sábado, 2 de septiembre de 2017

Liderar el socialismo en Madrid (I)

El Congreso del PSOE-M, antes Partido Socialista de Madrid, tendrá lugar, como el resto, en el contexto de un PSOE emocionalmente dividido, no nos engañemos. Devastado por la feroz e insólita campaña que recuperó para Pedro Sánchez la secretaría general. 

La ruptura buscada, el desprecio al rival, la violencia verbal, fueron terribles y triunfadoras armas electorales para quienes, ignorando la asfixiante debilidad del PSOE tras los últimos resultados electorales , denunciaron un bando "con el culo en pompa hacia la derecha", y proclamaron que el 39 Congreso se luchaba "contra coroneles". Para los que perder una votación democrática en el Comité Federal del partido supone un "golpe de estado"; la democracia representativa ya no lo es. 

Ni una sola vez pidieron mesura a los que llamaban gusana o cortijera a Susana Díaz. Callaron ante los que cuestionaron a García-Page, Lambán o Ximo Puig como buenos presidentes socialistas, insultaron a Javier Fernández, o esparcieron -aún lo hacen- malévolos infundios contra sus propios compañeros. Desde Felipe González al último tuitero. Yo, personalmente, he sido acusado en mis propias redes sociales de ser un "cazasubvenciones", de vivir a costa de dinero público andaluz, obtenido de forma tramposa a cambio de "intoxicar" con mis opiniones políticas. Se han insinuado en mi muro de Facebook "otras adicciones" y "secretos vergonzantes". Se han puesto 'etiquetas' a las cuentas del Alcalde de Huelva y de otros destacados socialistas andaluces, para vocear peregrinas -y graves- acusaciones en Twitter. Al haber creído que mis actividades profesionales pueden estar ligadas a ellos, han querido dañarme laboralmente. Mezquindad en máximo grado. En el modelo de Pedro Sánchez, cabe premiar las gracietas del alcalde que llamó faraona a Susana Díaz y mafiosos a los miembros de la Gestora, decorando con una amplia bandera de la agrupación de Calasparra el cierre de tu propia campaña. Declaración de intenciones.

Óscar Puente, en el cierre de campaña de Pedro Sánchez. Parque de Berlín de Madrid, 20 de mayo de 2017.
En Madrid, los damnificados por esta estrategia, llevamos en la mochila el recuerdo del mismo Pedro Sánchez que decidió abolir los órganos democraticamente elegidos por la militancia socialista. Está de moda reivindicar a las bases. Las de Madrid sabemos bien qué es luchar para que se escuche nuestra voz, unir fuerzas para conseguirlo y, además, conseguirlo. No será fácil olvidar que fue Pedro Sánchez quien decidió silenciar esa voz una vez lograda. Y por ello, me consta que no soy el único, se nos hace bola apoyar a quien viene con el marchamo "candidato de Pedro Sánchez".

Hoy, quienes ayer mismo hacían de la rebeldía bandera, hacen casus belli, probatorio de autoridad, de la ambigua, calzada, frase "perfeccionar el modelo plurinacional del Estado". Como si esas seis imprecisas palabras albergaran la respuesta al grave problema catalán. O las llaves de La Moncloa. Claman por la muy orgánica literalidad de "las resoluciones y estatutos del 39 Congreso", y miran hacia otro lado, por ejemplo, nombrando a la independiente Margarita Robles portavoz del Grupo Parlamentario Socialista. Algo prohibido expresamente por el artículo 74 de los estatutos, que exigen ser militante del partido para ostentar esa dignidad. Nada impide a Robles militar en el PSOE. Nada se lo impidió al añorado, y también juez, Toño Alonso, quien para cumplir la ley, dio de baja su carné de socialista cuando volvió a la judicatura. Es tal la necesidad de mostrar quién ostenta el mando, que se torpedean gobiernos autonómico si están presididos por alguien del "otro bando". La naturaleza del escorpión. Se reclama, en nombre de la libertad y la democracia, reducir al 3 % los avales en los congresos provinciales de Andalucía, pero se impone el 10 % en la convulsa Galicia dirigida aún por una gestora que ejercía nombrada ya por el antiguo Pedro Sánchez. Exigen obediencia ciega y exhiben selecta displicencia ante las propias normas y principios. Ante las bases.  ¿El nuevo PSOE?

Con toda la simpatía y respeto que siento por la extensa trayectoria pública y orgánica de José Manuel Franco, no será mi candidato. Tengo el convencimiento personal de que, con Pedro Sánchez, el PSOE ha entrado en una crisis de identidad de imprevisible resolución, y no me gustaría que las federaciones regionales, que tienen su propia dimensión y compromiso, se vean abocadas a seguir, innecesariamente, el modelo federal en lo que concierne a la política en sus territorios. Es, precisamente, una de las riquezas del modelo federal del PSOE. El análisis y la respuesta a la situación política de cada territorio deben ser propuestos, decididos y ejecutados por las federaciones. A nivel estatal, el partido debe tener un proyecto capaz de unir y liderar todas esas realidades para ser, cuanto antes, la alternativa al Gobierno del corrompido Partido Popular. 

Ahora bien. Tampoco quiero apostar por candidaturas  que pretendan capitalizar un mal entendido sentimiento "contra Pedro Sánchez". Nos guste más o menos, es el legítimo secretario general del partido socialista. Hasta que toque premiárselo o demandárselo, él y su equipo deben ser quienes lideren el partido en este periodo del que, si no hay sobresaltos, rendirán cuentas ante el 40 Congreso. A ellos corresponde mirar y escuchar con atención a las bases socialistas y a los electores, hacer del PSOE la primera fuerza política de este país, y ganar las elecciones generales para gobernarlo. Hablarán las urnas. Candidaturas que se reivindiquen, insinúen o sospechen contra Pedro Sánchez, no serán buenas para el conjunto de los madrileños y madrileñas. Tampoco lo será para el PSOE en una autonomía en la que hay mayores de edad que no han conocido un presidente socialista. Mucho menos lo serán si, además, son susceptibles de venir secretamente retroalimentadas por el malsano virus de la revancha, de la venganza. Acabamos de pasar por una experiencia así. No ha sido edificante. No ha servido para congraciar al partido con la gente. El espectáculo ofrecido ha sido lamentable. No.

Los madrileños merecen un proyecto socialista para Madrid. Algo realmente mejor.