Qué hartito estoy de Nico Ferrando. Bueno, del ‘caso Nico
Ferrando’, para ser exactos. El pasado vienes quedó suspendido, por tercera
vez, el juicio en el que se dirimirá la procedencia, improcedencia o nulidad de
su despido como agente comercial para SantaLucía Seguros, después de que este
denunciara una campaña de acoso de carácter homofóbico y con tintes xenófobos
en el seno de la agencia del gigante de los seguros de las que Nico fuera trabajador.
Sobre este caso escribí mucho en su momento y en el
desaparecido Diario Progresista, como contaba hace unos días en otra entrada de Ciudadano Pan, con gran repercusión en las redes sociales, como la propia compañía de seguros verificó y dejó constancia ante notario. Con motivo de toda la documentación y
testimonios que pude recabar para elaborar mis artículos, estoy citado como
testigo en el juicio que tal vez algún día llegue a celebrarse. Siempre que los
abogados de la parte demandada, la empresa CTAS (agencia de SantaLucía
Seguros cuyos servicios presta exclusivamente en su nombre), una auténtica
brigada de letrados que ya abruma solo por su numerosa formación (en el último
intento incluía hasta dos jóvenes aprendices), consigue la próxima vez presentarse con los deberes bien hechos.
Me explico. Obviamente, la empresa no despidió a Nico
Ferrando por ser homosexual o sudamericano. Lo hizo pretendiendo hacerle
responsable de una serie de irregularidades que fue el propio trabajador quien
puso en conocimiento de la dirección de Santa Lucía Seguros y, como consta en la
abundante documentación sobre este caso, también a la propia Dirección General
de Seguros. Es más, los responsables de la agencia que representa al gigante de
los seguros, llegaron a interponer una querella criminal contra Ferrando en la
que piden para el joven comercial una fuerte sanción que incluye penas de
prisión. Incluso llegaron a presentar dicha querella por dos veces y en dos
juzgados distintos, los de Plaza de Castilla en Madrid, y los de Ocaña (Toledo). Una acción al parecer un tanto temeraria que les valió una severa
reprimenda verbal de la jueza en la que recayó el caso en Madrid, que tuvo que recordar a
los letrados de la compañía la falta de diligencia profesional al pretender que
una misma causa fuera instruida dos veces y en dos juzgados distintos, por lo que
decidió cerrar el caso abierto en Plaza de Castilla y derivar todo el proceso al juez de
Ocaña.
No quedó ahí la cosa, la propia jueza, en un comentario de índole personal y tras comprobar que la querella
era posterior tanto a la denuncia presentada por Nico Ferrando como a su
propio despido, y que fue el trabajador quien inicialmente puso las
irregularidades contenidas en conocimiento de la Dirección General de Seguros y
de la propia SantaLucía Seguros, llegó a calificarla de “querella defensiva”
cuyo objetivo sería influir en el proceso laboral que dirimirá la procedencia o
no del despido. Según pude saber de testigos presenciales, la jueza no dejó ahí
sus observaciones, sino que, también a título personal, mostró su enorme desagrado con
este tipo de estrategias de grandes compañías que disponen de mucho dinero
y potentes bufetes de abogados en sus casos frente a trabajadores
De lo poco que sé de la instrucción que se lleva a cabo en Ocaña, me cabe deducir que Nico
Ferrando ha aportado pruebas suficientes de que las irregularidades que él
mismo denunció y de las que la compañía ha intentado hacerle único responsable,
eran conocidas y coordinadas por su superior en la empresa. Es una conclusión a
la que no resulta muy difícil llegar atendiendo a una serie de correos
electrónicos enviados y recibidos entre la aseguradora y el Ayuntamiento de Villarrubia, que
habría sido el damnificado por el presunto fraude atribuido a Ferrando. Curiosamente, y a pesar de las evidencias, el superior en cuestión negó ante el juez instructor haber mantenido relación alguna con el ayuntamiento toledano, pero admitió al mismo tiempo que la dirección de correo electrónico desde las que se especificaban asuntos relacionados con las pólizas investigadas era la suya. Así consta en su declaración de 13 de octubre del pasado año. El juez que instruye el caso ha decidido imputar en la causa al antiguo superior
de Nico Ferrando.
