Publicado en IrisPress Magazine
La decisión de Ana Pastor (es decir, de Mariano
Rajoy al alimón con Pablo Iglesias) de situar el debate y votación de la Moción
de Censura encabezada por Pablo Iglesias y el batiburrillo de siglas que
conforman Podemos el 13 de junio, es decir, tres días antes de que comience el 39
Congreso Federal del PSOE, es un torpedo nada disimulado a la línea de
flotación del programa con el que Pedro Sánchez se ha hecho, de nuevo, con la
Secretaría General del Partido.
Pedro Sánchez, Secretario General electo del PSOE |
Acabar con la Presidencia de Mariano Rajoy
cuanto antes es el objetivo que Pedro Sánchez ha prometido a las enfurecidas
bases que hicieron del no es no la
nueva bandera del socialismo español. Escuchar a la militancia socialista y
someter a referéndum las grandes decisiones del PSOE es, en suma, la gran baza
con la que ha recuperado la silla que perdió en octubre del pasado año.
El problema de Sánchez es que reclamar de la
Gestora una consulta de urgencia a las bases, trae aparejado el riesgo
de que la militancia del PSOE, en coherencia con su voto al resucitado líder
socialista, exprese un apoyo explícito a echar a Rajoy de La Moncloa. Ergo,
votar sí a la Moción de Censura. Si Pedro Sánchez decide por su cuenta y riesgo,
sin consultar a las bases, habrá faltado -sin haberse celebrado aún el 39 Congreso- a su principal promesa: someter a la militancia socialista las grandes
decisiones de Estado. De igual forma, habrá incumplido su propio planteamiento sobre
la necesidad de converger en alianza con Podemos para aprovechar cualquier resquicio
que permita apartar al corrupto Partido Popular del Gobierno.
XII Legislatura |
Si apoya la moción, y el PNV se pone de lado
con una oportuna ausencia de sus diputados durante la votación en el Pleno del
Congreso (no sería la primera vez), Sánchez habrá cumplido. Pero también habrá
investido a Pablo Iglesias Presidente del Gobierno a solo tres días de recuperar
su despacho en la planta noble de Ferraz 70.
Si no apoya la Moción de Censura y los votos
del PSOE (no o abstención ¿les suena?) salvan a Mariano Rajoy, Pedro Sánchez se habrá auto infligido una
enmienda a la totalidad a su propio discurso. Se habrá situado donde estuvieron
los diputados socialistas hoy condenados por la abstención. Toda su campaña
para la reconquista se habrá basado en una mentira.
En el caso de que el PNV, como previsiblemente
cabe deducir, sea quien impida el acceso de Pablo Iglesias a La Moncloa -a pesar
de haber contado con el apoyo del PSOE- Pedro habrá cumplido su promesa a las
bases, pero el líder morado habrá usurpado al PSOE el liderazgo de la Oposición
ante la opinión pública sin que el PSOE haya siquiera levantado el telón de su Congreso
Federal.
Con los Presupuestos Generales aprobados por la
Cámara, el nuevo escenario parlamentario y el desafío soberanista en hora punta ("golpe de Estado" en Cataluña, según el Gobierno), la respuesta es la
convocatoria de elecciones en pleno verano. Es el regreso de la troika fantasma
que atenaza a la izquierda: la mayoría absoluta de la derecha, el sorpasso y más resultados históricos. Todo ello en los primeros 100 cien días del
nuevo PSOE de Pedro Sánchez. El día de la marmota. La pinza PP-Podemos habrá
situado al PSOE, otra vez, en el 1 de
Octubre de 2016. Se pondrán a prueba "la coherencia" y "la palabra dada".
La única esperanza de Sánchez ante el
endiablado escenario que Rajoy e Iglesias han diseñado para la víspera del 39
Congreso, pasa por que sea la Gestora, aún al puente de mando del PSOE, quien
impida a la militancia pronunciarse sobre el voto socialista en la Carrera de
San Jerónimo. Pero desde Ferraz ya han hecho saber al Secretario General electo
que debe ser él quien marque el ritmo del PSOE. Pedro Sánchez no puede eludir
un pronunciamiento claro y acorde con el discurso que ha venido defendiendo.
El liderazgo no se ejerce, se gana. ¿No es no, o
sí es sí? Es la hora de Pedro Sánchez.