unidad es un valor fundamental" dijo el sábado en el debate ante la militancia, "pero unidad no significa juntarnos el 3 % de los que somos cargos públicos y volvernos a repartir esos cargos. Eso no es unidad, ¡eso es pasteleo!", denunció con rotundidad en un discurso fresco y poco habitual entre los candidatos en estas contiendas. Directo a la raíz del problema: la mesa camilla. Lobato concurre a las primarias avalado por cientos de militantes socialistas y con el firme compromiso de acabar de una vez para siempre con la endogamia de las familias

Para ello, Lobato propone que las candidaturas electorales abiertas sean decididas por la militancia en listas abiertas, por voto individual y secreto. Una poderosa herramienta para recuperar las riendas del PSOE en las instituciones y acabar para siempre con la mesa camilla. Si las actas de concejal, los escaños y los puestos en consejos de administración dejan de ser moneda de cambio para dirigir el socialismo madrileño, las familias habrán perdido su propia razón de existir.

Lobato ha garantizado la unidad de acción con la dirección federal de Pedro Sánchez. "¡Por supuesto!", afirma. Nada en el programa del candidato aupado por las bases debería hacer temer al Secretario General que no vaya a ser así. Pero reclama para el PSOE de Madrid una identidad que se la ha venido negando reiteradamente a fuerza de componendas articuladas de espaldas a los militante y a los intereses de los ciudadanos.  Son los propios Estatutos Federales del PSOE los que establecen, como recuerda el joven diputado sotorrealeño, que “la posición política federal es la suma de las posiciones de cada federación". Y eso debe incluir también a la federación de Madrid, para la que Lobato reclama una posición política propia, protagonismo ante los madrileños. "Con seriedad, con responsabilidad y con lealtad. Pero en cumplimiento de los Estatutos y de las resoluciones del 39 Congreso".

En la página web del candidato, Lobato y su equipo desarrollan un detallado programa que fija con precisión las necesidades de Madrid y sus habitantes, así como medidas creíbles que responden a un minucioso trabajo de estudio y reflexión en todas las áreas que afectan al ciudadano. Desde la Educación (con un completo apartado sobre tasas universitarias), la Sanidad o la Dependencia, a políticas de Igualdad o Violencia de Género. Pasando por la protección de menores, políticas de vivienda y urbanismo responsable, participación ciudadana, o la necesaria implantación de medidas para que la Ley de Memoria Histórica sea una realidad también en Madrid.

Con estos mimbres, la militancia del PSOE de Madrid tiene en su mano decidir entre más de lo mismo, mesa camilla y guerra de familias, o la oportunidad de tomar las riendas del socialismo madrileño y apoyar a un candidato con fuerza, programa y equipo. 


Yo he decidido apoyar a Juan Lobato.

viernes, 15 de septiembre de 2017

La paradoja madrileña del "efecto Sánchez"

Publicado en IrisPress Magazine.

El 13 Congreso Ordinario del PSOE de Madrid será el primero tras el breve y convulso periodo extraordinario pilotado por la elegida del viejo Pedro Sánchez tras defenestrar a Tomás Gómez por el artículo 33, y manejar a su antojo las listas electorales de la capital en las dos últimas elecciones generales. 

Con el concurso de Sara Hernández, e ignorando sin disimulo a las bases del PSOE de Madrid, Sánchez encabezó dos elencos a los que los madrileños situaron en cuarto y tercer lugar, respectivamente. Y ello a pesar de haber sacrificado a destacados socialistas regionales para hacerse acompañar en su exitoso encuentro con las urnas por Meritxell Batet, dirigente del PSC, por la ex parlamentaria Irene Lozano, desde cuyo escaño de UPyD se profirieron los más graves insultos al PSOE, la mediática Zaida Cantera, que de su traumático paso por el Ejército español ha sabido hacer un currículo para la política, o la juez Margarita Robles, que a día de hoy sigue negándose a afiliarse para dejar de incumplir los Estatutos del Partido Socialista, que prohíben expresamente la portavocía del Grupo Parlamentario a un no militante. 

Las imposiciones de Sánchez, sancionadas con gusto por Sara Hernández, procuraron al PSOE de Madrid dos, tres, amargos, anatemáticos, sorpassos, al quedar tras el Podemos de Pablo Iglesias y los Ciudadanos de Albert Rivera en diciembre de 2015, y tras los morados en junio de 2016. Rendir el socialismo madrileño a las necesidades de la dirección federal nunca ha sido rentable para el PSOE-M. En el Partido Popular, sin embargo, declarados rivales de la dirección nacional, como Alberto Ruiz Gallardón o Esperanza Aguirre, han barrido durante dos décadas toda posibilidad del PSOE de gobernar Madrid. Una outsider como Manuela Carmena arrebató para Podemos el liderazgo de la izquierda capitalina en una sola convocatoria.

