Que Pedro Sánchez asista e intervenga en la clausura del 13
Congreso del PSOE de
Andalucía, la federación más importante del partido, es de oficio. Una
presencia obligada que, sorpresivamente,
se ha convertido en titular de portada no exento de un pretendido morbo
informativo. La verdadera noticia sería que el Secretario General del PSOE no
acudiera al congreso de Sevilla, como, lamentablemente, lo fue que no lo hiciera al de los jóvenes
socialistas, para el que decidió que el PSOE estuviera representado por Carmen
Calvo, una emisaria de evidente “segundo nivel”. Una decisión, en mi opinión, harto
grosera -políticamente hablando, me refiero-, ya que, siendo tradición que la
máxima autoridad socialista clausure los cónclaves de las JSE, la ausencia de Sánchez
sólo podía compensarse con la presencia de los números dos o tres del partido,
Adriana Lastra o José Luis Ábalos, y no uno de los incontables secretarios de
área de la nueva e inconmensurable Comisión Ejecutiva Federal.
La gestión de Susana Díaz
ha obtenido un impresionante 91 % de aprobación de la militancia socialista
andaluza en los 'congresillos', que han mandatado a ocho incontestables delegaciones
provinciales revalidar el liderazgo de la izquierda andaluza en la presidenta
de la Junta. La notoria cohesión de las bases del PSOE andaluz en torno a su secretaria
general no puede tener otra sanción que la presencia de Sánchez el próximo
domingo en Sevilla, que bien sabe lo que significa e implica "la voz de la militancia".
El tratamiento informativo dado a la noticia ha vuelto a alimentar el estéril debate sobre las simpatías
personales que unen o separan a Pedro Sánchez y Susana Díaz (o Pedro Sánchez y
Ximo Puig)… y a sus acólitos. No hay más que echar un ligero vistazo a Twitter
o Facebook para comprobar que hay heridas que permanecen abiertas. Pero lo cierto
es que la presencia de Sánchez en los congresos regionales debe ser -y es- el lógico
espaldarazo de la dirección federal del PSOE a la decisión de las bases socialistas.
En todas y cada una de las federaciones. En el contexto federal del PSOE como
organización, el análisis y la respuesta a la situación política de cada territorio,
debe ser propuesta y decidida por las federaciones socialistas. A nivel
federal, el partido debe tener un proyecto que una y lidere todas esas realidades
para ser, cuanto antes, la alternativa al Gobierno de Mariano Rajoy y el corrompido
Partido Popular.
Es lo que Antonio Yélamo pedía este domingo en su artículo
Sánchez
nos sacará de dudas. El maestro de periodistas recomendaba al secretario
general del PSOE que inspire su intervención en el cónclave socialista andaluz
en la exposición 40 años de autonomía y
socialismo andaluz que acompañará el 13 Congreso del PSOE-A: “Podrá comprobar en ella las razones que
llevan a la mayoría de los andaluces a considerar al PSOE como el partido que
mejor defiende sus intereses”, decía Yélamo en El Correo de Andalucía. Es lo que confirma el amplio sondeo de
Celeste-Tel para La Opinión de Málaga recogido el sábado por El
Obrero. Si hoy se celebraran elecciones en Andalucía, el PSOE-A liderado
por Susana Díaz seguiría siendo el único partido en condiciones de gobernar, a
más de diez puntos del Partido Popular, y veinte de Podemos. La indiscutible hegemonía
del socialismo andaluz como partido de gobierno es un valor para todo el PSOE.
La presencia e intervención de Pedro Sánchez en el 13 Congreso debe ser una incuestionable
constatación de esta realidad. Noblesse
oblige.