Al hilo del ‘caso Nico Ferrando’ sobre el presunto acoso
homofóbico sufrido en el seno de SantaLucía Seguros, acusaciones de ida y
vuelta sobre irregularidades en pólizas suscritas por la compañía y otras, me
encuentro con esta noticia en la web corporativa del gigante de los seguros que
me ha llamado mucho la atención.

En un momento político en el que el debate de las puertas
giratorias forma parte de las exigencias ineludibles de las llamadas fuerzas
emergentes, no puedo evitar preguntarme si este tipo de fichajes no deberían
contemplarse como ejemplo de puerta giratoria de libro. Y si el control de los
trasvases desde la Administración Pública a la empresa privada (y viceversa) solo deben estar
bajo sospecha cuando afecta a los políticos, o si
debería también contemplar los casos de altos funcionarios que dejan sus cargos
para ingresar en grandes corporaciones que han estado afectadas por su labor, o
que podrían estarlo si al cesar volvieran a su puesto.
En el caso de Nico Ferrando consta una denuncia por presuntas graves
irregularidades que él mismo presentó ante la Dirección General de Seguros hace
casi dos años, sin que se tenga conocimiento de que hayan sido investigadas, solicitada su declaración o tomado medida alguna al
respecto, aunque fuera para exonerar a la compañía. El departamento responsable de hacerlo era el que hace unas semanas
dejó vacante el ahora nuevo alto directivo de SantaLucía Seguros.
Lo mismo que podría caber alguna duda si el fichado por el
gigante de los seguros hubiese sido un ex alto cargo político, creo que es
necesario mirar con lupa también este tipo de nombramientos. Igual no es tan rentable para
los podemos de turno, pero seguro que sí lo es para todos aquellos que tienen
pendientes resoluciones que afectan a sus reclamaciones.