A pesar de los sucesivos batacazos electorales cosechados por el PSOE bajo su liderazgo, el dramático fin de su mandato dio pie a un dizque nuevo Pedro Sánchez, resucitado, que, envuelto en la bandera del "no es no" y autoproclamado "la voz de la militancia", vuelve a ser secretario general del PSOE. Y lo cierto es que su discurso, con independencia de la confianza que inspire a unos y otros (yo, personalmente, me cuento entre "los otros"), ha logrado inocular en las bases socialistas un brío que no se sentía desde la caída en desgracia del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Los afiliados al Partido Socialista parecen haber tomado conciencia de que, en el siglo XXI, liderar la izquierda, gobernar las instituciones, empieza a depender más de revitalizar las agrupaciones locales que de un atractivo cartel electoral.

Volviendo a Madrid, y a causa de los habituales primeros espadas en subirse a su barco, José Manuel Franco, el veterano diputado que Pedro Sánchez quiere ahora para Madrid, encarna para buena parte de la atónita militancia la candidatura de lo más granado del antiguo y fracasado PSM. Simacas y cepedas, y lo que te rondaré morena, pues las mayores "sorpresas" están por venir. Las están peinando. El mismo PSOE de Madrid de antes de la crisis del 1 de Octubre, endogámico, de férreas jerarquías, que mantiene secuestrada la voluntad de las bases del partido. La némesis teórica del movimiento que dio pie al sanchismo.

Los más aguerridos pedritas, susanistas y patxistas, protagonistas de la peor  y más sonrojante campaña que el PSOE haya ofrecido jamás a la opinión pública, convergen hoy en torno al candidato de Sánchez. Madrid tiene sus propios ritmos. El lema "el que se mueva no sale en la foto" sigue haciendo de la sólida e incombustible mesa camilla el muro que separa a las bases del socialismo madrileño de la ciudadanía y de las instituciones.

La explicación de esta aparente paradoja, la insólita comunión de los hasta ayer irreconciliables enemigos políticos, hay que buscarla en la aparición en escena del joven alcalde de Soto del Real, Juan Lobato. A sus 32 años, es también un activo diputado en la Asamblea de Madrid que ha defendido más de 200 iniciativas desde que fue elegido en 2015. Atesora una sólida formación académica, es funcionario de carrera del Ministerio de Hacienda, profesor universitario y, sobre todo, es uno de los pocos socialistas madrileños que preside un ayuntamiento tras encabezar una candidatura ganadora en las elecciones. Otros alcaldes que ostentan ese mérito, por cierto, forman parte de su equipo.


Lobato concurre a estas primarias con un sólido programa, muy completo y detallado en todas las áreas, que sin duda representa fielmente los nuevos valores que se suponen a la militancia del PSOE tras el 39 Congreso. El más destacado, sin lugar a dudas, la firme promesa de acabar de una vez para siempre con la mesa camilla, que todos dicen rechazar, pero a la que estos días se intuye más activa que nunca, con José Manuel Franco a cargo del avivar el brasero. Juan Lobato propone un rompedor modelo de listas abiertas en el que las bases socialistas realmente deciden, en el que ponen y quitan candidatos. Una poderosa herramienta para recuperar las riendas del PSOE en las instituciones. 


Lobato reclama el poder de la militancia como máxima expresión para determinar qué rumbo debe seguir el Partido Socialista. Huye del clásico sistema de componendas entre familias. Aparentemente, esto no es distintivo de su candidatura. La historia del socialismo, y con mayor virulencia desde el tamayazo de 2003 (máxima expresión de los peligros que encierra la histórica endogamia de la vieja FSM) está protagonizada por quienes vienen prometiendo lo mismo desde los años noventa del siglo pasado. Pero no han habido renovaciones desde entonces que se hayan salido de la mesa camilla. Listas abiertas con voto individual y secreto. A efectos prácticos, el único camino capaz de hacer frente a las familias, pues poner las listas en manos de la militancia eliminará de facto el carácter de "moneda de cambio" de concejalías, escaños y consejos de administración.

