martes, 25 de julio de 2017

Escraches vendo… que para mí no quiero

Editorial publicado en El Obrero.

El escrache sufrido por Pablo Iglesias, Irene Montero y otros miembros de Podemos mientras disfrutaban de su tiempo libre en un restaurante madrileño no ha gustado a los dirigentes de la formación morada.

Aunque Iglesias y los suyos han tratado de desviar su malestar a que desde el Partido Popular de Madrid se haya dado difusión el vídeo que recoge la bronca que un grupo de ciudadanos venezolanos infligió a los líderes de Podemos por su tibia actitud ante los sucesos que están teniendo lugar en su país, cabe recordar que el propio Pablo Iglesias fue quien definió en su momento los escraches como el “jarabe democrático de los de abajo”. Y que las acciones de protesta ciudadana solo tienen cobran valor si estas son conocidas por la opinión pública. Defender, pues, el escrache como legítima expresión de malestar de la ciudadanía y luego condenar que sea difundido, es una incoherencia.

Desde El Obrero defendemos la legítima protesta y reproche a los representantes políticos, pero condenamos la intromisión en la vida privada de los mismos, y que se violente la intimidad de sus familias y amigos, que no merecen ser objeto de situaciones como la vivida por Iglesias y sus acompañantes. Como tampoco lo merecieron dirigentes socialistas como Bibiana Aído o Leire Pajín, o populares, como la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría.


Dice el saber popular que quien siembra vientos recoge tempestades. El escrache que tanto ha molestado a los dirigentes de Podemos, y que hipócritamente ha difundido a todo bombo el Partido Popular, debería ayudar a unos y otros a reflexionar si no es momento ya de intentar entre todos sosegar el debate político, rebajar el nivel de enfrentamiento y  recuperar el valor de la actividad parlamentaria como forma de mejorar la vida de la gente.