Otro éxito, sin duda, del equipo legal que decidió interponer una querella criminal contra la persona de desveló y denunció las irregularidades. Como manifestara la jueza citada más arriba, todo parece indicar que lo que realmente perseguían los letrados era crear un elemento probatorio que pudiera devenir una sentencia de despido procedente contra Nico Ferrando, y difuminar así las graves acusaciones sobre el acoso homofóbico sufrido por el ex agente de SantaLucía Seguros.
Otro éxito, sin duda, del equipo legal que decidió interponer una querella criminal contra la persona de desveló y denunció las irregularidades. Como manifestara la jueza citada más arriba, todo parece indicar que lo que realmente perseguían los letrados era crear un elemento probatorio que pudiera devenir una sentencia de despido procedente contra Nico Ferrando, y difuminar así las graves acusaciones sobre el acoso homofóbico sufrido por el ex agente de SantaLucía Seguros.
Pero esto también podría ser el resultado de una torpe estrategia,
y sigo expresando lo que no pasa de ser una mera opinión personal sobre los
datos y hechos de los que voy teniendo conocimiento. Cuando el pasado viernes
por fin parecía que ya iba a celebrarse el juicio, el magistrado que debe
juzgar si el despido de Nico es procedente, como pretende la agencia de
SantaLucía Seguros, mostró una enorme sorpresa y contrariedad al descubrir la
existencia de un proceso penal cuyo resultado es ineludible para fallar a favor
de la agencia y contra Nico Ferrando, o viceversa. Lo dice la ley para casos como este, en el que hay una acusación de falsedad en documento público contra el joven agente sobre la que se habría sustentado su despido. Como el propio juez de lo Social aseguró en la sala, no podrá fallar hasta que exista
una sentencia que establezca probados y sentenciados dichos delitos, lo
que supondría de facto la procedencia del despido, o la inocencia del trabajador
acusado, lo que supondría, por sí misma, su improcedencia o nulidad. Lo que
parece que más perplejidad pudo provocar en el juez de lo Social fue que toda
la información al respecto de la causa penal abierta contra Ferrando por la
agencia de SantaLucía Seguros es aportada por él mismo -que defiende que
se trata de una mera argucia legal para sostener los motivos del despido- y no por
los propios denunciantes, como cabe pensar que sería lo más razonable. Que el
juez tuviera que recordar a la numerosa batería de letrados lo que dice la Ley
al respecto supone un momento que yo consideraría bochornoso para la profesión
de la Abogacía. Que además, tuviera que reprochar a los letrados que la principal prueba que
sostendría sus argumentos ni siquiera haya sido aportada por la parte
interesada también. Como no podía ser de otra forma, el juez decidió, y ya es
la tercera vez, dejar en suspenso el juicio y esperar a que el proceso penal
haya sido sentenciado. Lo que sí dejó claro, que la procedencia, improcedencia o nulidad del despido va depender de lo juzgado en Ocaña, y que en su sala se sustanciarán los hechos relacionados con el presunto acoso homofóbico denunciado por Nicolás.
En fin un cúmulo de extravagantes actuaciones que hasta a mí, que la
leyes no son lo mío, me da que pensar. Tanto, que al salir del juzgado la
mañana del pasado viernes, no pude evitar hacer la broma y decirle a Nico: “Venga Nico, dime la verdad. A esta gente la has contratado tú”. Y es que viendo cómo está
sucediendo todo, y sigue siendo mera opinión personal, los abogados que representan
a la agencia de SantaLucía Seguros parecen ser, por momentos, los abogados de Nico Ferrando.
NOTA.- En el próximo post os cuento mi visión de este caso,
en lo referente al acoso por homofobia y xenofobia, que fue lo que me llevó a recabar
la información, documentos y testimonios que fueron la base de los artículos que
publiqué en Diario Progresista. A veces, como aseguraba el muy escolástico Guillermo
de Ockham, “la explicación más sencilla suele ser la más probable". Es la
que, sobre mis datos y mi opinión personal, expondré en esta bitácora mía. Bitácora que, por cierto, algún letrado de "la parte contratante de la primera parte" se esforzó el otro día, ni imagináis cómo (de patético), en hacerme saber pasillo arriba pasillo abajo que seguía con mucho interés. No sé si será uno de los que me amenazaron en su momento con una querella, pero oiga, a nadie le amarga ponerle cara a sus muchos seguidores. Así que, gracias, majete, cuando quieras te dedico un autografillo. ;-)