La rompedora propuesta, además, no viene sola. Gana valor al recordar que la entrada de Juan Lobato en el paseo de la fama del PSOE tuvo lugar durante los previos del 39 Congreso Federal. El joven alcalde y su equipo, sorprendieron gratamente a todos con el muy elaborado documento La España que queremos y el PSOE que necesitamosUn texto construido sobre cuatro pilares estratégicos (economía sostenible del conocimiento, fiscalidad justa y redistributiva, derechos y servicios públicos para el progreso y una democracia ágil y eficaz). Recibido con agrado por los principales medios de comunicación y analistas políticos de este país, que inmediatamente reclamaron la atención de los progresistas al documento de Lobato. Dentro del PSOE, el sanchismo hizo suyas muchas de las aportaciones para el modelo de partido. Entre ellas el sistema de primarias a dos vueltas. También los seguidores de Patxi López, al que Lobato apoyó en el 39 Congreso, y los de Susana Díaz, que reconocieron el enorme valor del texto para el PSOE que la sociedad española está demandando. El PSOE que necesitamos para la España que queremos.

Lobato y su equipo entienden, además, que devolver el poder a las bases socialistas, exige de estas cumplir los compromisos que se dan  por hecho las llevaron a militar en el PSOE. Para el Equipo Lobato, el partido es una herramienta de los trabajadores para toda la sociedad. Describe una militancia comprometida, dispuesta a sumar mayorías dentro y fuera del PSOE para responsabilizarse de lo público, lo de todos. Ser actores protagonistas de la Política. Lobato ya ha puesto en práctica, con éxito, estas cualidades. Concurre a las primarias como el único de los candidatos que ha ganado unas elecciones. Lobato pide para Madrid un PSOE en condiciones de liderar la izquierda y volver a ser, por sí mismo, una alternativa de gobierno. 

Juan Lobato, es imprescindible destacarlo, concurre a estas primarias sin venir contaminado por el reciente y cainita 39 Congreso. O el por el abrupto fin de la era Gomez. Hay heridas que tardarán años en cicatrizar; si alguna vez lo hacen. Lobato apoyó a Patxi López, pero es conocida su buena sintonía con Pedro Sánchez, pues sus proyectos no compiten. En puridad, el de Lobato es el único que, más allá de lugares comunes y dramáticas preguntas, responde a los valores y exigencias que la militancia socialista ha puesto de manifiesto en los últimos meses. Que todos los sondeos de opinión parecen recibir con simpatía, y que Sánchez reclama como propios. También es notorio el buen feeling que comparte con Susana Díaz. La presidenta andaluza no concurre a las primarias de Madrid, pero no ha faltado algún experto en la estrategia de "paz por territorios" que ya exhibido su nombre como aval para José Manuel Franco. Un error de bulto, el susanismo, per se, no está en la guerra de Madrid. Pero la convalecencia del 39 Congreso hará muy difícil que los susanistas apoyen a un candidato de Pedro Sánchez. Tampoco a los que esperan del 13 Congreso un ajuste de cuentas. Y mucho menos si la única beneficiada acaba siendo, una vez más, la sempiterna mesa camilla.

El multitudinario acto celebrado el domingo en un céntrico local de la capital, ha hecho saltar las alarmas en el establishment del PSOE de Madrid. De momento, este parece haber contenido el interés de los medios de comunicación por el joven candidato que está espoleando el socialismo madrileño y llenando cada día sus encuentros con la militancia. Los rumores de pactos y repartos a puerta cerrada, así como la ausencia de un verdadero y novedoso proyecto con respuestas para Madrid, que las preguntas las conocen todos,  están haciendo de Lobato "el candidato de la militancia". 

La paradoja del PSOE de Madrid. Año 2017.

martes, 12 de septiembre de 2017

[se] Sostiene Cepeda

El titular de Europa Press concitó ayer, vía Twitteruna fuerte conmoción en la fuerza del socialismo madrileño. Logró que "¿eh?" fuera lo más escrito en los numerosísimos grupos de dirigentes y bases socialistas que, juntos, revueltos y/o separados, ocupan el espacio del socialismo en tierra, Twitter y WhatsApp. 

Más en serio, el sorprendente titular responde a una modesta nota de prensa que, en su propio nombre, hizo llegar este lunes a los medios de comunicación el diputado de la Asamblea de Madrid José Cepeda.  Cepeda, perejil de todas las salsas que han aderezado el PSOE regional en las dos última décadas, sosías de provincias de Rafael Simancas, anunció ayer al mundo mundial que el "sector" que [él  mismo] "lidera" (sic) dará su apoyo a José Manuel Franco, candidato de Pedro Sánchez en las inminentes primarias del PSOE de Madrid.  

Titular y entradilla de la nota de prensa remitida por José Cepeda a los medios de comunicación


Hasta ahí todo bien. Solo que la nota de prensa no resiste las principales cuestiones sagradas del periodismo. Es decir, quién(es), cuándo, dónde y, sobre todo, por qué se reunieron esos "numerosos dirigentes" cuyas identidades no se revelan, siquiera para fortalecer la información, o ampliar el valor añadido del apoyo mostrado por "el coordinador de los senadores socialistas de Madrid" al siempre oficialista y veterano diputado Franco. Aún así, la nota ha sido fusilada por los más importantes medios, El País, La Vanguardia o la Cadena Ser. Y, aun sin llegar a la cándida rotundidad de Europa Press, todos vienen a inferir que el apoyo de Cepeda a Franco es una suerte de espaldarazo del "susanismo madrileño" al candidato de Pedro Sánchez. 


Primer párrafo de la nota de Cepeda a los medios

Es el propio Cepeda quien se describe a sí mismo como "el hombre que aglutinó a buena parte de susanismo en Madrid". Una tarjeta de visita que en otras manos ha hecho tambalear gobiernos, ayuntamientos y federaciones socialistas desde el 21 de mayo hasta la fecha, pero con la que un auténtico superviviente como nuestro protagonista es capaz de pedir hoy, pas de rougeur, el voto de los militantes que votaron a Susana Díaz para el candidato de Pedro Sánchez.

En términos aritméticos, unidos los militantes que apoyamos a la presidenta andaluza el 21 de mayo, podemos inclinar la balanza a favor de cualquiera de los candidatos que concurren a estas primarias. El de Pedro Sánchez, Jose Manuel Francoel de Tomás Gómez, Eusebio Gonzálezo el joven alcalde y parlamentario Juan Lobato. Objetivamente, este último es el único que, a día de hoy, concurre con un proyecto específico, abierto pero muy detallado,  y con un solvente equipo para el PSOE de Madrid. Un proyecto sin cargas, sin deudas, y sin deudos en la mochila del candidato. Y también el único que atesora haber ganado unas elecciones al Partido Popular y una acreditada capacidad de liderazgo. Cualidades que comparte con destacados miembros de su candidatura

Con todos mis respetos a los compañeros Del Olmo y Lucas, ambos saben que ninguno de los dos tiene opciones de disputar la casi segura segunda vuelta en estas primarias (tan temida por el sanchismo). Será la que decidirá qué valores prevalecerán en la militancia del PSOE de Madrid. Los dispuestos a hacer de Madrid un distrito federal para el #nuevoPSOE de Pedro Sánchez, los que tienen rencores sin resolver, o los que entienden que los madrileños necesitan ya, un modelo de partido ganador, equiparable al que los socialistas gestionan con éxito y en labores de gobierno en Valencia, Aragón, Extremadura, Castilla - La Mancha... Andalucía. Propio y centrado en Madrid. Un militante, un voto.

Cepeda, al que nadie niega cierto ascendente canónico en algunas importantes agrupaciones (Latina, Chinchón, Villalba...), se arroga un liderazgo que nadie le ha ungido. El "susanismo", per se, no tiene pastores tras el proceso federal. En puridad, el susanismo lo conformamos todos los que en las primarias federales avalamos y votamos a Susana Díaz en un proceso, entre tres, que ya ganó Pedro Sánchez el 21 de mayo.

Las primarias de Madrid son de otro libro. En mi humilde parecer de actor y observador, muchos, "buena parte", de los que como Cepeda fuimos actores de la campaña de Susana Díaz en Madrid, hemos decidido apoyar candidaturas alternativas a la de José Manuel Franco. No lo sabemos por ladinas notas de prensa. Lo que pensamos, lo que vamos a hacer unos y otros, nos lo decimos, de igual a igual, dirigentes y militantes, cada día, en las redes sociales; de forma pública y privada. Cepeda debería saberlo, se le supone uno de los grandes expertos en comunicación 2.0 del PSOE. Un gurú.

Susana Díaz no juega en esta liga. No es de recibo que Cepeda exhiba su nombre en una contienda que no es la suya. El susanismo no tiene un candidato para Madrid. Los susanistas madrileños, entre los que me incluyo, no queremos trasladar las miserias del fratricida 39 Congreso al proceso regional. Es tiempo para el 13 Congreso del PSOE de Madrid.

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PD.- En un próximo post comentaré mi impresión sobre el resto de la nota de Cepeda, con especial detenimiento en el tan apasionado como contradictorio alegato del "líder" de todo un "sector" cargando contra  "los que hablan de mesas camilla y de familias". Admito que no me va a resultar fácil la diferencia entre familia y sector. Se hará lo que se pueda. Por Lampedusa.

Seguiremos "agitando" reflexiones.

martes, 5 de septiembre de 2017

Liderar el socialismo en Madrid (y II)


En mi post anterior, establecía que no me sentiría cómodo apoyando una candidatura que viniera con el marchamo "de Pedro Sánchez". Quienes siguen mis opiniones en este blog o los medios con los que colaboro habitualmente no necesitarán que abunde en el porqué. También expliqué que no apoyaré candidaturas que se reivindiquen, insinúen o sospechen contra Pedro Sánchez. Y menos si, además, son susceptibles de venir secretamente retroalimentadas por el malsano virus de la revancha. Acabamos de pasar por una experiencia así. Y no ha sido para nada edificante. 

Así que he decidido apoyar la candidatura de Juan Lobato a la secretaría general del PSOE de Madrid. Es un compañero al que he tratado levemente alguna vez, y, aunque no he tenido ocasión de hacerlo en profundidad, ni nos une una mínima relación personal, me parece alguien decidido, que transmite cordialidad, empatía, seguridad y confianza. Cualidades tan necesarias y tan mal repartidas en esto del liderazgo.

He leído con detenimiento el documento La España que queremos y el PSOE que necesitamos, que Lobato aportó al debate del 39 Congreso Federal. Lo considero el mejor texto de los que se manejaron. Sigo también con interés y agrado sus propuestas para esta contienda, en su página web, en sus redes sociales y en los medios de comunicación. He visto con satisfacción que se le han unido socialistas que considero de gran valía, a los que admiro y respeto, de todas las edades, sensibilidades y procedencias. Alcaldes como Javi de los Nietos, Rafa Martínez u Óscar Cerezal, mi admirado Amín Arias, Aida, Xacobe, Guillermo, Rosa, Marina, Oti, Teresa, Cristina, Vicente... Socialistas solventes y no contaminados por el secular mal del PSOE, que siempre acaba afectando a los procesos congresuales de Madrid

Creo que Juan Lobato, 32 años, conoce bien el partido socialista. Que aporta un estupendo currículo personal, profesional y político para liderarlo. Que conjuga sin estridencias el origen y la historia del PSOE con la necesidad de actualizar sus valores y estrategias tras el fracaso de la Tercera Vía y la subsiguiente crisis económica y social. En el discurso de Lobato distingo a un buen socialista que entiende el partido como una herramienta de los trabajadores para toda la sociedad. Que describe una militancia comprometida, dispuesta a sumar mayorías dentro y fuera del PSOE para responsabilizarse de lo público, lo de todos. Ese es, y no otro, a mi entender, el objetivo de la política. Lobato ya ha puesto en práctica, con éxito, estas cualidades. Es Técnico de Carrera del Ministerio de Hacienda, con un amplio recorrido laboral, y es un activo diputado autonómico que, recién pasado el ecuador de la X Legislatura, ha defendido ya 229 iniciativas. También es el apreciado Alcalde de Soto del Real, tras encabezar la lista más votada en un municipio cuyos votantes se le resistían al PSOE desde la Segunda República.

Creo que Juan Lobato reúne condiciones para liderar el socialismo en Madrid. Que sabrá hacerlo sin entrar en conflicto con la dirección federal del partido, pero sin abdicar la estrategia regional para no hacer sombra. Madrid no debe seguir pagando con anonimato y rencillas compartir espacio con la política nacional. 

Y, tratando de superar el reciente y traumático proceso federal, también creo que el proyecto político y de partido de Juan Lobato encarna bien los valores de quienes no optamos en mayo por el modelo de Pedro Sánchez. Valores que muchos queremos que permanezcan en las estructuras del PSOE.

Voy a avalar, apoyar y votar al compañero Juan Lobato. 

#GentecomoTú

Ver también Liderar el socialismo en Madrid (I)

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sábado, 2 de septiembre de 2017

Liderar el socialismo en Madrid (I)

El Congreso del PSOE-M, antes Partido Socialista de Madrid, tendrá lugar, como el resto, en el contexto de un PSOE emocionalmente dividido, no nos engañemos. Devastado por la feroz e insólita campaña que recuperó para Pedro Sánchez la secretaría general. 

La ruptura buscada, el desprecio al rival, la violencia verbal, fueron terribles y triunfadoras armas electorales para quienes, ignorando la asfixiante debilidad del PSOE tras los últimos resultados electorales , denunciaron un bando "con el culo en pompa hacia la derecha", y proclamaron que el 39 Congreso se luchaba "contra coroneles". Para los que perder una votación democrática en el Comité Federal del partido supone un "golpe de estado"; la democracia representativa ya no lo es. 

Ni una sola vez pidieron mesura a los que llamaban gusana o cortijera a Susana Díaz. Callaron ante los que cuestionaron a García-Page, Lambán o Ximo Puig como buenos presidentes socialistas, insultaron a Javier Fernández, o esparcieron -aún lo hacen- malévolos infundios contra sus propios compañeros. Desde Felipe González al último tuitero. Yo, personalmente, he sido acusado en mis propias redes sociales de ser un "cazasubvenciones", de vivir a costa de dinero público andaluz, obtenido de forma tramposa a cambio de "intoxicar" con mis opiniones políticas. Se han insinuado en mi muro de Facebook "otras adicciones" y "secretos vergonzantes". Se han puesto 'etiquetas' a las cuentas del Alcalde de Huelva y de otros destacados socialistas andaluces, para vocear peregrinas -y graves- acusaciones en Twitter. Al haber creído que mis actividades profesionales pueden estar ligadas a ellos, han querido dañarme laboralmente. Mezquindad en máximo grado. En el modelo de Pedro Sánchez, cabe premiar las gracietas del alcalde que llamó faraona a Susana Díaz y mafiosos a los miembros de la Gestora, decorando con una amplia bandera de la agrupación de Calasparra el cierre de tu propia campaña. Declaración de intenciones.

Óscar Puente, en el cierre de campaña de Pedro Sánchez. Parque de Berlín de Madrid, 20 de mayo de 2017.
En Madrid, los damnificados por esta estrategia, llevamos en la mochila el recuerdo del mismo Pedro Sánchez que decidió abolir los órganos democraticamente elegidos por la militancia socialista. Está de moda reivindicar a las bases. Las de Madrid sabemos bien qué es luchar para que se escuche nuestra voz, unir fuerzas para conseguirlo y, además, conseguirlo. No será fácil olvidar que fue Pedro Sánchez quien decidió silenciar esa voz una vez lograda. Y por ello, me consta que no soy el único, se nos hace bola apoyar a quien viene con el marchamo "candidato de Pedro Sánchez".

Hoy, quienes ayer mismo hacían de la rebeldía bandera, hacen casus belli, probatorio de autoridad, de la ambigua, calzada, frase "perfeccionar el modelo plurinacional del Estado". Como si esas seis imprecisas palabras albergaran la respuesta al grave problema catalán. O las llaves de La Moncloa. Claman por la muy orgánica literalidad de "las resoluciones y estatutos del 39 Congreso", y miran hacia otro lado, por ejemplo, nombrando a la independiente Margarita Robles portavoz del Grupo Parlamentario Socialista. Algo prohibido expresamente por el artículo 74 de los estatutos, que exigen ser militante del partido para ostentar esa dignidad. Nada impide a Robles militar en el PSOE. Nada se lo impidió al añorado, y también juez, Toño Alonso, quien para cumplir la ley, dio de baja su carné de socialista cuando volvió a la judicatura. Es tal la necesidad de mostrar quién ostenta el mando, que se torpedean gobiernos autonómico si están presididos por alguien del "otro bando". La naturaleza del escorpión. Se reclama, en nombre de la libertad y la democracia, reducir al 3 % los avales en los congresos provinciales de Andalucía, pero se impone el 10 % en la convulsa Galicia dirigida aún por una gestora que ejercía nombrada ya por el antiguo Pedro Sánchez. Exigen obediencia ciega y exhiben selecta displicencia ante las propias normas y principios. Ante las bases.  ¿El nuevo PSOE?

Con toda la simpatía y respeto que siento por la extensa trayectoria pública y orgánica de José Manuel Franco, no será mi candidato. Tengo el convencimiento personal de que, con Pedro Sánchez, el PSOE ha entrado en una crisis de identidad de imprevisible resolución, y no me gustaría que las federaciones regionales, que tienen su propia dimensión y compromiso, se vean abocadas a seguir, innecesariamente, el modelo federal en lo que concierne a la política en sus territorios. Es, precisamente, una de las riquezas del modelo federal del PSOE. El análisis y la respuesta a la situación política de cada territorio deben ser propuestos, decididos y ejecutados por las federaciones. A nivel estatal, el partido debe tener un proyecto capaz de unir y liderar todas esas realidades para ser, cuanto antes, la alternativa al Gobierno del corrompido Partido Popular. 

Ahora bien. Tampoco quiero apostar por candidaturas  que pretendan capitalizar un mal entendido sentimiento "contra Pedro Sánchez". Nos guste más o menos, es el legítimo secretario general del partido socialista. Hasta que toque premiárselo o demandárselo, él y su equipo deben ser quienes lideren el partido en este periodo del que, si no hay sobresaltos, rendirán cuentas ante el 40 Congreso. A ellos corresponde mirar y escuchar con atención a las bases socialistas y a los electores, hacer del PSOE la primera fuerza política de este país, y ganar las elecciones generales para gobernarlo. Hablarán las urnas. Candidaturas que se reivindiquen, insinúen o sospechen contra Pedro Sánchez, no serán buenas para el conjunto de los madrileños y madrileñas. Tampoco lo será para el PSOE en una autonomía en la que hay mayores de edad que no han conocido un presidente socialista. Mucho menos lo serán si, además, son susceptibles de venir secretamente retroalimentadas por el malsano virus de la revancha, de la venganza. Acabamos de pasar por una experiencia así. No ha sido edificante. No ha servido para congraciar al partido con la gente. El espectáculo ofrecido ha sido lamentable. No.

Los madrileños merecen un proyecto socialista para Madrid. Algo realmente mejor.


viernes, 1 de julio de 2016

"¿Tú no serás tonto, no?" (A Martu Garrote)

Tuve un novio que cuando algo no tenía sentido solía decir “¿tú no será tonto, no?”. Me he acordado de la pregunta, que siempre me hacía reír, porque a veces es mejor reírse cuando uno se plantea este tipo de interrogantes.

En el día de hoy, el Secretario de Organización del PSOE. César Luena, por fin ha salido de la madriguera en la que él y Pedro Sánchez se recluyeron en un significativo silencio tras el desastroso y humillante resultado electoral del 26J. Un silencio que ayer se tornó clamoroso al confirmarse que las mentiras que durante años aireó la derecha contra Tomás Gómez al hilo del manido tranvía de Parla no eran más que eso, mentiras, como todos  sabíamos. Aún así, Pedro Sánchez y César Luena, deseosos de “equilibrar” las fuerzas entre federaciones socialistas afines y no afines a su liderazgo, no dudaron en “comprar” y utilizar para justificar el cese de la ejecutiva del partido en Madrid e imponer la candidatura de Ángel Gabilondo al gobierno de la Comunidad, pues la permanencia de Tomás Gómez no era sostenible, decían, con las "alarmantes informaciones" que se iban conociendo sobre el tranvía.

Pues bien, ¿acaso Luena o Sánchez han tenido la gallardía de salir a luz pública, si no para pedir perdón a Tomas Gómez -lo que sería mucho pedir-, al menos para proclamar que las mentiras de la derecha han sido desveladas como tales y que le gestión socialista en el Ayuntamiento de Parla en este asunto del tranvía siempre fue acorde a la legalidad y exenta de irregularidades?

No. Lo han hecho para notificar la expulsión de dos militantes críticas con la dirección del partido. Por un lado, la concejala de Getafe Mónica Cerdá, a la que se presionó, sin éxito, para que abandonara su acta de concejal tras mostrar sus discrepancias con la alcaldesa y secretaria interina del ahora llamado PSOE-M, Sara Hernández (quien, por cierto, tampoco ha salido aún a celebrar la exoneración de su compañero Gómez), y la de Martu Garrote, de la que no es necesario dar muchas cuentas pues puede que, junto a Antonio Miguel Carmona, sea la militante sin cargo público u orgánico más conocida y apreciada dentro y fuera del partido.

Es muy lamentable que la primera acción conocida de la actual dirección socialista tras el bochornoso resultado del 26J haya sido un ajuste de cuentas interno. Pero en el caso de Martu Garrote la cosa adquiere tintes bananeros, pues la causa de que Luena decidiera abrirle un expediente disciplinario fue, precisamente, defender a Tomás Gómez tanto dentro como fuera del PSOE. Ejecutar, pues, la expulsión de Martu tras conocerse que siempre tuvo razón y actuó como una buena compañera que defendió a su secretario general y la honorabilidad del partido es una decisión vergonzosa, inoportuna e incluso cobarde.

Da la impresión de que superados estos molestos periodos electorales que tanto distraen de lo que realmente importa, Luena y su equipo por fin pueden dedicarse a lo que realmente parece gustarles: mandar. Y si los electores han decidido que no hay poder para el PSOE fuera de Ferraz, que no sea un obstáculo. No sea que alguien pueda pensar que aquí no manda nadie. Aunque al final lo que se proyecte sea que quien manda no piensa, Y acabe preguntándose, como mi ex, “¿tú no serás tonto, no?".

jueves, 19 de noviembre de 2015

La estrategia “preventiva” de Sara Hernández para el Ayuntamiento de Madrid

Hace poco más de cien días que la ejecutiva regional del extinto Partido Socialista de Madrid, rebautizado como PSOE-M, decidió cesar a Antonio Miguel Carmona como portavoz del Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento de Madrid con un sencillo y dizque indiscutible argumento defendido por las más altas instancias federales del partido: la nueva dirección regional del partido debía contar a su vez con una dirección en el grupo municipal acorde y de su entera confianza.

Sin embargo, Sara Hernández sugiere ahora, a las puertas del Congreso Ordinario que deberá celebrarse en pocas semanas, la posibilidad de una entrada de los concejales socialistas en el equipo de gobierno de Manuela Carmena. Contradice Sara Hernández sus propios argumentos en lo que bien puede parecer una “estrategia preventiva” para dejar atado un equipo de gobierno en el Ayuntamiento afín a la actual y efímera dirección del PSOE madrileño con el que tenga que cargar la que surja del próximo Congreso, previsto para las primeras semanas del año entrante.


Parece que ya no vale la necesidad de que el grupo municipal, máxime si forma parte del equipo de gobierno del Ayuntamiento, se configure en sintonía con la dirección territorial del partido. O también que se pretendiera que la dirección que surja del Congreso Ordinario, de resultar diferente a la de ahora, comezara su andadura avocada a provocar una crisis de gobierno en el Ayuntamiento de Madrid para resituar a los concejales, al aplicar los propios criterios de confianza defendidos por Sara Hernández y su ejecutiva. ¿Estrategia de “tierra quemada? Malo para Madrid; malo para el PSOE.

Sara Hernández incumplió, en mi modesta opinión, su principal promesa para alzarse con la secretaria general en las primarias en la que resultó elegida, que no era otra que dar más voz a la militancia y a las agrupaciones a la hora de tomar decisiones en el seno del partido socialista de Madrid. Y lo hizo cuando ocultó que los delegados al Congreso Extraordinario para los que pidió el voto a las agrupaciones pretendían mermar la representación de dicha militancia en el Comité Regional, reduciéndolo a la mitad, e incluso cambiar la propia identidad del partido en Madrid, modificando hasta su nombre. Los delegados elegidos en sus listas para el Congreso que ratificó su victoria en primarias concurrieron, pues, con un “programa oculto” muy lejos de la transparencia y la “democracia de abajo a arriba” preconizada por la propia Hernández en su campaña.

Ahora, a escasas semanas del Congreso Ordinario que debe elegir un nuevo equipo directivo -este sí- para cuatro años, Hernández sugiere dejar cerrado un pacto de Gobierno en la capital afín a sus propios intereses dentro del PSOE. No hay que ser un lince para inferir que lo que pretendería la secretaria general es configurar a su antojo y desde la dirección saliente la participación socialista en el equipo de gobierno municipal. Una absoluta contradicción con los motivos que la propia Sara Hernández defendió en su momento para cesar a Antonio Miguel Carmona. Insistamos: el grupo municipal y su configuración deben contar con la confianza de la dirección regional del partido ¿O no era eso? Con tal premisa argumental, ¿resulta serio  ahora dejar configurado el gobierno municipal en función de los intereses del equipo saliente de Sara Hernández? ¿No parece más lógico, atendiendo a su propia argumentación, que sea la dirección emanada del Congreso Ordinario la que decida en ese sentido?

Cualquier malpensado podría pensar que lo que Sara Hernández y su equipo provisional pretenden es dejar maniatada a la próxima dirección. A pesar de las manifestaciones públicas de la líder regional, no es un secreto la fuerte división interna que está protagonizando su mandato, a la que no son ajenas la escasa relevancia dada a la militancia a la hora de tomar decisiones. La última, la conformación de la lista de Madrid a las generales, en la que se incluyeron nombres en “puestos de salida” (esperemos) que relegaban a los que solo unos días antes habían propuesto las agrupaciones del partido, con las que ni siquiera se tuvo el buen gusto o la deferencia de proponerles los “fichajes” de la dirección federal avalados por la ejecutiva regional. Así, si bien es cierto que la lista propuesta por Sara Hernández al Comité Regional obtuvo el respaldo del 95 % de los votos emitidos, no es menos cierto que 150 miembros del máximo órgano regional decidieron no participar en la votación en señal de protesta. Prueba inequívoca de la división referida. Y es por ello más que razonable apuntar la posibilidad de que Hernández y su equipo no repitan la pírrica victoria obtenida en el Congreso Extraordinario.

En esta tesitura, lo que Sara Hernández y su ejecutiva estarían proponiendo es forzar un equipo de gobierno municipal a su antojo, imponiendo criterios de oportunidad orgánica sobre las necesidades de los madrileños y la propia voluntad de los militantes socialistas.

O también, y hablando en plata, evitar que el resultado del próximo Congreso Ordinario del partido socialista de Madrid pudiera acabar  devolviendo a Antonio Miguel Carmona la portavocía del Grupo Municipal. Y que este incluso llegara a ser investido como Vicealcalde de Madrid en un ahora bien considerado pacto de gobierno con Manuela Carmena.


Si se observan bien las cosas, es fácil ver qué intenciones esconde cada una de ellas. Lo sensato, a mi entender y a las puertas del Congreso Ordinario, es llevar el debate de este tema a las asambleas de las agrupaciones locales del partido socialista, escuchar a unos y otros. Votar y designar delegados con un mandato claro de lo que quieren los militantes socialistas como mejor para el gobierno de la Villa y para el propio partido socialista de Madrid.